sábado, 30 de mayo de 2015

EN HONOR DE RUBÉN



En honor de Rubén
30-05-2015

Otro mes a punto de acabar y sin haber escrito nada, mes dedicado a la meditación, dedicando cada día hora y media a estar ante Él, sin más, nada de peticiones ni de proyectos, es su tiempo mi aptitud es de estar simplemente.

La atención a mi mujer es cada día más intensa, su estado se está deteriorando y he de dedicar gran parte del día a suplir sus tareas, especialmente lo relacionado con ir al mercado y comprar todo lo necesario más, hacer la comida, la limpieza la hace una mujer a través de las ayudas de atención a domicilio por la ley de dependencias.

Mi estado de salud es estable, además de los achaques de mi edad (colesterol, próstata, artrosis en rodillas y cervicales que me producen vértigo; tendinitis en el hombro y brazo derecho, cólicos nefríticos en ambos riñones y un etc., etc. ahora hay que añadir una tromboflebitis crónica, "como no cabíamos en casa, parió la abuela") Todo es crónico y aceptable menos los cólicos nefríticos que son dolores tremendos, estos son mis queridos compañeros de viajes que me han de acompañar hasta que desencarne entonces llegará para mi cuerpo la paz, mi paz, porque, mi alma ya goza de algunas de las bondades de Nuestro Señor.

El poco tiempo libre que dispongo lo estoy dedicando a hacer unos comentarios sobre los mensajes del Apocalipsis. Trato de hacerlo breves pero claro, no apto para tecnócratas sino para las gentes sencillas, así es la verdad: “ clara y simple”. Cuando estén terminadas todas las anotaciones las pondré en este blog, este trabajo que estoy haciendo no es ni pretende ser la luz que todo aclara, sino una conclusión personal sin más.

Antes de ayer, todo el pueblo estuvo bajo un chok, por la mañana se celebro el sepelio de un niño de once años como consecuencia de un cáncer. Gran dolor se respiraba en todo el ambiente, lágrimas y sollozos de todos los presentes, asistieron todos los niños de su grupo escolar, fue tremendo ver desfilar y dejar una flor sobre su ataúd a cada uno de sus compañeros/as de clase, si ahora al escribir tengo el corazón encogido, cuanto mas lo estábamos en aquel momento.

Que contrasentido, pensaba yo para mi mismo: Grandísimo duelo por la pérdida de un ser tan joven, gran pena es, pero en el paraíso o gloria de Dios, cuan grande ha de ser la alegría de recibir a un santo ángel más, que engrandece al Señor.