VIVE DIOS, ALELUYA
17-03-2020
Hace días que siento la necesidad de escribir algo, pero no sé qué es lo que debo escribir, no obstante, en estos momentos: 21:13 horas, me muestro ante este teclado para ver a donde me lleva el soplo intuitivo. Es martes, tercer día de obligado cumplimiento “quedar en casa”, según la ley u orden gubernamental por “Declaración de Emergencia Nacional,” motivado por la pandemia del coronavirus o “Corvi19”. Hemos de permanecer en casa durante dos semanas, creo que no han dicho la verdad, supongo que tendremos que estar entre unos 35 o 45 días. Es buena medida, pero, creo que se ha actuado tarde y esta es la causa por la cual esto durará mucho más de lo que en principio ha dicho el gobierno.
De todas formas, presiento que al final esta extraña situación nos puede resultar bastante positiva desde el punto de vista personal y espiritual, es tiempo de parar y de pensar, durante esta cuarentena tendremos tiempo más que suficiente para que nos dediquemos entre otras cosas a reflexionar y meditar; más ahora mismo, me viene al recuerdo: cuando a mis 22 años hice los botos temporales en el Carmelo de Jerez de la Frontera, en la estampita recordatoria escribí una frase que decía: “... todo el mundo es desolación por no haber quien reflexione en su corazón. ...”, son palabras extraídas del Antiguo Testamento y pertenecen al profeta Isaías. Palabras muy antiguas, pero, muy actuales.
Necesitamos reflexionar en lo más profundo de nuestros corazones sobre el porqué de nuestros olvidos o distanciamientos de Dios, es tal el vacío que existe en nuestro interior que, no solo nos hemos olvidado de nuestro Padre Celestial, después de abandonar los más elementales principios éticos y morales del cristianismo y de la Ley Natural. Por eso, para Nietzsche que era ateo, cuando pronunció aquella metáfora: “Dios ha muerto”, no se refería al Dios de los cristianos no más que: “como la Fuente creíble de los principios morales absolutos de estos grupos de adoradores”, el se refería a la dejación de la moral cristiana, al adormecimiento de la fe. Por eso dijo “Dios ha muerto”.
Por suerte para unos, y para la decepción de otros, “Dios, ni ha muerto ni morirá jamás”, Él es el sostén de nuestras vidas, Él está en nosotros y nosotros estamos en Él. Entre otras de sus Potencias, Dios es el principio de la “Vida”, sin este principio no existiría nada porque: “el poder y la sabiduría de Dios impregna todo cuanto existe”, por ahora (22:18) dejo de escribir hasta mañana, he de acompañar a mi esposa que se encuentra sola ante la Tv y también le debo a ella un rato de reposada compañía.
16:18 de hoy día 18. Aunque recluido en casa como el resto de los ciudadanos de este país, esto no quiere decir que he estado de brazos cruzados. El día lo comienzo preparando el medicamento o las diversas grajeas para mi esposa y para mí, ir a la panadería por el pan, y al supermercado por otros productos, cocinar y poner el desayuno y el almuerzo con su correspondiente reposo de sobremesa. Ahora trataré de continuar y concluir este quehacer como cualquier día; aunque parezca una obviedad, este comentario es parte de la historia de mi vida, una más de las muchas pero para mí va siendo necesario e interesante anotar todo, para cuando relea mis escritos poder ver y recordar estos momentos, que, de una forma u otra altera nuestra vida cotidiana, dada nuestra edad, el presente aún lo retenemos bien por un tiempo, pero pasado uno o dos años si no se escribe los recuerdos, estos se vuelven livianos o vagos como si se fuesen difuminando.
Quiero seguir recordando mi pasado, y así poder afrontar mejor mi futuro inmediato, quiero mejorar, aunque el pasado no existe, quedan los recuerdos de lo que fuimos, más recordando todo lo que fuimos en el aquí y en el ahora podremos modificar nuestro futuro, que es nuestro eterno presente. Meditemos y reflexionemos sobre el Amor a nuestros hermanos, sin olvidar que todos somos uno en el Amor, aunque lo ignoramos, hemos de ser conscientes de que estamos encadenados los unos a los otros por el Amor, y cuando digo Amor, quiero decir encadenados a Dios y a nosotros, por eso somos uno en el Amor, no huyamos de nosotros mismos, no reneguemos de nuestras vidas porque, nuestras vidas no nos pertenecen, sino son del que no las ha dado para que la vivamos en Él.
Sé que para el hombre común es difícil entender que somos uno con el Padre, pidamos a Dios que su Espíritu nos inunde, Él nos dará luz para que veamos y entendamos este gran misterio de sabiduría en el Amor, ya que, nuestro entendimiento cerebral parece estar hecho para que seamos personas inteligentes, pero no da para desarrollarnos espiritualmente en las cosas del Espíritu, el cual nos da vida y entendimiento para que nos realicemos como entes espirituales que es lo que verdaderamente somos porque nuestro espíritu vive y procede de Él.
Por eso digo que el Espíritu de Dios vive y está en mí y en todo ser, aunque gran número de seres humanos no alcanzan a entenderlo, cuesta entender, a mí me ha costado muchísimo aceptar tan gran don, que, solo el hombre puede alcanzar, entender y vivirlo. Aprovechando esta obligada cuarentena por el coronavirus acerquémonos a nuestro Padre Celestial imitando a Jesucristo aceptando su santa voluntad y pidiendo para que esta pandemia pase rápida y con el menor coste posible a todo ser humano y hermanos nuestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario