martes, 22 de octubre de 2019

A IMAGEN Y SEMEJANZA



A Imagen y semejanza.
22-10-2019


Así nos creó Dios

El Espíritu de Dios es la acción callada o silenciosa que intervino en la creación y, continuará interviniendo en la evolución del universo por los siglos de los siglos, en todos y en cada uno de los movimientos que tienen y tengan lugar en este nuestro universo.

Estos movimientos o transformaciones evolutivas emanan de la Fuente de todas las energías. Según Wikipedia, el término energía (del griego ἐνέργεια energía, «actividad», «operación»; de ἐνεργóς energós, «fuerza de acción» o «fuerza de trabajo») tiene diversas acepciones o definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, surgir, transformar o poner en movimiento.
El estudio de la energía es amplísimo, por su naturaleza abarca una infinidad de manifestación, forma, potencialidad etc. etc., por su diversidad en cuanto que está en todo. Dios es la Fuente de toda energía universal.

Desde mi óptica, se puede decir que: Dios es la Fuente de energía infinita e inagotable, de la cual emanan todas las energías con magnitudes y características inimaginables para nuestra comprensión mental. Estas características son incontables, sutiles y poderosísimas, conocemos algunas, pero, la mayor parte son desconocidas por el hombre, el cual es también un ente energético tanto a nivel material (cuerpo) como espiritualmente, ya que, necesita de esa fuerza de acción para realizar el desarrollo de su cuerpo o el trabajo y desplazamientos durante toda su existencia. Todo es energía como lo es la oración, la emoción, el pensamiento y todas aquellas tareas que requieren usar el sentido de la razón, pero según Einstein la energía más poderosa e infinita es el amor.

Cuando digo que el hombre está hecho de cuerpo y alma, en ningún caso quiero decir que existe un dualismo, es esta conjunción la que nos hace ser diferente a todos los demás seres creados, ya que, somos una unidad intrínseca e indivisible. Somos seres únicos a imagen y semejanza de nuestro Creador, en las sagradas escrituras existe muchísimas citas sobre este hecho que inserto a continuación:

Así nos creo Dios, en el salmo 139:15-16 el salmista dice:
15Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos.
16Cuando, en lo oculto, me iba formando,y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones,se escribían todas en tu libro;calculados estaban mis díasantes que llegase el primero.
“En Hebreos 10:5-7. Mas me preparaste un cuerpo … oh, Dios, para hacer tu voluntad.
5Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
Entonces dije: He aquí que vengo, oh, Dios, para hacer tu voluntad.
Para mí, cuando decimos que Dios creó al hombre en este mundo material, (como alfarero, tomó barro y modeló al hombre dándole el espíritu de vida con un soplo en sus fauces) dio así vida y espíritu al nuevo ser.

En Génesis 2:7 dice:
Y Dios el Señor, formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.

Y en Génesis 1:26-28 dice:
26Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
27Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
28Y bendijolos Dios, y dijoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»"

 Aunque somos hombres, hechos de materia y energía densa, no somos nada sin el hálito de vida el cual, fundido con el cuerpo humano, este, toma vida mientras ese soplo viviente forma esa unidad con el cuerpo, y, una vez acabado el ciclo vital, el soplo (espíritu) divino retorna impregnado de vivencias a su lugar de procedencia.