Conócete y
comprenderás a los demás
07-01-2016
¿Porqué me juzgas? ¿A caso me conoces?
Somos muy dado a juzgar a la ligera a los
demás, sin pararnos por unos segundos a pensar cuales han sido las
causas, el o los motivos, por los que ese ser actúa o piensa de esa forma,
lanzamos acusaciones y calumnias (“a ojos
de buen cubero”), ¿acaso pensamos y sentimos como piensa él o ella?,
¿qué derecho nos asisten para juzgar o difamar los actos de los demás?, solo
Dios conoce y sabe las causas y sin embargo, Él no nos recriminan nuestros
pensamientos y actos, Él no nos juzga, nos deja actuar según nuestro propio
albedrío, solo el resultado de nuestros actos y pensamientos nos juzgaran ante
el gran tribunal del amor y misericordia infinita del Ser del cual, Él es
nuestro principio, en todos los sentidos; si, Él no nos juzga ni nos juzgará,
¿quienes somos nosotros para juzgarnos los unos a los otros?
Para ello has de conocerte, pero ¿Tú te
conoces a ti mismo?
Para poder atrevernos tímidamente a opinar
sobre el modo de proceder de otras personas, primero hemos de tratar de
conocernos profundamente a sí mismos. Es muy temerario y arriesgado el objetar,
juzgar u opinar sobre las actividades o actuaciones de los demás. ¿A caso, tú
te has juzgado alguna vez tus propias decisiones o actos?.
Quien de nosotros no se ha equivocado o ha
actuado alguna vez fuera de los cauces o frecuencias normales o aparentemente
concordante con la ética natural o cristiana, las razones de nuestras caídas solo
son conocidas por nuestras conciencias y por el espíritu o átomo divino que nos
da esta vida; quien no ha tropezado o caído una sola vez en la envidia,
avaricia, en el sexo de actos o de pensamientos, en la erótica del poder, etc.
etc..
Seamos misericordiosos como nuestro Señor,
perdonemos y ayudemos a nuestros hermanos a sobrevivir, no nos hagamos la vida
más difícil de lo que es, aceptemos cada uno nuestra cruz, carguemos con ella y
sigamos a Cristo según el Evangelio, viviendo en comunión con Él y con nuestros
hermanos.
Por qué, “tú y yo somos una misma cosa”.
Recuerda, Dios es el origen y el principio de
todo cuanto existe, por tanto, somos seres e hijos de un mismo principio, somos
materia y energía, luz y oscuridad impregnados del espíritu de Dios como lo es
todo en el universo solo que, cada cual vibra en frecuencias y tonalidades
diferentes; entre otras, el Creador es la fuente del sonido, (música) por
lo cual, nuestros pensamientos y actos actúan como los sonidos y vibración de
la música, cada nota tiene su propia frecuencia o vibración, solo nos
diferenciamos en leves matices. Lo que crees ver en tu prójimo son los
espejismos de tus propios actos y pensamientos, por eso en Lucas 6:41 Jesús dijo: 41¿Por qué miras la brizna de paja que está en
el ojo de tu hermano pero dejas de ver la viga que está en tu propio ojo?. Seamos
sensatos y no nos juzguemos los unos a los otros porque, es como juzgarnos
a nosotros mismos y, este no es nuestro cometido, lo que si hemos de procurar
es, que nuestros pensamientos y actos sean puros. Porque, solo por nuestros
pensamientos y actos seremos juzgados, “el árbol lo conoceréis por sus
frutos” y estos son nuestros pensamientos y actos. Mt.7 16 Por sus frutos
los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Y Mt.7 17 Así
también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos
frutos.
Acéptate tal cual eres.
Lo fundamental es aceptarnos y perdonarnos a
nosotros mismo, viviendo en paz y alegría por ser quienes somos y a pesar de
nuestras diferencias, porque, si no nos perdonamos ¿cómo podremos ser capaces
de perdonar a nuestros hermanos?; sí, debemos perdonar hasta a nuestros
enemigos haciendo como dice Jesús en Mt. 10:27. 27Él
le respondió diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo
como a ti mismo”.
Alégrate porque eres único.
Los seres humanos somos semejantes a nuestro
creador en cuanto, a ciertas capacidades que los demás seres vivientes no
poseen como, haber sido dotados de una mente pensante capaz de discernir sobre
el bien y el mal; la voluntad de hacer o dejar de hacer según nuestro criterio
o, la libertad de creación o reproducción, en nuestro caso, es una consecuencia
de nuestra capacidad creadora de vida, mediante un acto de nuestra voluntad
podemos hace posible traer al mundo nuevos seres a la vida. A estas capacidades
los teólogos las llaman “las potencias del alma”, que son: memoria,
entendimiento y voluntad. Alégrate porque somos únicos como seres vivientes, y
como seres individuales, tampoco existimos dos iguales entre los seres humanos
en el planeta Tierra .
Quien te creó, sabe de que materia estas
compuesto.
Como es obvio, todo cuanto existe es materia,
y esta es energía en mayor o menor grado o densidad; tratare de reducir la
exposición de este tema a un lenguaje básico por varios motivos, primero porque
carezco de conocimientos técnicos sobre esta materia y segundo o más principal
porque aquí interesa la fácil comprensión del mensaje, no interesando en este
caso conocer al mensajero. Gn.1:27. “27Creó, pues, Dios al hombre a su
imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”. Se dice que,
Dios creo al hombre del barro (materia) lo modeló y cuando este ser material
evolucionó, el creador le dio un soplo de vida o ánima, aquí esta esa fusión
para que el homínido dejase de ser un simple animal y formase parte de un nuevo
ser, el ser humano o hombre. Desde esa fecha el hombre sigue evolucionando,
pero a pesar de todo, en nuestro interior sigue predominando los instintos
primarios de animal que como base usó el creador; aún nos queda mucho por
evolucionar para transformarnos en el hombre ideado por Dios, ese soplo divino
de vida está y estará en el hombre hasta que admitamos que ese soplo o chispa
divina nos asemeja y nos une a Dios, que somos su creación y que formamos parte
de Él, Dios está en nosotros y nosotros estamos en Él.
Es difícil para el hombre mantener el
equilibrio entre su animalidad o materialismo y su espiritualidad. En este
mundo o dimensión, domina lo material o animal mientras que, el hombre que
siente esa atracción espiritual tiene que hacer enormes esfuerzos para alcanzar
los frutos deseados, las caídas del ser que quiere evolucionar espiritualmente
por lo general son constantes y frecuentes. Para el creador no cuentan las
caídas sino los enormes esfuerzos por levantarse y seguir adelante, sin
embargo, criticamos los fallos de los demás sin tener en cuenta que todos somos
reincidentes; por eso hemos de revestirnos de amor y ser muy misericordiosos
entre nosotros mismos. Nuestro Señor sabe de nuestros esfuerzos y debilidades,
por eso es misericordioso y nos invita a amarnos los unos a los otros como el
nos ama, hagámoslo con todas nuestras fuerzas y con todo el amor de nuestros
corazones imitándole para que se cumpla su voluntad y no la nuestra.
NOTAS:
Este y casi todos los temas que escribo, son meros apuntes recordatorios,
necesitan un desarrollo que lo dejo para que cada lector piense y recapacite según
su necesidades espirituales, apertura mental o intuitiva.
Estas
notas son un resumen que me valen para recordar todo lo meditado, para poder
exponerlo según pienso y siento, necesitaría muchos folios y tal vez me perdería,
todo esto esta ya dicho por estudiosos en estos temas, por eso escribo de una
forma dirigida a mí, no necesito rebuscar ni rastrear frases, necesito vivir
los principios y fundamentos de lo que escribo para que no sean palabras
muertas, quiero ir al grano para que al releerlas me salte la chispa de luz y
de vida para que permanezca lleno de luz, de vida y de amor. Esta es mi vida y
mi forma de pensar hasta el día de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario