domingo, 22 de noviembre de 2020

DENTRO DE NOSOTROS ESTÁN AMBAS COSAS



Porque, dentro de nosotros están ambas cosas 

En la fiesta de Cristo Rey 

22-11-2020 

 Actualidad: 

    Año bisiesto para toda la humanidad, la pandemia del Covid 19 a todos nos afectan de mayor o menor grado, todos somos testigos del desastre que nos envuelve, enfermedades, complicaciones, muertes, aumento de la pobreza y del hambre, y, si faltaba algo nos ha tocado lo peor que nos puede suceder: políticos miserables y embusteros, que solo piensan en ellos, abusando del poder que les dio las urnas, son rabiosamente unos miserables, no se salvan ninguno. Unos están destruyendo todo lo conseguido y los otros solo cacarean como gallinas asustadas, así que todos son inmerecedores del puesto que ocupan, es urgente y necesario la renovación total de ambas Cámaras por gente honrada y sabía, los que ahora nos gobiernan deben de ir todos al circo, no como artistas, sino como peones de carga y descarga. 

    Año bisiesto, peor imposible en todos los sentidos, no soy agorero pero, todo mal importante acaecido en mi entorno familiar coincidieron en años como el presente, muerte de mi madre, enfermedades gravísimas de dos de mis hijas, así como de familiares muy allegados etc. etc., dejaron malos recuerdos pero, también he de decir que me marcaron muy positivamente a nivel espiritual fortaleciendo mi fe en Jesucristo y en mi gran devoción al Espíritu Santo, por supuesto, que ambos están y son parte de la Trinidad de un único Dios Supremo que se manifiesta a través del Verbo y en la acción silenciosa de su Espíritu. 


 Final del año litúrgico, breve resumen: 

    El 2020 ha sido para mi a nivel espiritual un año con subidas y bajadas, repleto de estadios con contrastes claros y oscuros. Es una vergüenza el trato que nos está dando la Sanidad en este país, solo atienden a los enfermos del Covid 19, al resto de enfermo ni se les escucha, respecto a mi situación personal, me está afectando en cuanto a la suspensión en dos veces de operación de próstata, y por la imposibilidad de un facultativo del SAS a incluirme en lista de espera para operar de cataratas a pesar de mi escasa visibilidad, por ello, ante la necesidad de ver bien he tenido que ir a una clínica privada en Córdoba y soportar un gran coste para operarme del ojo izquierdo, y en enero me operarán el ojo derecho, así que, esta ha sido una de las causas que han alterado mi diario quehacer, espero que para enero este desastre se aclare poco a poco para que todos podamos vivir algo más desahogados. 

 

Dentro de nosotros están ambas cosas.

    Lo comentado anteriormente es un resumen de mi visión personal de como lo he vivido hasta este momento. Ahora comentaré a grandes rasgo como quiero iniciar este nuevo año que comienzo como todos los años pasados. Como es sabido, el año litúrgico comienza con el Adviento, como fruta que se desgrana para poder saborearla sí he de recopilar los granos percibidos al desgranar poco a poco los frutos que se desprenden de la meditación sobre las lecturas evangélicas. Me llama mucho la atención que se hace desde la iglesia la insistencia de orar a Dios que está en los cielo o en el sagrario, creo que se le olvida o mi torpeza es tan grande que estos dos llamados de la iglesia lo reconozco pero, creo no estar equivocado ya que para mi no existe un lugar más sagrado para orar, buscar y regocijarnos en Dios nuestro Señor que, ahondar con todo nuestro ser en lo más profundo de nuestros corazones o sentimientos de nuestra alma. Para mi entender, trato de buscarlo prioritariamente dentro de mi ser, Él está dentro de cada uno de nosotros, está esperando a que llamemos en la puerta de nuestros corazones o sentimiento, El Verbo (Jesucristo) estás esperando nuestra llamada, “llamad y se os abrirá” Mateo 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Nuestras peticiones serán atendidas si se hacen en espíritu y verdad. Cuando la puerta se abra le veremos en el espejo de nuestros corazones o en las personas que nos rodean, será entonces y solo entonces cuando nos demos cuenta de que “Dios está en nosotros y nosotros en Él”. “El reino de Dios está dentro de vosotros (Lucas 17, 20-25)”. Y en Juan 14:20 “En ese día conocerán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes en Mí y Yo en ustedes"

    Amemos a Dios en nuestro corazón como lo que Es, cuando le sintamos dentro de nosotros, también le veremos dentro de nuestro semejantes y le amaremos tanto como a nosotros mismos, así cumpliremos su voluntad, y comprenderemos que a Dios no le amamos por mucho golpes de pecho que nos demos o porque que digamos incesantemente “Dios mío, te amo“, para ello hemos de amar 1º: a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser, y 2º, hemos de amarnos los unos a los otros como él nos ama. Por tanto, creo que es absolutamente imprescindible orientar nuestra atención en buscar primero dentro de nosotros mismo, es en ese lugar donde encontraremos a Dios, será entonces cuando el reino de Dios vendrá a nosotros, porque dentro de nosotros están ambas cosas.