QUIERO DARME EN AMORES
(Extraído de: Meditación de un amanecer en tiempo de sementera. de JOSÉ MARÍA PEMÁN)
(Extraído de: Meditación de un amanecer en tiempo de sementera. de JOSÉ MARÍA PEMÁN)
Hacia final de 1.966, estando yo como hermano lego de la orden Carmelita de la antigua observancia, en la Parroquia del Cristo de la Fe cita en Calle de los Misterios de Madrid, viendo y pensando en el futuro que me esperara ya que en nada satisfactoria mis inquietudes espirituales.
Durante unos ejercicios espirituales cayo en mis manos esta poesía cuyo primer párrafo reflejaba mi situación, entonces, decidí abandonar la orden a cambio de hacer realidad el resto, viviendolo con el mayor sentido de amor y entrega hacia los demás pero desde fuera del claustro conventual; finalmente a primero de Enero abandone la orden Carmelitana.
La vida que no florece
y es estéril y escondida,
y ni fecunda ni crece,
es vida que no merece
el santo nombre de vida.
Quiero darme en amores
cuanto mi espíritu encierra,
y deshacerme en sudores
para que, al dar en la tierra
produzca la tierra flores.
¡Alma da cuanto poseas,
hasta las últimas sobras!
¡Tú voluntad, date en obras!
¡Tú inteligencia, en ideas!
Este alma mía
abrasada
en un anhelo
encendido,
no ha de ser
grano perdido
en los
bordes de la arada.
Que es
verdad que, aunque haya quien
nunca
lograra entenderlo,
hay un goce
en hacer bien
por sólo el
goce de hacerlo.
Y es que al
que siembra esté suelo
de rosas y
poesías de esperanzas,
de alegrías de
fortaleza y consuelo;
y al que le da
a sus hermanos
rosas de
consejos sanos
y palabras
bondadosas...
¡Le queda
siempre en las manos algún
perfume de rosas!
Y al fin rendido quisiera
poder decir cuando muera;
Señor, yo no
traigo nada
de cuándo te
amor me dieras.
Todo lo dejé en la arada
en tiempos de sementera!
Allí sobre mis ardores
vuelve tus
ojos allí,
que allí he
dejado unas flores...
de consuelos
y de amores
¡y ellas te
hablarán de mi!
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