lunes, 10 de febrero de 2020

AMARÁS A DIOS....



AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSA
Y AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO
10-02-2020

Como es normal o corriente en mí, siempre que me propongo escribir o tratar sobre algo en concreto, ocurre que, mi intención era hablar sobre los cambios que me suelen ocurrir, hoy se repite la misma historia. La “casualidad” me hace cambiar y hacer frente a hechos puntuales como el que comentare hoy.
Ayer tarde, después de caminar un rato grande, siento en el móvil la llamada del WhatsApp, era una invitación a participar en un nuevo grupo llamado “Tertulia filosófica”, creado por una entrañable persona la cual nos ha invitado a participar a varios amigos que casi a diario nos reunimos en un establecimiento mientras tomamos un café.
Pensando que hacer, me vino al pensamiento mi escrito del día 10 del mes pasado titulado “Nadie es perfecto”. En el gráfico que encabeza mis escritos, casi siempre incluyo una frase significativa y en este caso era: Jesús nos dice: “Ámame tal como eres”. He llagado a la conclusión de que tengo y debo aceptar esta ocasión extraordinaria de poder amar a Dios a través de un hermano con cierta dificultad al relacionarse con los demás, le he de tratar con tacto y con mucho amor, soportando su inestabilidad emocional porque, amándole como Dios quiere que nos amemos a través de las personas, sean estas como sean.
No debemos discriminar a nadie bajo ningún pretexto discriminativo, el amor a Dios y a nuestros semejantes ha de ser un Amor en mayúscula puro y sano, nada tiene que ver con el amor entre parejas o entre personas, sean de la tendencia sexual que sean, esta clase de amor abarca los principios más nobles del ser humano.
Las tertulias y más si se definen como en este caso: “Tertulia filosófica”, es un tema amplio y ambiguo, ya que, la filosofía es como un tronco con muchas ramificaciones difíciles de conocer en toda sus gamas de conceptos, para lo cual, yo y algunos de los componentes creo que no estamos preparados; el promotor de esta idea es un chico muy apañao, pero padece cierta inestabilidad emocional, en ocasiones, no puede mantener una conversación y esto da momentos de agobio, como es lógico esto crea ciertos momento de no saber cómo tratarle, si se le deja rompe el hilo, los contertulios unas veces callan y otras, les instan para que no interrumpa las conversaciones, creándose situaciones difíciles. Es una lástima, pero, me cabe la duda de que la filosofía en este caso pueda ser el tema troncal de dicha tertulia.
Creo que lo mejor será aceptar el “grupo” sin especificar nada, con el solo interés que nos sirva como vehículo de contacto para poder llegar a él en esos momentos difíciles y ayudarle, es un ser en el cual hemos de volcar todas nuestras energías y pensar que es a Dios a quien ayudamos haciendo su voluntad, por mediación de nuestro amor a Cristo, porque, es Jesús quien vive en esta persona, por eso, amemos a Dios a través de nuestros hermanos. De esta forma, irá creciendo en nosotros ese amor divino y adquirir las cualidades de Cristo, el cual nos amó hasta dar su vida en la cruz por amor al hombre. Amemos pues a nuestros hermanos como a nosotros mismos, amemos a nuestro prójimo tal como son, así nos amó Jesús, amó al Padre haciendo su voluntad entregando su vida en una cruz sin tener en cuenta nuestras limitaciones. Dios nos ama tal como somos y así quiere que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado desde el principio de los tiempos y, está deseoso de que le amemos tal como somos, Él nos ama porque somos sus hijos.
Con los defectos de nuestros hermanos, hemos de adoptar una actitud paciente y benevolente sin límites. Dado el tema he decidido volver a transcribir un texto muy hermoso que se le atribuye a:

Carlos de Foucauld, en la que se dice que Jesús se dirige a cada uno de nosotros y nos dice:
Ámame tal como eres

Porque, Él conoce nuestras miserias, las luchas y tribulaciones de nuestras almas, la debilidad y las dolencias de nuestros cuerpos, conoce nuestra cobardía, nuestros pecados y flaquezas. Y continúa diciendo que, a pesar de todo, nos dice: dame tu corazón y ámame tal como eres.
Y, si para darme vuestros corazones esperáis a ser Ángeles, nunca llegareis a amarme. Aun cuando caigáis de nuevo muchas veces en esas faltas que jamás quisierais cometer y seáis unos cobardes para practicar la virtud, no me dejéis de amar. Amadme tal como sois.
Ámenme en todo momento, cualquiera que sea la situación en que os encontréis, de fervor o sequedad, de fidelidad o de traición. Ámenme tal como sois.
Jesús continúa diciéndonos: Dejaros amar, quiero vuestros corazones. En mis planes está moldearos. Pero, mientras eso llega, os amo tal como sois. Y quiero que vosotros hagáis lo mismo. Deseo ver vuestros corazones que se levantan desde lo profundo de vuestras miserias: amo en vosotros incluso vuestra debilidad.
Me gusta el amor de los pobres, quiero que desde vuestra indigencia se levante incesantemente este grito: Te amamos, Señor. Lo que me importa es el canto de vuestros corazones. ¿Para qué necesito yo vuestras ciencias o vuestros talentos?
No os pido virtudes, y aun cuando yo os las diera, sois tan débiles que siempre se mezclaría en ellas un poco de vuestro amor propio. Pero no os preocupéis por eso ... preocuparos sólo de llenar con vuestro amor el momento presente.
Hoy me tenéis a las puertas de vuestros corazones, como un mendigo, a mí que soy el Señor de los señores. Llamo a vuestras puertas y espero. Apresuraos a abrirme. No alejéis vuestras miserias. Si conocieseis plenamente las dimensiones de vuestras indigencias, moriríais de dolor.
Una sola cosa podría herirme el corazón: ver que dudáis y que os falta confianza. Quiero que penséis en mí todas las horas del día y de la noche. No quiero que realicéis ni siquiera las acciones más insignificantes por un motivo que no sea el amor.
Cuando os toque sufrir yo os daré fuerzas. Vosotros me disteis amor a mí; yo os haré amar más de lo que hayáis podido soñar. Pero recordad solo esto: ámenme tal como sois.

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