UNA MIRADA A TRAS
19-11-2021
Lo que cuesta es el esfuerzo para realizar el camino, nada atañe más que seguir adelante, nada te debe importar las caídas ni las dificultades, hay que seguir más allá sin descanso hasta alcanzar la meta. Lo importante es la constancia y el esfuerzo, Dios nos ama tal como somos, el que ES, conoce nuestras virtudes y defectos, a pesar de todo ..., nos ama porque, somos su creación, Él está en nosotros y nosotros vivimos en Él.
De vez en cuando, es necesario mirar atrás, así podremos refrescar las vivencias que hemos tenido durante nuestro peregrinar a lo largo y ancho de nuestras vidas, así podremos afrontarnos mejor a las oscilaciones venideras que vendrán con toda seguridad, con el recuerdo de estas vivencias podremos enfrentarnos mucho mejor a las dificultades lógicas que se nos presenta cuando en este tránsito de nuestro peregrinar nos desafiamos a nosotros mismos.
No hay dos caminos iguales, cada uno debemos de mirar de vez en cuando para atrás y para adentro de nosotros mismos, estas indicaciones nos harán conocernos mejor. El camino es nuestra propia vida coexistida conscientemente, es el estado de vigilia de mantener encendida constantemente la lámpara.
Buscar la santidad no es exclusividad de anacoretas. La santidad se alcanza día a día como nos enseñó Jesucristo. 37 Él le dijo: "AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, CON TODA TU ALMA Y CON TODA TU MENTE." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: 38 "AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO." (Mateo 22:37-39) Estos dos mandamientos contienen en sí toda la esencia doctrinal necesaria para llegar al final de nuestras vidas santamente, no es necesario hacer más equilibrismo ni enredos.
Con el amor todo se puede alcanzar, sin amor nada es posible, San Pablo en su primera carta a los fieles de CORINTOS, escribió uno de los mas bellos testimonio sobre el amor, por su belleza lo transcribo integro:
La preeminencia del amor
1 CORINTIOS 13 (13:1-13)
1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que tiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejos, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
