Silos
14-11-2016
No sé por qué hasta ahora no me he
planteado anotar mi pasada estancia o retiro en el Monasterio de Santo Domingo
de Silos. Es bueno hacerlo para que este hecho con el tiempo no caiga en el
olvido. Sobre las seis de la mañana del día 18 de octubre partí solo en mi
coche desde Valdepeñas de Jaén, lugar donde resido, hasta Santo Domingo de
Silos tras poco más de seiscientos kilómetros y siete horas invertidas en el
recorrido. Buen tiempo en todo el camino con una parada para desayunar en un
bar entre Valdepeñas de Ciudad Real y Manzanares.
Fui recibido por el padre Moisés
quien me acompañó hasta la habitación 10 de la segunda planta de la residencia
enclavada dentro del monasterio, cuya ventana da a la fachada de la entrada principal;
amplia cámara y servicios adecuados para el aseo personal y guarda ropa.
Comedor y comida abundante y excelente, servido por monjes.
Lo que más me impactó a parte del
monasterio en sí, fue la asistencia a los rezos de un monje muy anciano que
estaba como una “alcayata”, su espalda y cabeza estaban totalmente horizontal o
paralelas al suelo, con un lento y majestuoso caminar, según oí decir que fue
toda su vida el hortelano de la huerta del monasterio, para mí, personalmente y
con solo verlo, veía a un gran santo que no caminaba sino que, se deslizaba
majestuosamente por el coro del templo.
También, he conocido al padre
Clemente Serna González, anterior abad el cual renuncio voluntariamente a su
cargo por padecer una enfermedad neurodegenerativa. Es un ángel, su cara y
comportamiento es de una simplicidad y belleza angelical, le conocí en el
claustro acompañado por un monje, en las celebraciones siguiendo al actual abad
Lorenzo Maté Sadornil.
Se le nota la falta de memoria y la
incertidumbre en sus movimientos, esto me entrañaba una gran piedad y
misericordia hacia su persona, pero cuando más me alegré fue el día que quiso
que le acompañase a dar un paseo, me condujo a las afueras de Silos, quería
visitar el convento de San Francisco el cual fue restaurado de sus ruinas
cuando él era abad.
Conforme nos acercábamos al convento,
me invito a abandonar el camino asfaltado y campo a través saltamos un arroyo,
se dirigió a un zarzal y comenzó a apartar con sus pies ramas, y con gran
alegría exclamó: ¡aquí esta! Este puentecito lo construí yo. Conforme nos aproximábamos
su rostro resplandecía de alegría, cogía pequeñas piedras y las lanzaba, me
decía que le apetecía y que disfrutaba haciéndolo, ya en la explanada de la
entrada había por el suelo muchas castañas silvestres, le gustaba cogerla y las
lanzaba para que fuese dando saltitos de rebotes.
Entramos en el convento de San
Francisco convertido en hospedería, museo, sala de actos y conferencias.
Salimos por el camino asfaltado hacia el monasterio de Silos, le miré a su
rostro y me dio la sensación de verle mucho más activo y alegre, para mí fue un
paseo lleno de vida y amor fraterno. Pensaba que estaba acompañado a un santo
barón con rostro y alma de niño.
Visité el impresionante paso de la Yecla; una
ermita mozárabe de Santa Cecilia, enclavada en el término del antiguo municipio
de Barriosuso, hoy pedanía de Santibañez del Val; fue espectacular la visita a Covarrubias
conjunto histórico artístico; en cuanto a mi vivencia en el monasterio, lo
principal fue la adaptación al horario de los monjes (desde Vigilia 6:00 a completas a
las 21:40), en
cuanto a la meditación fue más bien de baja calidad ya que desde el primer día
padecí un fuerte constipado acompañado de muchísima tos y de gran expectoración.
Pero fue una vivencia muy rica en contenidos espiritual y material. Regresando a Valdepeñas de Jaen el lunes 24 por la mañana.
Adjunto al final de estas anotaciones unas fotos del Abad
Clemente Serna en el acto de la toma de posesión del nuevo Abad Lorenzo Maté y
la última del dimitido Abad Clemente Serna al regreso de nuestro paseo y visita
al convento de San Francisco el día 25-10-2016.
ABAD CLEMENTE SERNA ABADES CLEMENTE Y LORENZO MATÉ
14-04-2012
Bendición Abacial de Don Lorenzo Maté
(Nuevo abad de Santo Domingo de Silos)
(Abad) Clemente Serna y José Mª Rodriguez en el paseo al convento de San Francisco