viernes, 29 de junio de 2018

MARÍA, CORAZON DEL MISTERIO



María, corazón del misterio
29-06-2018



Real Academia Española. Diccionario Usual.

AMOR - Género masculino. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. ...Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

Si la pregunta se hace directamente a la Web, dice:
amor
nombre masculino.
1.     1. Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno.
"el amor al prójimo; abrazó al bebé con gran amor; nunca ocultó su amor a la patria; el amor de la gloria lo llevó hasta el heroísmo".

2.     2. Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.
"amor platónico; me gustan las canciones de amor; no puedo expresar con palabras el amor que siento por ti; le escribió una carta de amor".

Pero, existen otras muchas definiciones para catalogar otros tipos de “amor”. El verdadero amor transciende todo amor etiquetado con adjetivos calificativos, el amor en mayúscula, solo es AMOR, es el amor a lo divino, es el amor divino por el cual fueron creadas todas las cosas. Dios es AMOR, amar y ser amado por y con amor divino o espiritual es un amor que no se puede explicar, es un amor que hay que vivirlo, este tipo de amor te hace transcender de todo lo cotidiano. Es un amor que te llena de alegría y de energías inmensas.

Después de releer mis escritos, he llagado a la conclusión de que casi no hablo de María y si bastante de su amado hijo Jesús, pero si mucho más del Dios Padre de toda creación y también padre nuestro; este silencio u omisión, no es tal ya que, como Jesús Es y Está en el Padre, a semejanza María esta unida y es inseparable de su Hijo. Cuando hablo de Cristo, pienso  como la primitiva iglesia, porque María está en el corazón del misterio: La Encarnación de Dios.


Maternidad divina:

1.    Por la garantía de que Cristo es realmente humano (“nacido de mujer”), Gal 4,4 Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, condición esencial para que no haya lugar a dudas de su humanidad.

2. La mayor y única garantía de la divinidad de Cristo, es que fuese “engendrado y nacido de una Virgen, cuya gestación fue fruto de la acción del Espíritu Santo” ya que el niño que nació de ella no es hijo de la carne y de la sangre (San Clemente),  Y en Lc. I, 35 El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios”.

3. En “2 Samuel 7, 12-14 la profecía de Natán”, el Mesías será descendiente de David”. Para los primeros Padres de la Iglesia María, a través de su desposorio con José, que es descendiente de David, asegura la descendencia legal de Cristo, (Mt, 21, 9 Y la gente que iba delante y detrás gritaba: “¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Y el versículo “15 Pero los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el templo “¡Hosanna al hijo de David!”, se indignaron); María es garantía de que Jesús es el Mesías, San Justino dice que “también por parte de su Madre María, Jesús es descendiente de David”, pues María es de la tribu de David.

La maternidad de María. “Emmanuel… Dios con nosotros”. Para Mateo no hay duda que el que ha de nacer de María, es de naturaleza divina, es un ser único, es verdaderamente Dios. Cuando Mateo escribe su evangelio ya él vio a Cristo resucitado, ya él sabe que el Emmanuel es Dios y así lo escribe en su Evangelio. Luego María es la madre de Dios.

Los fundamentos bíblicos del título de Madre de Dios los encontramos en los textos del Nuevo Testamento que afirman conjuntamente la maternidad de María y la divinidad del Hijo que en ella toma carne:

1). La divinidad de Cristo en Gálatas. Pablo en su carta a los Gálatas (Gal 4, 4-6) escribe: “ 4Mas cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, 5para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial”. En el texto de Pablo aparece la divinidad de Cristo. Dios Padre envía (da, manda) a su Hijo. Esto implica que el Hijo, enviado por Dios es preexistente como “Hijo del Padre” (estaba con el Padre antes que lo enviara). El Hijo de Dios no comienza a existir con la encarnación en sentido absoluto; es un comienzo relativo. Existía desde siempre junto al Padre y pasa a otra forma de existencia tomando carne en el seno de María Virgen. Jesús de Nazaret no es sólo un hombre especialmente querido por Dios, como hijo predilecto: es Dios verdaderamente y propiamente. Por Él, nosotros nos podemos convertir en hijos de Dios, podemos invocar a Dios llamándolo Padre.

2). En el texto de Pablo aparece la maternidad de María. Para venir a este mundo, escogió Dios una mujer, la mediación de una mujer, quiso tener una madre como todos nosotros. El será el Hijo de Dios y también el hijo de María. La veracidad de la encarnación está garantizada por la expresión “nacido de mujer”.

Los textos de Lucas donde se muestra la divinidad de Jesús se suceden en el relato de la anunciación. I, 28El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo. .... 31Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande → (el adjetivo “grande, se reserva sólo para Dios en el Antiguo Testamento), se llamará “Hijo del Altísimo”, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;” → (de por sí indica la filiación divina. “Santo e Hijo de Dios”) → como consecuencia de la acción del Espíritu Santo en el seno de la Virgen.
En el capítulo I de Lucas, María es saludada como madre del Hijo de Dios. I, 41....Se llenó Isabel de Espíritu Santo 42y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”....

Relato de la genealogía de Jesús
En Mt 1, 1-17 se relata la genealogía del pueblo de Israel hasta el nacimiento del Mesías, el v. 15 dice: Eliud engendro a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendro a Jacob; 16Jacob engendró a José, el esposo de María de la cual nació Jesús, Llamado Cristo. 17Así, las generaciones desde Abraham a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

Anuncio a José, Mt I, 18-21
18La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
19José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
20Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
21Dará a luz un hijo y tú le pondrá por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
22Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
23Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros”
 24Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
25Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús”.
En Mt, 21, 9 se dice: 9Y la gente que iba delante y detrás gritaba: “¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”

Hemos visto cómo en este texto aparecen frases que denotan el carácter divino del niño concebido por María: “porque él salvará a su pueblo” (v 2). La expresión su pueblo es muy fuerte. En el Antiguo Testamento se refiere únicamente a Dios que había escogido a Israel como “su pueblo”. El Nuevo Testamento hereda el lenguaje del Antiguo y al aplicarlo a Jesús lo trata como a Dios, pero que se adquiere un pueblo nuevo. En los tiempos nuevos que Cristo inaugura la expresión “su pueblo” significa que el pueblo pertenece al Padre y a Cristo. Luego Cristo es Dios como el Padre. También estas palabras son una profesión indirecta de la divinidad de Cristo. En una ocasión en que Cristo dijo al paralítico: “tus pecados te son perdonados”, algunos escribas empezaron a decir: “Este blasfema, ¿quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”. Así pensaban todos los hebreos y Mateo afirma que Jesús “salvará a su pueblo de sus pecados”.

Hasta cuando yo hablo de la Santísima Trinidad, María de alguna forma está presente en mi ser, ya que, gestó en su seno el cuerpo humano de Dios, ella fue la elegida y con su “si” dio una nueva dimensión a la Divinidad, al SER, al que ES.
Como diría en uno de sus escritos la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia:
¡Qué concierto de harmonías es la humanidad de mi Cristo!, lira finísima donde el mismo Verbo de la Vida toca su armonía para manifestarse en palabra a los hombres.
¡Qué concierto de perfecciones...! Toda la creación contenida en Cristo; todas las perfecciones creadas, recopiladas en el Verbo Encarnado; «¡Oh, el momento de la Encarnación...!
¡Veo al Hombre siendo Dios y a Dios siendo Hombre...! ¡Y no lo puedo explicar...!


jueves, 21 de junio de 2018

VENGA A NOSOTROS TU REINO


Venga a nosotros Tu Reino
2018-06-21

21 de Junio, primer día de verano, se festeja a san Luis, es el día con más horas de sol, etc., etc. En este año, la primavera no ha existido prácticamente, hasta hace solo ocho o nueve días no ha dejado de llover después de un larguísimo y lluvioso invierno.
En este primer semestre todos los cuerpos y las mentes, han estado alterados como lo ha sido la climatología desde mediado enero. Como casi todo ser viviente en mayor o menor grado la naturaleza nos ha sometido a un cambio inusual, (“parece ser realidad lo del cambio climático”), pero, la inercia de la evolución nos hace adaptarnos al acople con las circunstancias de la vida.

En mi caso, también en estos días, espíritu y cuerpo se van adaptando al devenir de los nuevos tiempos. Nuestra naturaleza va entrando en unos estadíos que dificultan la movilidad, el aguante o resistencia a esfuerzos físico y psíquico. En la meditación mística se requiere estar libre de dolémias, y una mente clara y estable, estas cualidades son cada vez más difícil de mantener con la longevidad, por el contrario esto obliga a adaptarse a nuevas formas o nuevos métodos. Se requiere una evolución o nuevos métodos acordes con los años.

Hemos de dar gracias constantemente en todo momento y lugar, desde nuestra incorporación al levantarnos por las mañanas, hasta el momento de reincorporarnos en la cama para dormir. Haciendo durante el día una vida lo más normal posible pero, con una mente consciente y despierta para alcanzar la unión con Dios. Mt. 6,10  “Venga a nosotros Tu Reino”. Para ello hemos de:

Tratar de ver el espíritu de Dios en todo cuanto nos rodea, dando así una presencia de Dios mas consciente y real a todos nuestros actos de cada día.

Reteniendo en cada uno de nosotros esta aptitud lo más permanentemente posible, nuestro amor a Dios se irá incrementando en el amor a todos nuestros hermanos, de esta forma viviremos en una comunión de amor universal.

Todo ha de hacerse con una actitud consciente y lo más cómoda posible, evitando así posturas o circunstancias incómodas que puedan ser un inconveniente para mantenernos relajados y atentos en cada momento, es el “aquí y ahora” consciente el que nos hará dar mayor y mejores frutos, en Mt 7,15-20: 20 Jesús nos dice: “Es decir, que por sus frutos los conoceréis”.