jueves, 27 de agosto de 2015

FUENTE DE LUZ Y VIDA



EN TI ESTÁ LA FUENTE DE LUZ Y VIDA
27-08-2015

Está acabando agosto, mes lleno de luz, pero, aún quedan sombras, no obstante, este verano ha sido y es mas activo que los años anteriores; climatológicamente han sido días de calor fuera de lo común, desde mitad de junio hasta hace unos días que ha refrescado bastante.

En este tiempo me he dejado llevar por una idea no pensada, vino a mi mente y sin más puse manos a la obra; mirando un poco hacia atrás, los meses de abril hasta parte de junio, fueron días de baja intensidad en cuanto a escribir lo cotidiano, pero, empezó junio y con él comenzó la revisión del Apocalipsis adaptadas a nuestros días y bajo mi visión personal, desde mi punto de vista es un trabajo valiente y comprometido aunque los comentarios son algo escasos.

Durante el mes de julio y parte de agosto he realizado una versión del Apocalipsis como sendero de iniciación espiritual, idea que nació durante el trabajo anterior, veía que era posible otra visión o lectura, y así ha sido la historia de estas dos lecturas tan contrapuestas. Personalmente esta lectura es para mi mucho mas agradable y, muy practica para un mayor conocimiento de si mismo, al mismo tiempo facilita una visión de las actuaciones de las tendencias o dominio de lo carnal sobre lo espiritual, he de decir que, para esta lectura se ha de hacer un mayor esfuerzo mental con las simbologías y las abstracciones.

Creo que los métodos y formas quedaron lo suficientemente claro en dichos trabajos, ahora cabe dejar claro como nacieron las ideas y el provecho de las mismas.

He de agregar que una vez llegado a un punto del camino, se han de dejar atrás todos los métodos y reglas escritas y por haber, lo mismo que al principio son necesarios para comenzar a caminar, llegado el momentos hay que desprenderse de ellos porque se vuelven pesados y es una carga inútil de la cual hay que desprenderse para que se pueda seguir caminando con soltura y fuerzas.

Para caminar con y junto al Señor, sobran todo tipo de normas y reglas teológicas o dogmáticas, el Espíritu del Señor te conduce y te ilumina, por eso todas las demás cosas que te condujeron hasta este punto del camino sobran; desde ese momento, es el Señor nuestro Dios la luz, el camino y la norma a seguir.

Como dice el salmista: «En ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz». «En ti está la fuente de la vida» por eso quiero sentirme vivo, en mis pensamientos y en mis sentimientos, palpar las energías de la creación cuando suben y se esparcen por las células de mi cuerpo y los tejidos de mi alma. Quiero que la chispa de la vida prenda todo lo que hago y todo lo que soy. Para que mis pasos se aceleren, y mis pensamientos se agudicen, para que mi mirada se prolongue y mi sonrisa se encienda cuando la vida nazca en mí. Quiero vivir lleno de Ti.

«En tu luz vemos la luz». Tú eres el rayo luminoso, el cándido amanecer, el resplandor del mediodía que todo lo revela. Porque mi mundo material esta repleto de oscuridad, de duda y de incertidumbre; quiero ver las cosas como tú las ves, quiero verlas desde tu punto de vista, desde tu horizonte, desde tu ángulo; quiero ver todo con tu luz.


Desde la desnudez de mi alma, lucho por deshacerme de mi, desnudo y clavado estoy en mi cruz, quiero desprenderme de todo, hasta mi amor por Ti, porque quiero ser uno en Ti.


martes, 18 de agosto de 2015

EL ÁRBOL DE LA VIDA

El árbol de la vida
18-08-2015

Más o menos todos sabemos qué es un árbol, pero alguna vez te has parado a pensar ¿qué es el árbol de la vida? o, ¿qué significa?. Un árbol hunde sus raíces en la tierra para permanecer erguido, soportando su tamaño y volumen al mismo tiempo extrae de las entrañas de la tierra el alimento que mantiene su vida física.

Esta es una conclusión tan básica que hasta el más escaso de entendimiento logra adivinar  cuando se le pide que indique que planta es un árbol estando en un bosque. Pero, el árbol de la vida es algo así como un trazo significativo o alegórico, en este caso voy a partir de dos signos matemáticos más + y menos-, el signo más + como energía es positiva, y el signo menos – es negativa.

El signo – es un trazo horizontal que representa a la materia, a la tierra o a los cuerpos, todos provienen de la misma materia aunque están formados por distintas composiciones.

El signo + está compuesto por dos trazos, uno horizontal (materia) y otro vertical (espíritu) que cae de forma perpendicular sobre el horizontal, hundiendo su trazo sobre el horizontal (materia), así al fundirse la materia con el espíritu se forma el nuevo signo o cruz que es el símbolo del ser humano. Si extendemos nuestros brazos horizontalmente nuestro cuerpo adopta físicamente la forma de una cruz.

Por tanto, en nuestro ser o en nuestro interior llevamos esa cruz a la cual se refiere Cristo: Marcos 8:34,  “Y llamó a sí a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.

La cruz auténtica es personal, va con nuestro propio ser, durante la mayor parte de la vida la llevamos arrastrando inconscientemente si no la reconocemos o aceptamos, pero, si somos conscientes nos la cargamos cuando la aceptamos, ella nos llevará al Gólgota, donde la cruz se enraíza en nuestro cuerpo-tierra y sea elevada, el Cristo íntimo será crucificado en nuestro interior, dando nuestra vida con y por Cristo, muriendo como él en sí mismo, y resucitaremos con él porque, la muerte ha sido vencida. Así glorificaremos al Padre en y por Jesucristo nuestro Señor.

Nuestra cruz o árbol de la vida está en cada uno de nosotros por eso dice Mateo 7:16, “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos”? Llevar la cruz es seguir o imitar a Cristo, es ver el espíritu de Dios en todo cuanto nos rodea, es como hacer todo como si fuese el espíritu de Cristo quien actúa en ti, es dar vida y presencia a Cristo en todos tus actos, al mismo tiempo, tu te vas llenando de su presencia, que es como un elixir embriagador que da vida, calma y purifica.

Este árbol de la vida da frutos que mantienen la carne y el espíritu, que nos hacen ser hombres libres, hombres de luz. También da frutos abundantes que debilitan y matan, reducen a la esclavitud y a la muerte del cuerpo y del alma.

El creador nos dotó entre otros de, entendimiento y discernimiento para que libremente elijamos según nuestras necesidades y escojamos los frutos adecuados que nos conducirán a una vida plena y libre espiritualmente o, escoger aquellos frutos que nos conducen a la esclavitud en la materia viviendo como cavernícolas muertos en el espíritu.

¡Oh! Árbol de la vida despierta,
del maestro luz y camino eres,
comeré obras y acciones de vida
con amor tus frutos digerire,
erguido la vida alcanzaré.

Crucificado estoy por amor,
vivo libre de toda opresión.
La cruz purifica y eleva,
espíritu y materia somos,
tu eres mi salvación y mi luz

El nos protegerá en su templo

escondidos de las mirada,

los enemigos nos acechan,
nos alzará sobre la roca.

En el árbol pende mi vida,
Soy sabia, soy árbol, soy cruz,
sangre viva del madero soy,
en ti la muerte se torna vida.




Cap. XXII

INTRODUCCIÓN al Cap.  XXII :

Luego se ve en la ciudad un rio limpio que es el sistema nervioso que salía del Trono de Dios y del Cordero, desde el cerebro. El árbol de la vida o el sexo será para santidad de las naciones. Y el conquistador de sí mismo verá a Dios cara a cara y el Íntimo reinará definitivamente en la ciudad de sus siervos.
“Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida (que es el sexo).
Después de esta ligera explicación, ya podemos entrar a la interpretación de este último capítulo del Apocalipsis.

Cap. XXII

22:1 Después me mostró un rio limpio de agua de vida (la médula espinal llena del Gran Aliento de Vida), resplandeciente como cristal (pura y luminosa), que salía del trono de Dios (cerebro) y del Cordero (Cristo en el hombre).

22:2 En medio de la calle de la ciudad (en el cordón Central de la Médula), y a uno y otro lado (del cordón izquierdo y del derecho) del rio (de la médula), estaba el árbol de la vida (el poder Creador en el hombre, la fuerza del Centro puro y casto <iglesia de Esmirna>), que produce doce frutos (doce fuerzas Cósmicas que trabajan para la perfección del hombre), dando cada mes su fruto (porque cuando el sol físico recorre sus signos <meses o zodiacales> emana la vibración benéfica de cada signo; y así, cuando el Cristo, el Sol interno visita sus discípulos o glándulas, éstas adquieren las fuerzas Crísticas, dan sus frutos en el hombre); y las hojas del árbol (ramificaciones del sistema espinal) eran para la sanidad de las naciones (la salud de todos los órganos).

22:3 Y no habrá mas maldición (dentro de la ciudad cuerpo, porque el sexo se convierte en divinidad Creadora y su función será regida por la pureza divina del pensamiento Creador); y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos (los <flujos>) le servirán,
22:4 y verán su rostro (su resplandor y poder), y su nombre (su gloria) estará en sus frentes.

22:5 No habrá allí más noche (ignorancia); y no tienen necesidad de luz de lámpara (de intelecto o mente objetiva), ni de lumbre de sol (sentidos físicos intelectuales): porque Dios el Señor los iluminará (con su sabiduría); y reinarán (en la luz) por los siglos de los siglos.
La venida de Cristo está cerca

22:6 Y me dijo (el Cordero): Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel (iluminación), para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder (estas perfecciones) pronto.

22:7 ¡He aquí (Yo Cristo) vengo pronto! (nazco en el hombre). Bienaventurado el que guarda las palabras (verdades eternas) de la profecía de este libro.

22:8 Yo Juan soy (el iniciado) el que oyó y vio (en trance profético) estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel (el Íntimo) que me mostraba estas cosas.

22:9 Pero él me dijo: Mira que no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo (ambos servimos al Íntimo), de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro (y de todos los demás flujos que retienen estas palabras). Adora a Dios (solamente)

22:10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro (de directo conocimiento de la Verdad) porque el tiempo (de la Iniciación) está cerca.

22:11 El que es injusto, sea todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

22:12 He aquí yo vengo pronto (con la sabiduría verdadera y divina) y mi galardón conmigo (el Árbol de la Vida, la iluminación será dada a los que están suficientemente purificados, y por medio de esta iluminación entrarán en la Ciudad Santa o en este cuerpo perfecto. De otra manera quedarán sujetos al cuerpo imperfecto, achacoso y regidos por el intelecto, hasta que hubieren LAVADO SUS ROPAS o sus auras y así obtendrán el aliento de los profetas para poder comprender las profecías de este libro “oculto” cuya finalidad es desarrollar la facultad intuitiva del lector. Este es el galardón que llevo conmigo) para recompensara a cada uno según sea su obra.

22:13 Yo soy Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero (Adán) y el último (Adán. El Cristo: el Yo soy y el Yo Encarnado; el que regresará el último día).

22:14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho (a Creador sea completo) al árbol de la vida (en los órganos creadores), y para entrar (por medio de esta energía pura) por las puertas en la ciudad (por las glándulas y Centros Energéticos o Iglesia de Asia en el cuerpo).

22:15 Mas los perros (los que no merecen comer el pan de los hijos) estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas (los que aniquilan sus energías) los idólatras (del sexo), y todo aquel que ama (de una manera disoluta, pretextando el amor impersonal) y hace mentira (contra este amor con la satisfacción de sus deseos).

22:16 Yo Jesús (el Segundo Logo) he enviado mi ángel (el Íntimo) para daros testimonio de estas cosas (porque ya he pasado por ellas) en las iglesias (en mis Centros del cuerpo sobre el cual fui crucificado). Yo soy la raíz (el primero que encarnó) y el linaje de David (de la humanidad, Yo, el Cristo, que era con Dios. Soy Dios y por mi descenso a la materia todo lo que fue hecho por mi fue hecho, Yo Soy) la estrella resplandeciente de la mañana.

22:17 Y el Espíritu y la Esposa (el espíritu y la sabiduría del alma pura) dicen: ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga (a las aguas vivas); y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente (aquí termina el grado máximo de la Iniciación).

22:18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro (porque el proceso de la Iniciación es completo y perfecto y nada se le puede añadir).

22:19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida (no será poseedor de la Sabiduría), y de la Santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro (para el neófito, el Niño que desea iniciarse. La Luz del Logo siempre dice al hombre, al hijo: ven a beber de las aguas de la Vida).

22:20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente, vengo en breve. (como ente, Espiritual, Súper-conciencia) Amén, sí, sea, ven, Señor Jesús (tú como Mente Divina Espiritual puedes dar testimonio de estas cosas).

22:21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo (Hombre Dios) sea con todos vosotros. Amén.



Cap. XXI

INTRODUCCIÓN al Cap.  XXI :

Entonces el hombre ya tiene un nuevo cielo y una nueva tierra o un cuerpo perfecto espiritual y físicamente. Su cuerpo es la Ciudad Santa que descendió del Cielo y Dios mora en él.
Desaparecen las lágrimas de sus ojos y la muerte no será más, porque el hombre llega a la Unión Consciente con su Dios Íntimo.
El cuerpo o materia física se espiritualiza y será la esposa del Cristo.
Y la ciudad Santa tendrá la luz del Íntimo. Tendrá el poder de las doce facultades del Espíritu y todos los <flujos> ángeles trabajaran en la Gran obra del Señor.
“Sus puertas estarán siempre abiertas al saber”, “en ella no entrará más cosa sucia o que hace abominación y mentira”.


Cap. XXI

Cielo nuevo y tierra nueva

21:1 Vi un cielo nuevo (Súper-conciencia del Yo Soy) y una tierra nueva (un cuerpo perfecto y puro); porque el primer cielo (la conciencia emotiva) y la primera tierra (el plano físico inferior con sus atracciones) pasaron, y el mar (el mundo de los deseos) ya no existía más.

21:2 Y yo Juan (Conciencia del iniciado en estos misterios) vi la santa ciudad (el cuerpo perfecto del Iniciado con todos sus vehículos depurados y sus <siete iglesias> centros energéticos o <flujos> dinamizados), la nueva Jerusalén (ciudad de paz), descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido (la naturaleza del cuerpo preparada para recibir al Yo soy y unirse con él).

21:3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios (el cuerpo puro en la séptima encarnación; se toma cada conquista de cada centro energético o iglesia como nueva encarnación, verdaderamente para que el iniciado se convierta en vencedor, cada centro debe de morir a si mismo y se ha de encarna en un nuevo centro de Luz) con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, Dios mismo estará con ellos como su Dios (porque el hombre ya es un Nuevo Universo y Nuevo Cielo por la evolución espiritual).

21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos (porque ya no hay dolor causado por el error); y ya no habrá muerte (porque el neófito ha alcanzado con éxito su Iniciación) ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron (los primeros sufrimientos de la vida inferior están eliminados).

21:5 Y el que estaba sentado en el trono (el Padre Triunfante en el hombre) dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas (yo rijo y domino la materia física). Y me dijo: Escribe (Retén en tu memoria), porque estas palabras son fieles y verdaderas.

21:6 Y me dijo: Hecho está (ya ha nacido en el hombre). Yo Soy el Alfa y la Omega (la fuente de la vida y su meta), al que tuviere sed (de justicia y bondad), yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

21:7 El que venciere (en la iniciación interna, en su evolución para llegar a la unión conmigo) heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos (a todos los hombres y <flujos> viles) tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (y así se descompondrá el cuerpo de deseos en su fuego original y se separará del hombre la mente carnal o conciencia personal).

La nueva Jerusalén

21:9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras (la divinidad del Centro Coronario o Iglesia de Laodicea), y habló conmigo diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposada (la forma cuerpo), la esposa del Cordero (que debe desposar y unirse al Cristo).

21:10 Y me llevó en Espíritu (en trance) a un monte grande y alto (a la cabeza) y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén (el cuerpo puro), que descendía del cielo, de Dios,
21:11 teniendo la gloria de Dios (la Luz inefable del Omnipotente): y su fulgor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra jaspe, diáfana como el cristal (Esto es que su aura de Gloria emana destellos de luz, como los rayos emanados del jaspe o cualquier diamante, cuya aura es blanca, aunque con destellos de los siete colores del sol).

21:12 Tenia un muro grande y alto (que es el aura de la ciudad cuerpo) con doce puertas (doce orificios del cuerpo que son dos ojos, dos orejas, dos ventanillas de la nariz, una boca, dos mamarias, un ombligo un órgano sexual y un ano); y en las puertas, doce Ángeles, y nombres escritos (los doce Ángeles son las doce grandes jerarquías creadoras, por medio de los doce Ángeles, en las doce puertas del cuerpo humano. Son ellos los que han activado el trabajo de la evolución de todos los periodos pasados. Cada uno de ellos tiene su influencia sobre una puerta del cuerpo físico) que son los de las doce tribus (divisiones) de los hijos de Israel (del luchador que, sobre el plano de las fuerzas, obtiene la conquista del Universo);
21:13 al Oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur, tres puertas; y al occidente tres puertas; (estas doce fuerzas cósmicas dinamizadas por la Energía Creadora del sexo, despiertan en el cerebro sus centros respectivos, divididos en cuatro triadas; tres por la frente, tres por el cerebro frontal izquierdo, tres por el frontal derecho y tres por la parte posterior del cerebro).

21:14 Y el muro de la ciudad (o el aura psíquica del cuerpo) tenia doce cimientos (doce facultades o fuerzas cósmicas del Espíritu), y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero (que son los:

DISCÍPULOS DEL    GLÁNDULAS o                    FACULTADES CÓSMICAS
CORDERO                  LÓBULOS                             DEL ESPÍRITU

Pedro                            Pineal                                   Fe
Andrés                          Suprarrenales                       Fortaleza
Santiago                       Páncreas                               Acierto
Juan                             Timo                                      Amor
Felipe                           Tiroides                                 Poder
Bartolomé                    Pituitaria                               Imaginación
Tomás                          Centro Frontal Derecho        Sabiduría
Mateo                           Centro Frontal Izquierdo      Voluntad
Simón Cananita          Apéndice                                Orden
Santiago                      Posterior del Cerebro             Celo
Judas Tadeo                Sacro                                      Eliminación
Judas Iscariote            Glándulas sexuales                Vida

El gran centro de todo este sistema está en la cabeza en donde se manifiesta y reina el Yo Soy. Es la montaña de todos los profetas, a donde iban a adorar, en retiro, para llegar a la unión con Dios Íntimo. De manera que los doce apóstoles simbolizan las doce jerarquías que gobiernan los doce centros del Sistema Simpático, para la manifestación del Cristo en la segunda venida, que simboliza la Iniciación Interna).

21:15 El que hablaba conmigo (la divinidad) tenia una caña de medir (El Sistema Nervioso), de oro (aura solar) para medir la ciudad (el cuerpo), sus puertas y su muro.

21:16 La ciudad (cuerpo) se halla establecida en cuadro (en cruz, que simboliza la forma humana), y su longitud es igual a su anchura (el cuerpo con los brazos en forma de cruz mide igual tanto de largo como de ancho); y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios (esto es, cuando las doce facultades cósmicas se dinamizan y se desarrollan en el hombre, ellos mismos serán los que miden y aquilatan el valor espiritual del ser humano); la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales (porque el aura espiritual será uniforme en todas sus dimensiones).

21:17 Y midió su muro (aura), ciento cuarenta y cuatro codos (1 + 4 + 4 = 9 la medida del hombre perfecto) de medida de hombre (el No. 9 es el número de la humanidad o del Hombre-Dios), la cual es del ángel.

21:18 El material de su muro era de jaspe (el color de su aureola era blanco que reflejaba los siete colores); pero la ciudad era de oro puro (color transparente de fuerzas solares que corresponde a lo positivo), semejante al vidrio limpio;
21:19 y los cimientos (fuerzas o facultades del espíritu, desarrolladas y purificadas) del muro (del aura) de la ciudad (cuerpo) estaban adornados con toda piedra preciosa (toda facultad desarrollada, emanaba un color limpio que semejaba al brillo de una de las piedras preciosas). El primer cimiento (o fuerza cósmica) era jaspe (fuerza magnética, simpatía y atracción) el segundo, zafiro (Paz del alma: devoción); el tercero, ágata (Superación); el cuarto, esmeralda (castidad y clarividencia);
21:20 el quinto, ónice (altruismo); el sexto, cornalina (equidad); el séptimo, crisólito (alegría y salud); el octavo, berilo (ingenio); el noveno, topacio (lógica y profecía); el décimo, crisopraso (armonía y concordancia); el undécimo, jacinto (bondad y buen humor); el duodécimo, amatista (carácter púdico. Cada virtud de las doce fuerzas espirituales emana una radiación coloreada y su cualidad determina el color; estos colores en el aura forman la escala de todas las facultades del Espíritu, que envuelve o circunda el trono de Dios).

21:21 Las doce puertas eran doce perlas (símbolos de la pureza y de la virtud, porque según la tradición la concha encierra dentro de si misma, en el roció celeste, el primer rayo del sol y el último de la transparente luna y las palidecientes estrellas. A esas fuerzas celestes se debe la perla, y también se ha tomado a esta en su concha como emblema de la Inmaculada Concepción);  cada una de las puertas era de una perla (concebida por las fuerzas Cósmicas). Y la calle de la ciudad (calle principal de la ciudad, el cordón espinal) era de oro puro (de fuerzas solares o de donde nace el Sol espiritual), transparente como vidrio.

21:22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. (Todo el cuerpo tan puro se convierte en su totalidad, en templo del Íntimo).

21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol (físico o intelecto) ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios (es la Sabiduría Divina), y el Cordero es su lumbrera.

21:24 Y las naciones que hubieren sido salvas (los <flujos> de luz redimidos) andarán a la luz de ella: Y los reyes de la tierra (las fuerzas nerviosas del Sistema Simpático) traerán su gloria y honor a ella.

21:25 Sus puertas (lóbulos, glándulas) nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche (la ignorancia).

21:26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

21:27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda (porque está defendida por su aura de luz Divina), o que hace abominación y mentira (porque el Enemigo Secreto está ya recluido y devorado por su propio fuego consumador y no entrará en ella), sino solamente los que están inscritos en el libro de la Vida del Cordero (los <flujos> de luz que acompañaron al Cristo en su Crucifixión sobre la materia cuerpo).