jueves, 21 de noviembre de 2019

HÁBLAME, SEÑOR





Háblame, Señor
21-11-2019

Desde el 14 de octubre que comenzó las obras para renovar las caducas instalaciones de la cocina y del cuarto de aseo, hasta el día de hoy he estado fuera de sí; por lo general, casi es un clásico, cuando se acerca el adviento es, ver como me flaquean las fuerzas y he de tomar nuevos impulsos para reemprender nuevamente el camino de la vida, ya que, cada año se pone más difícil porque, van apareciendo las goteras de la edad. Además, vengo observándome año tras año la merma de mis cualidades personales, aunque aparentemente casi no se aprecian. El referir esta realidad no es que yo quiera disculpar o justificar nada, solo intento referir o recordar las consecuencias del paso del tiempo, el cual se cobra su peaje

Después de este largo estío, quiero reactivar mi senda. Luces y sombras me acompañaron hasta el presente en este caminar entre rosas y espinas que es la vida, pero, confío en las palabras de mi Dios que se encarnó en el Verbo. En Juan 14:6-7, a la pregunta de Tomás: “Señor, no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”. Jesús le dijo “6Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.  7Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto".

Son los pensamientos y deseos procedentes de mis “yoes,” estos son los que me hostigan y me atacan en oleadas días y noches, es arduo y difícil en estos días concentrar mi espíritu en Ti, pero sin temor confío en mi Dios. -Tu misericordia es inefable porque siempre tus acciones me sorprenden y me superan y esto, me hace confiar sin temor en Ti-. Recoge mis lágrimas en tu orbe, para que retrocedan los deseos de mi ego, acalla sus voces y cuando te invoque, así sabré que estás a mi lado y mi soledad será un gozo.

Como es natural, nadie puede tener una vida totalmente plana y estable, nuestro caminar espiritual es como andar por la superficie de nuestra madre tierra con subidas a altas montañas o bajadas a profundos valles, o caminar por extensas llanuras, con desiertos y oasis. Por lo general, esto nos lleva de vez en cuando a salirnos del camino y olvidar nuestros objetivos a alcanzar.

Para mi, es bueno y recomendable anotar todo cuanto me acontece y como me encuentro anímicamente, es así, al releerlo me sirve como testigo de mis progresos y retrocesos; puedo decir que hasta el momento he tenido algo más de progreso, pero no tanto como yo anhelo. El caminar me ha enseñado a soportar momentos que son muy difíciles de superar, estos son los que más me han frenado hasta estos momentos, pero, también son los que más me enseñan ya que, los avances son míseros, casi inapreciables, la superación creo que está en confiar en la infinita misericordia y el infinito amor con el que Él, nos compensa a pesar de todo.