domingo, 31 de enero de 2016

HOLA, AQUÍ ESTOY


¡Hola! estoy aquí
31-01-2016

Echando una mirada hacia atrás, es la única manera de poder entender y recordad el porqué unos días antes de comenzar el adviento (19-11-2015, fecha del accidente de coche) entré en picado hacia un retroceso, bueno, digo retroceso aunque creo que lo pasado ha sido un gran frenazo de mis deseos de seguir avanzando; entre otros motivos, a causa de los dolores en el costado derecho, hasta mediado de enero, la preocupación por solucionar la compra de un nuevo vehículo, todo esto me condujo a un relajamiento general que he arrastrado hasta el día de hoy.

 Llevo varios días deseando romper con la negatividad de esta inercia que frena todo deseo de hacer y pensar en positivo; pensaba hacer un resumen unos días antes de finalizar este mes de enero, pero …. antes de anoche, una mala postura durmiendo y zag, las cervicales me han jugado otra nueva pasada, otra crisis de vértigos y… “aquí estoy” no para excusarme o justificarme de nada sino, para dejar constancia del silencio y casi inanición de estos últimos dos meses y medio.

Espero poder dejar atrás la extenuación de estos días y, seguir viviendo una nueva vida repleta de luz y de amor. Este es un hecho real, cuando uno se cree seguro e inamovible solo son apariencias, somos débiles y de suma fragilidad, en esta vida nada es perenne, somos como gotas de agua que al contacto con la realidad se esparcen o se evaporan, también somos como la sombra de una nube, solo somos sombras mientras las nubes existen estas pasan sin dejar huellas, eso somos, como sombra que pasa que no deja pisadas, vivamos mientras perduren nuestras huellas en la arena de la playa, estas son rápidamente borradas por el ir y venir de las olas. Vivamos conscientemente nuestro paso por esta estacada, nada nos detiene, solo el tiempo pasa mientras mi amor perdura y crece.


jueves, 7 de enero de 2016

CONÓCETE Y COMPRENDERÁS A LOS DEMÁS



Conócete y comprenderás a los demás
07-01-2016

¿Porqué me juzgas? ¿A caso me conoces?
Somos muy dado a juzgar a la ligera a los demás, sin pararnos por unos segundos a pensar cuales han sido  las causas, el o los motivos, por los que ese ser actúa o piensa de esa forma, lanzamos acusaciones y calumnias (“a ojos de buen cubero”), ¿acaso pensamos y sentimos como piensa él o ella?, ¿qué derecho nos asisten para juzgar o difamar los actos de los demás?, solo Dios conoce y sabe las causas y sin embargo, Él no nos recriminan nuestros pensamientos y actos, Él no nos juzga, nos deja actuar según nuestro propio albedrío, solo el resultado de nuestros actos y pensamientos nos juzgaran ante el gran tribunal del amor y misericordia infinita del Ser del cual, Él es nuestro principio, en todos los sentidos; si, Él no nos juzga ni nos juzgará, ¿quienes somos nosotros para juzgarnos los unos a los otros?

Para ello has de conocerte, pero ¿Tú te conoces a ti mismo?
Para poder atrevernos tímidamente a opinar sobre el modo de proceder de otras personas, primero hemos de tratar de conocernos profundamente a sí mismos. Es muy temerario y arriesgado el objetar, juzgar u opinar sobre las actividades o actuaciones de los demás. ¿A caso, tú te has juzgado alguna vez tus propias decisiones o actos?.
Quien de nosotros no se ha equivocado o ha actuado alguna vez fuera de los cauces o frecuencias normales o aparentemente concordante con la ética natural o cristiana, las razones de nuestras caídas solo son conocidas por nuestras conciencias y por el espíritu o átomo divino que nos da esta vida; quien no ha tropezado o caído una sola vez en la envidia, avaricia, en el sexo de actos o de pensamientos, en la erótica del poder, etc. etc..
Seamos misericordiosos como nuestro Señor, perdonemos y ayudemos a nuestros hermanos a sobrevivir, no nos hagamos la vida más difícil de lo que es, aceptemos cada uno nuestra cruz, carguemos con ella y sigamos a Cristo según el Evangelio, viviendo en comunión con Él y con nuestros hermanos.

Por qué, “tú y yo somos una misma cosa”.
Recuerda, Dios es el origen y el principio de todo cuanto existe, por tanto, somos seres e hijos de un mismo principio, somos materia y energía, luz y oscuridad impregnados del espíritu de Dios como lo es todo en el universo solo que, cada cual vibra en frecuencias y tonalidades diferentes; entre otras, el Creador es la fuente del sonido, (música) por lo cual, nuestros pensamientos y actos actúan como los sonidos y vibración de la música, cada nota tiene su propia frecuencia o vibración, solo nos diferenciamos en leves matices. Lo que crees ver en tu prójimo son los espejismos de tus propios actos y pensamientos, por eso en Lucas 6:41 Jesús dijo: 41¿Por qué miras la brizna de paja que está en el ojo de tu hermano pero dejas de ver la viga que está en tu propio ojo?. Seamos sensatos y no nos juzguemos los unos a los otros porque, es como juzgarnos a nosotros mismos y, este no es nuestro cometido, lo que si hemos de procurar es, que nuestros pensamientos y actos sean puros. Porque, solo por nuestros pensamientos y actos seremos juzgados, “el árbol lo conoceréis por sus frutos” y estos son nuestros pensamientos y actos. Mt.7 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Y Mt.7 17 Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos frutos.

Acéptate tal cual eres.
Lo fundamental es aceptarnos y perdonarnos a nosotros mismo, viviendo en paz y alegría por ser quienes somos y a pesar de nuestras diferencias, porque, si no nos perdonamos ¿cómo podremos ser capaces de perdonar a nuestros hermanos?; sí, debemos perdonar hasta a nuestros enemigos haciendo como dice Jesús en Mt. 10:27. 27Él le respondió diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”.

Alégrate porque eres único.
Los seres humanos somos semejantes a nuestro creador en cuanto, a ciertas capacidades que los demás seres vivientes no poseen como, haber sido dotados de una mente pensante capaz de discernir sobre el bien y el mal; la voluntad de hacer o dejar de hacer según nuestro criterio o, la libertad de creación o reproducción, en nuestro caso, es una consecuencia de nuestra capacidad creadora de vida, mediante un acto de nuestra voluntad podemos hace posible traer al mundo nuevos seres a la vida. A estas capacidades los teólogos las llaman “las potencias del alma”, que son: memoria, entendimiento y voluntad. Alégrate porque somos únicos como seres vivientes, y como seres individuales, tampoco existimos dos iguales entre los seres humanos en el planeta Tierra .

Quien te creó, sabe de que materia estas compuesto.
Como es obvio, todo cuanto existe es materia, y esta es energía en mayor o menor grado o densidad; tratare de reducir la exposición de este tema a un lenguaje básico por varios motivos, primero porque carezco de conocimientos técnicos sobre esta materia y segundo o más principal porque aquí interesa la fácil comprensión del mensaje, no interesando en este caso conocer al mensajero. Gn.1:27. “27Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”Se dice que, Dios creo al hombre del barro (materia) lo modeló y cuando este ser material evolucionó, el creador le dio un soplo de vida o ánima, aquí esta esa fusión para que el homínido dejase de ser un simple animal y formase parte de un nuevo ser, el ser humano o hombre. Desde esa fecha el hombre sigue evolucionando, pero a pesar de todo, en nuestro interior sigue predominando los instintos primarios de animal que como base usó el creador; aún nos queda mucho por evolucionar para transformarnos en el hombre ideado por Dios, ese soplo divino de vida está y estará en el hombre hasta que admitamos que ese soplo o chispa divina nos asemeja y nos une a Dios, que somos su creación y que formamos parte de Él, Dios está en nosotros y nosotros estamos en Él.
Es difícil para el hombre mantener el equilibrio entre su animalidad o materialismo y su espiritualidad. En este mundo o dimensión, domina lo material o animal mientras que, el hombre que siente esa atracción espiritual tiene que hacer enormes esfuerzos para alcanzar los frutos deseados, las caídas del ser que quiere evolucionar espiritualmente por lo general son constantes y frecuentes. Para el creador no cuentan las caídas sino los enormes esfuerzos por levantarse y seguir adelante, sin embargo, criticamos los fallos de los demás sin tener en cuenta que todos somos reincidentes; por eso hemos de revestirnos de amor y ser muy misericordiosos entre nosotros mismos. Nuestro Señor sabe de nuestros esfuerzos y debilidades, por eso es misericordioso y nos invita a amarnos los unos a los otros como el nos ama, hagámoslo con todas nuestras fuerzas y con todo el amor de nuestros corazones imitándole para que se cumpla su voluntad y no la nuestra.

NOTAS: Este y casi todos los temas que escribo, son meros apuntes recordatorios, necesitan un desarrollo que lo dejo para que cada lector piense y recapacite según su necesidades espirituales, apertura mental o intuitiva.

Estas notas son un resumen que me valen para recordar todo lo meditado, para poder exponerlo según pienso y siento, necesitaría muchos folios y tal vez me perdería, todo esto esta ya dicho por estudiosos en estos temas, por eso escribo de una forma dirigida a mí, no necesito rebuscar ni rastrear frases, necesito vivir los principios y fundamentos de lo que escribo para que no sean palabras muertas, quiero ir al grano para que al releerlas me salte la chispa de luz y de vida para que permanezca lleno de luz, de vida y de amor. Esta es mi vida y mi forma de pensar hasta el día de hoy.


sábado, 2 de enero de 2016

HASTA CUANDO




¿Hasta cuando?
02-01-2016




Yahvé es el nombre del Dios del Éxodo, es el Dios de los excluidos, su palabra es sincera. El nombre de Yahvé en el Éxodo está vinculado a la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto. Así pues, se trata una vez más del Dios de la Alianza, que escucha el clamor, que se levanta y libera a los pobres oprimidos y a los necesitados que gimen.

El este año nuevo 2016 Yahvé continua siendo el Dios de los excluidos, es el Dios del éxodo de los pueblos oprimidos como antaño, por la esclavitud de sistemas opresores y totalitarios, por las guerras y por el hambre; pueblos olvidados que buscan el amparo y el auxilio de los pueblos ricos, sí, ¿ricos de qué? Porque, por su materialismo y avaricia han perdidos los valores fundamentales del ser humano de ayudar y compartir con sus hermanos.

En el Nuevo Testamento, encontramos grupos y personas que claman a Jesús y que son escuchados (Mc 4, 35-41; Lc 17, 11-19; Mt 15, 21-28), lo que indica que Jesús es el auxilio de Dios que salva a la humanidad (el nombre de Jesús significa «Dios salva», Mt 1, 21). Pablo exhortaba a las comunidades para que fueran fermento en la masa, es decir, para que fueran capaces de una acción transformadora en una sociedad corrupta (1Cor 6, 11; 12, 2; Ef 2, 1-10; Flp 2, 14-16).

En estos día los pueblos, la sociedad, los hombres siguen clamando y ¿cuáles son hoy los clamores del pueblo? ¿Por qué hay pobres oprimidos y necesitados que gimen? ¿Qué transmite la propaganda? Podemos rezarlo cuando sentimos que nos rodean la mentira, la falsedad, la opresión, la impunidad, la corrupción; cuando desaparece la fidelidad y la gente se devora entre sí; cuando sentimos que la palabra de Dios tiene que fermentar nuevamente la sociedad; cuando parece que los poderosos están ocupando el lugar de Dios; cuando nosotros mismos queremos que alguien nos salve .... como el salmista suplicamos:

¿Hasta cuando, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuando me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuando he de estar preocupado, con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuando va a triunfar mi enemigo?
Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío; da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte, para que no diga mi enemigo: "le he podido", ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
Porque yo confío en tu misericordia: alegra mi corazón con tu auxilio, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Porque, yo confió en tu misericordia.

He empleado ya tantos años, tantos esfuerzos; he hecho tantos propósitos y malgastado tantas gracias; he dejado pasar tantas ocasiones y retrocedido tantas veces... que te explicarás por qué me impaciento y pregunto y vuelvo a preguntar: «¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?

«¿Hasta cuándo..., hasta cuándo..., hasta cuándo?» El grito repetido del alma en espera. ¿Cuánto tiempo me queda, cuánto he de esperar, cuánto tardará? ¿Cuánto me costará aprender a orar, dominar mi genio, llegar a la madurez, conseguir la paz?

Tú me entiendes bien, Señor, y entiendes este doble movimiento en mi alma, el anhelar y el descansar, la sed y la satisfacción, la impaciencia y la felicidad. Esa es la lección viva que aprendo en este Salmo que comienza por quejarse: «¿Hasta cuándo?», y acaba proclamando: «Yo confío en tu misericordia; alegra mi corazón con tu auxilio, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho».

Tenemos todo un año por delante para aderezar nuestros caminos, confiemos en la misericordia del Señor; estamos en el año de la Misericordia proclamado por nuestro Pontífice Francisco, el Papa que quiere remozar a la iglesia, iglesia que esta como nosotros mismos, necesitamos renovación y limpieza, necesitamos revestirnos del espíritu del evangelio y vivir en comunión este año de la Misericordia con un nuevo espíritu de amor y perdón.

Dando un nuevo impulso a nuestras vidas, viviendo en nuestro interior con y, en el espíritu de Dios, así dejaremos de preguntarnos ¿Hasta cuando….? Porque ya no será necesario hacernos esa pregunta, porque habremos descubierto que Dios está en nosotros y nosotros en él. Porque, ya no estoy olvidado ni deprimido, vivo en la libertad de ser y sentirme hijo de Dios nuestro Señor y gozo de su presencia en mi corazón, por eso “yo confío en tu presencia misericordiosa”.