viernes, 25 de febrero de 2022

COMO UN PEREGRINO




Como un peregrino 

25-02-2026 

 

En mi escrito de final de enero, terminaba así: 

 

Nada está perdido ni ganado, todo está sobre el tablero donde se juega lo más grande de este universo, "aceptar la voluntad del Señor, sean cuales sean los inconvenientes del caminar por esta vida, aceptando libremente todo cuanto se nos pida para su mayor gloria."  

 

En ocasiones me siento como si el tiempo se detuviese, entonces, me paro y medito, hago un análisis sobre los días transcurridos, cayendo en la cuenta de que mis decaimientos anímicos son causados siempre que me relajo, aunque sean unos instantes, esto ocurre por un exceso de confianza en sí mismo; pero, el enemigo interior está siempre y en todo momento alerta, este aprovecha cada milésima de segundo para colarse y distraer al peregrino para que se salga del sendero, el caminante al percibir su desliz, reacciona y a pesar del cansancio lo conduce a reactivar todas sus energías y proseguir el camino, de lo contrario se hunde en sus miserias.   

 

Como un cruzado he de luchar para rectificar esta forma de proceder, supongo que, conociendo mis defectos y virtudes, antes de pedir auxilio, he de reconocer las causas posibles de mis entradas y salidas del sendero. No es bueno confiar demasiado en uno mismo ya que, la relajación no es buena compañía para alcanzar la meta. 

 

Hace unos días, oteando por internet topé con una película cristiana preciosa y además, en dibujos animados, su título es “El progreso del peregrino”, es muy interesante y aclaratoria, mas, ayuda a comprender que el resultado depende de la aptitud del peregrino. 

 

Siempre que se pide ayuda la tenemos, esta se da en diferentes formas, las cuales hemos de captar y adoptar para proseguir caminando y superar todas las dificultades que contrae el peregrino para poder alcanzar la meta. 

 

Dios responde siempre a nuestras peticiones cuando son hechas desde el sentimiento veraz, este nace de lo más profundo de nuestra confianza y amor hacia Él. Siempre nos guía y nos refuerza en todos los momentos de nuestras debilidades, elevando y confortando al peregrino en todos los instantes de mayor dificultad. Él es el tónico reconstituyente que nos saca de las situaciones de mayor dificultad. Con su ayuda haremos proezas, porque Él nos conducirá salvos y sanos hasta el final.