martes, 25 de octubre de 2022

BREVES SALIDAS

     Revisando mis escritos más antiguos, al releerlos me ha llamado la atención este que a continuación transcribo íntegro por su contenido, creo que cuando lo escribí no era lo suficientemente consciente de su contenido, con el cual, hoy estoy completamente de acuerdo, aunque lo hubiese escrito con otros términos, pero, me da a entender que por entonces la semilla estaba sembrada.  25-10-2022



BREVES SALIDAS

23-04-1984


Un día, visité a mi amigo Roger para recoger unos L.P., la sorpresa fue enorme cuando vi su habita particular, todo su mundo íntimo estaba en aquella habitación, paredes pintadas de un gris claro, adornada con grandes fotos de cantantes y ases del motociclismo cabalgando en preciosas motos que parecían volar; una cama de estilo castellano de muy buen gusto, con una cruz presidiendo la cabecera, un armario empotrado de igual estilo que un pequeño mueble escaparate que contenía, libros, discos, etc. ..., en este mueble además de un tocadiscos, amplificador, casete y dos columnas, tenía muchos y muy variados objetos, unos fabricados por el  hombre y otros extraídos de la naturaleza, pero al estar observando toda aquella exposición que parecía un puesto del “rastro”.

Quedé absorto ante un objeto del cual dudé al principio si era real o simulado, tenía puesta unas gafas, un cigarrillo en la boca y una vela casi gastada sobre el casco de aquel cráneo humano; él, al ver la expresión de mi rostro comenzó a reír de una forma burlesca y despreocupada. ¡No es para tanto José Mª, cógela y obsérvala bien!, está muy bien lavada y desinfectada, fue lo primero que hice cuando la cogí del ce­menterio viejo; y prosiguió: Fíjate es de una vieja y la calavera se conserva en perfecto estado; ante mi indecisión le quitó el cigarro, las gafas y la vela, al elevarla con sus manos, la mandíbula inferior quedó sobre el mueble, entonces me di cuenta que no tenía ni un solo diente, su constitución era de huesos suaves y delicados, dentro de lo horri­ble y espeluznante que es ver un cráneo humano y más si es por prime­ra vez. 

Repuesto de la sorpresa la cogí entre mis manos, las pupilas se me abrieron al máximo para captar hasta el más pequeño detalle, los huecos de los ojos no eran muy profundos pero si se veía muy bien los pequeños orificios por los que pasaron los nervios ópticos y auditivos al cerebro; el hueco de la nariz tenía una, cavidad llena de finas láminas óseas y se comunicaba por la parte posterior del cielo de la boca por donde está la campanilla con la garganta; los pómulos eran suaves, tuvo que ser una mujer bella, en su tiempo; varios huecos constituían el casco con unas uniones perfectas; di la vuelta a la calavera y observe en su base un hueco casi circular de unos tres centímetros de diámetro que conducía a un gran espacio que en su día poseyó la mas perfecta pieza del cuerpo humano, “el cerebro”. Un aluvión de preguntas cayó sobre mí dejándome casi sin sentidos. 

¿Qué era lo que tenía entre mis manos? ¿Dónde estaban las decenas de años vividas por aquel ser? ¿Dónde estaban los gozos y los  sufrimientos de aquella mujer? ¿Cuántas impresiones visuales y auditivas habían penetrado por aquellos pequeños agujeros?, ¿Dónde estaban todas las vivencias y sentimientos que se cobijaron en aquel hueco? ¿Dónde la memoria y el  sentimiento? ¿Dónde estaban todo lo archivado en aquella masa encefálica que un día lo llenaba? ¿Y esto es el hombre? ¿Después de tantas luchas en esto queda todo? ¿No es como la corteza de un árbol? Estas y miles de interrogantes más pasaron por mi mente en un corto espacio de tiempo de muy pocos segundos.

Quedé rígido como una estatua de mármol, salí de la habitación fuer­temente impresionado, "me voy Roger", se me hace tarde, adiós hasta otro día, ya te devolveré los discos.

 No sé, si él se dio cuenta de cómo me había afectado aquella calavera, porque para él, solo es un simple objeto decorativo por muy atípico que parezca.

Varios dial anduve bajo el choc de aquella impresión, una gran confu­sión me invadió, ahora después de dos años sigo sigo igual, no sé cómo podré expresar sobre este papel lo que siento cuando me concentro sobre mi mente tratando de visualizar mi cerebro por dentro; a veces siento una extraña sensación, parece como si mi Ser se independizara de la parte sensitiva o animal; independizar no es correcto, pero no encuen­tro otra expresión que se aproxime mas a no ser esta otra: En este estado, mi Ser (el inquilino) esta como el que sale de una casa donde está prisionero para escapar, pero no puede salir por la puerta de la calle, sino que, sale por la que da al patio, mi Ser está al aire libre pero sujeto a cuatro paredes que le rodean, no obstante, esta leve sensación de libertad es suficiente para saber que yo soy la casa y su habitante, soy esta maravillosa unión de lo material y lo espiritual. 

La casa tiene conciencia propia y trata de imponer su voluntad ahogando la voz y la necesidad de actuar del inquilino a través del cuerpo el verdadero amo, al que se le suele sumergir en el silencio de la inconsciencia, porque no le conviene que el amo reine.

La casa es muy egoísta y materialista por naturaleza, esta, sabe que el inquilino es noble y se le hace callar con la sordera convenida de la indiferencia.

El inquilino es Amor inmaterial, es pura existencia, la casa (el cuerpo) es pura materia, plena de sensaciones egoístas materialista. La casa sabe que sin inquilino no es posible su existencia. La casa es temporal y tiene que vivir a todo gas y que el inquilino es su eterno prisionero. ¿Cómo convencer a la casa para que siga los sabios dictados del inquilino (el Ser), renunciando al derecho de vivir a plena satisfacción de sus sentidos? La casa no sabe, ni quiere saber de renuncias, quiere vivir y gozar de sus sensaciones. ¡Pobre casa!, se aferra a sensaciones tan efímeras e ilusorias como: Creerse mejor y más fuerte que nadie, más ágil, más conquistador, más hermoso que ningún ser, más capaz de las diversas proezas, no piensa que actuando así atropella a otros que piensan igual, estos a su vez se atropellan mutuamente y aquí está la semilla del odio que engendra violencia y destrucción.

Pienso y creo que, si esta mi casa detiene su loca carrera para acallar a su inquilino silenciando sus sabios consejos de amor, poniendo en práctica los valores eternos del alma, la convivencia seria un paraíso.

Desde esta semi independencia pienso, ..... ¡Pobre alma mía atrapada en la rueda materialista del existencialismo! Lucha e impón en esta casa la ley del amor y de la cordura.

La sencillez y el amor son las galas más hermosas y duraderas con las que se pueden adornar la convivencia humana; esto da a la existencia unos valores que compensan con una satisfacción inmensa, haciéndote olvidar el dolor por las renuncias de las cosas mundanas.

Elévate alma mía, adquiere dominio sobre mi cuerpo y tráeme el conocimiento para gozar ya, desde ahora.

En este estado de conciencia, cuando el YO intimo se identifica con ese Todo, llámenles cada cual como quiera, porque es la presencia sensitiva de la Pura Existencia; el YO o alma se inflama y arde en esos mo­mento, parece como si desde los pies a la cabeza, subieran unas oleadas no sé de que, parece que te despega o que te sale de ti mismo y de la cabeza salen unas vibraciones o radiaciones de adentro hacia afuera, quedando la mente lúcida y estática, el gozo es superior a mil orgasmos juntos.

Con esa paz y lucidez miro a mi cuerpo y lo veo como algo ajeno a mí, como si mirara a mi auto; es una herramienta y nada más.

¡Qué pena Dios mío! Que poco duran estas vivencias y que terco soy, en cuanto vuelvo entrar en casa me olvido de que TU estas realmente en mí y en todos, que todo lo llenas con TU presencia, sin embargo, te vuelvo la espalda y adoro ídolos de barro en cuanto entro en mi casa aferrándome a la luz de las lámparas que ilumina su interior, olvidando por completo esa LUZ, ese SOL que todo lo llena y que nunca cesa, aquí está mi debilidad e inconstancia, aquí está mi gran pecado. ¡Hasta cuándo Señor, estaré metido en este mar de contradicciones! ¿Cuántas veces más soportarás mi infidelidad? Por muchas lágrimas que derrame en mil vidas no saldaría la deuda para con TU insistente amor. ¿Hasta cuándo antepondré la atención y satisfacción de mis sentidos a la contemplación de TU presencia?

  Quisiera Señor poder cerrar o bloquear siempre y cada vez que me concentre, en esos agujeros o ventanas por donde entran esos inquietos visitantes que perturban la paz y la armonía, y así poder ir haciendo cada vez más repetidas y amplias esas salidas al patio para oxigenar mi alma con el oxigeno del Conocimiento hasta que llegue el día que encuentre la puerta y salga a la calle para unirme a TI por toda la eternidad.