martes, 30 de junio de 2015

ES TIEMPO DE PISAR EN TUS HUELLAS




Es tiempo de pisar en tus huellas
30-06-2015

A  pesar de todo, Señor, sigo intentando seguir tus huellas; han pasado casi siete meses y aparentemente todo sigue igual, he de anotar estas incidencias porque parece que no he hecho nada, pero tampoco intento justificar el silencio de estos meses, silencio externo aparente al no quedar plasmada las cosas cotidianas en este blog.

Todo ha sido como siempre, tiempo cargado de contratiempos; tiempo que sirven para: ¿afianzar las amarras de la fe?, tiempo que deja huellas en el alma para, ¿madurar?, ¿purificar?, ¿te hace ser mas sensible? o, ¿impermeabiliza tu ser de todo aquello que te pueda herir?. Creo que de todo un poco, lo cierto es que no fue tiempo perdido.

  Caminar solo hacia ti como hice un tiempo fue bueno, pero es dura la soledad en el caminar hacia la meta, es una lucha titánica porque no solo es el caminar sino que, ahora veo que es más fácil hacerlo junto a Ti, porque, ya no lucho contra las sombras de una soledad que ahoga, ahora camino bajo tu sombra que alivia y fortifica.

Tú eres la luz que hace que mis ojos vean y, que mi corazón sienta que, por donde voy pisando, mis pies se asientan en tus huellas que me conducen a una meta segura, gracias por esta luz que cada día me hace ver que tu rostro es mas divino y mas humano, no dejes que me distraiga y pierda el rumbo de tu amor.

Haz que vea y comprenda en la magnitud posible la grandeza de tu redención, de ver a mi Dios que se encarno y se hizo humano, vivió y sufrió como nosotros, que me convirtió en su hijo y hermano, que caminó por donde ahora yo camino, y que venció a la muerte, primero muriendo así mismo venció a la muerte dando vida eterna a nuestro espíritu.


Igualmente, haznos entender la inmortalidad de nuestro espíritu y la unidad desde la diversidad dentro de ese todo que eres Tú, aquí hay un gran misterio de amor, quiero amar como Tú nos ama, y ser uno contigo en ese amor que todo lo envuelve, en ese amor que unifica sin dejar de ser diverso, pero siendo uno en tu seno. Solo tu luz despeja las sombras de nuestra inconsciencia.


miércoles, 24 de junio de 2015

SIEMPRE APRENDIENDO



Siempre aprendiendo
23-06-2015

Siempre aprendiendo, por mucho que me esfuerce nunca es bastante para estar lo suficientemente despierto para perfilar las aristas de las pequeñas acciones que acometemos días tras días. “El que es fiel en lo poco, lo es en lo mucho”, Lucas 16:10 "El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto”.

A estas alturas de mi vida he llegado a la conclusión de que no puedo hacer otra cosa que tratar de limar las asperezas para perfeccionar las pequeñas cosas o acciones en la convivencia de cada día, esta es la conclusión a la cual he llegado después de muchos intentos y fracasos en proyectos que quedaron como en “aguas de borrajas”.

Nos creemos estables, fuertes, poderosos y sabios, pero no es así. Los hombre somos igual que un soplo de viento; ¿Qué puede haber más volátil o etéreo que un soplo de viento?, con esto se desinfla el globo de nuestra auto-importancia o ¿Qué puede haber más huidizo que una sombra voladora? Y a pesar de todo ¿qué es el hombre para que te fijes en él?, ¡Señor!, ¿Qué son los hijos de Adán para que pienses en ellos?.

Somos como soplos de vida, así es nuestra existencia, nuestros días son como sombras que no dejan rastros de nuestras vidas, si medimos nuestro existir en tiempo y lo comparamos con la existencia del universo, nada somos, ni un simple reflejo, eso sí, somos una sombra en el tiempo que simplemente pasó y al final de nuestros días se refleja en nuestra mente como un sueño que pierde firmezas cuando la observamos desde la madurez.  

Para el ser humano todo empezó cuando el Creador dio el ánima o alma en forma de soplo de vida al homínido, ahí comenzó todo, con la fusión de la materia con el espíritu del Padre y nos hizo a su imagen y semejanza, fundiendo en una unidad lo temporal con lo intemporal así nació la raza humana, convirtiendo al homínido animal irracional en un nuevo animal dotado de raciocinio y voluntad propia con la libertad de ser responsables de su destino mientras se mantengan unidos la materia y el espíritu.

Cuando el espíritu abandona al cuerpo (materia) este, deja de vivir y el verdadero ser regresa al lugar de su procedencia, lúcido y transparente para formar parte de la unidad desde la diversidad, porque somos parte de Dios pero, no somos Dios.