viernes, 26 de enero de 2024

MI LUZ Y MI SALVACIÓN

MI LUZ Y MI SALVACIÓN

25-01-2024

    Una vez más, el Verbo: la palabra de Dios se hace realidad al comprobar que Jesucristo recitó este salmo. He aquí algunas alusiones conmovedoras referida a su inmolación: "Los malvados se acercan para destrozar mi carne..." La flagelación, la pasión … "Falsos testigos se levantaron contra mí ..." (Mateo 26,59) … "¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?"  (Lucas 2,49). También nosotros hemos de ocuparnos de los deberes con nuestro Padre Celestial.

    Está muy próximo el final de este mes de enero, pero aún no he escrito nada porque, he tenido varios frentes abiertos como las revisiones médicas (próstata con traslado de seguimiento a Urología desde el Hospital Civil de Málaga al de Jaén), más, en espera de pruebas y resultado de otros referente al estado de circulación sanguínea en piernas y tórax. A pesar de todo, Gracias a Dios yo me encuentro bien, todo esto son achaques lógicos a la edad que tengo (80). Dejando a un lado este tema, intentaré expresar como he comenzado el año en clave de espiritualidad.

     El salmo 26 comienza así: El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?,
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?. Esta parte del salmo, y todo él, es un bello cántico de firmeza, de ánimo y de confianza en el Señor.

    Después de unos meses centrando mi atención en mi estado físico y de salud, retomo con muchas energías y remirando mi entorno con visión espiritual y renovadora, nacen días cada vez más luminosos de fortaleza y lleno de vida y esperanza en el Señor.

    Es la lectura y meditación del salmo 26 lo que me da luz y fortaleza para seguir caminando, ¿a quién temeré?,
El Señor es la defensa de mi vida, es mi luz y mi salvación, pongo toda mi confianza en el Señor, suplicando su escucha y su piedad, para que Él, no me abandone en el desánimo del devenir. Él es mi refugio y mi fortaleza, por tal causa tengo la seguridad de mantener mi ánimo y mi confianza en el Señor.

    En el transcurrir de mis días, he llegado a percibir que desde nuestra concepción hasta que dejemos de respirar, Dios es el huésped que habita en nuestro interior. Más, como dice san Pablo en su 1ª carta a los Corintios (3:16-17), 16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?, 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.

    En estos momentos, me encuentro pleno de estima y fortaleza, porque, “Él me protegerá en su tienda el día del peligro”. Espero, confío y amo al Señor que me protegerá en los momentos difíciles como ha sido hasta el día de hoy.