Publicado por: Félix Martínez Cabrera
El
nuevo escudo papal, casi igual que cuando
era Arzobispo de Buenos Aires, prevé el cambio de la
estrella, que en vez de 5 puntas tiene 8, para
simbolizar las 8 bienaventuranzas. Modifica la flor de nardo, que representa a
San José, patrono de la Iglesia universal. Aparece el símbolo de los jesuitas
JHS, que se mantiene como estaba. La estrella simboliza a la Virgen, Madre de
Cristo y de la Iglesia, mientras la flor de nardo simboliza a San José, patrono
de la Iglesia universal (son las grandes devociones y preferencias del Papa).
El lema de Papa es éste: Según el pasaje completo del Evangelio -“Jesús vio a
un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le
dijo: Sígueme”. Ante los comentarios de los publicanos y recaudadores de
impuestos, que no entiende que llame a un pecador, Jesús les dijo: “Id y
aprended que significa prefiero la misericordia al sacrificio”.(Mt.9, 16)) Con
ello les recrimina muy finamente que Dios prefiere la misericordia a los
sacrificios de la antigua ley, ya que la salvación del hombre viene de Dios, y
no de la ley.
El Papa partiendo de este texto evangélico, usa como lema de su pontificado las
palabras “Miserando atque eligendo”,que proceden de un pasaje de de San Beda el Venerable, comentando
el relato evangélico de la vocación de San Mateo; las traduce en un latín decadente por “miserando
atque eligendo”, esto es, teniendo misericordia, lo eligió y Mateo lo siguió.
Con este simbolismo indica la llamada de Dios a los 17 años, y si ingreso en la
compañía de Jesús. Es significativo el hecho de que al aceptar el pontificado
dijera estas palabras: “Soy un gran pecador, confiando en la misericordia y
paciencia de Dios y en el sufrimiento, acepto.”
Por
este motivo la palabra misericordia estaba muy gravada en él. Tal vez sea la
palabra que más ha repetido en este mes de pontífice, casi siempre unida a la
palabra amor. Dios es amor y misericordia. La palabra perdón esta unida al amor
misericordioso de Dios. La cruz de Cristo encierra esta dimensión, ya que
la cruz es símbolo de "amor, misericordia, perdón y también justicia”. “La
misericordia de Dios es tan fuerte que hace florecer hasta la tierra más árida,
puede hacer revivir incluso a los huesos secos” (Ez.37,1.14).
“Dejémonos
renovar por la misericordia de Dios, dejémonos amar por Jesús, dejemos que la
fuerza de su amor trasforme también nuestras vidas, y hagámonos instrumentos de
esta misericordia, cauces a través de las cuáles Dios puede regar la tierra,
custodiar toda la creación y florecer las justicia y la paz”. “La misericordia
trasforma nuestras vidas”. La misericordia nace del corazón, y es ternura,
afecto, alegría, gozo y sonrisa. “Dios nos vence con su misericordia”, nos
llama y nos enseña el camino, que da sentido a nuestra vida. Lo contrario es el
odio, el rencor, la venganza. En la palabra del hijo pródigo, Dios es amor
porque va a su encuentro, Dios es misericordia porque perdona, Dios es
compasivo, porque limpia las lagrimas del hijo que llora. Su misericordia se
manifiesta en que Dios es comprensivo, paciente, siempre está a la espera. En
que siembra misericordia, recoge la luz, nos trae la paz, y nos hace vibrar con
su ternura.
Para
el Papa “Tomás reconoce su propia pobreza, su poca fe: “‘Señor mío y Dios mío’:
con esta invocación simple, pero llena de fe, responde a la paciencia de Jesús.
Se deja envolver por la misericordia divina, la ve ante sí, en las heridas de
las manos y de los pies, en el costado abierto, y recobra la confianza. Es un
hombre nuevo, ya no es incrédulo sino creyente”.
“Dios nos espera siempre, aún cuando nos hayamos alejado. Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos”. Hay también una reciprocidad: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre”(Mt.6, 36).” Dios es compasivo y misericordioso, tardo a la ira y rico en amor y fidelidad” /Ex.34, 6). Dios se compadece del hombre y lo perdona (Is.55, 7). La misericordia está unida a la gracia (Heb.4, 16). No es un puro sentimentalismo, sino que tiene que traducirse en obras:”Sé tú también misericordioso”(Lc. 10, 37). En castellano hay una cascada de palabras muy parecidas, que nos hacen descubrir los muchos matices que tiene este vocablo: Amor, compasión, alegría, paz, clemencia, humanidad, ternura, perdón, justicia, gracia etc.
“Dios nos espera siempre, aún cuando nos hayamos alejado. Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos”. Hay también una reciprocidad: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre”(Mt.6, 36).” Dios es compasivo y misericordioso, tardo a la ira y rico en amor y fidelidad” /Ex.34, 6). Dios se compadece del hombre y lo perdona (Is.55, 7). La misericordia está unida a la gracia (Heb.4, 16). No es un puro sentimentalismo, sino que tiene que traducirse en obras:”Sé tú también misericordioso”(Lc. 10, 37). En castellano hay una cascada de palabras muy parecidas, que nos hacen descubrir los muchos matices que tiene este vocablo: Amor, compasión, alegría, paz, clemencia, humanidad, ternura, perdón, justicia, gracia etc.
El hombre es un ser que conoce y puede
comprender los misterios del mundo. Jesús es el centro del cristianismo, a
quien tenemos que conocer y amar, pero hay una exigencia fundamental en la
vivencia cristiana, que se reduce a estas palabras amar y comportarse
misericordiosamente, ya que Dios es amor y Dios siempre perdona. El salmo nos
enseña como tenemos que orar.
«Dad
gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. Diga la
casa de Israel: “Eterna es su misericordia” (Sal 117,1-2
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