Tiempos de turbulencias y sosiegos
30-03-2016
No
podía imaginar que pasaran casi cinco meses tan descolocado, esperaba como años
atrás una vida muy interiorizada y con afluencia de escritos, ¡no, …. todo se fue
al garete!, nada ordenado, todo ha salido según se iban presentando los
acontecimientos, eso sí, con una presencia bastante continuada en mi mente y en
mi corazón de un Dios que me hace temblar por su penetración en todo cuanto
existe, un Dios (a la vez) volátil, etéreo y al mismo tiempo tan presente en lo
material como en lo espiritual. Es un Dios que irradia su Luz en mi oscuridad,
armonía y sosiego en mi desorden, tranquilidad en mi descontrol, amor en mi
dolor, aceptación y entrega en el desgarro de mi no-ser.
Tratar de imitar a Cristo en lo más cotidiano
Estos
meses están siendo el crisol que depura las adherencias, estoy aprendiendo a
vivir la letra del evangelio, olvidando todo lo que huele a mi, oliendo de vez
en cuando los gestos y palabras del cristo anónimo y necesitado de atención y
ayuda, orando cuando trabajo o camino e incluso recostado en la hamaca,
escuchando sus quejas, etc., esto es, tratar de vivir e imitar al que dio su
vida por los hombres y mujeres de este mundo.
Miedo a la renuncia al no-ser (mis yoes o apetencias y deseos humanos)
Creo
que aún me queda un gran paso por dar como perder el “miedo” al vacío del
abismo divino; para ello he de acabar de aceptar sin recelos la renuncia
absoluta al no-ser, porque, cada día soy más consciente que para abandonar mi
no-ser, he de reconocer al Ser que todo lo impregna, poder ver su espíritu en
todo lo creado, incluso en la materia, así podré verle en mí como otra de sus
obras, la más maravillosa de la creación, el ser semejante a su creador.
Orden y sabiduría en la materia
La
materia es el barro con el cual Dios modeló al ser humano tras millones de
siglos de evolución del homínido. Ese barro o materia también fue creada por la
acción silenciosa del Espíritu de Dios. Su espíritu se manifiesta por el orden
y la sabiduría que encierran las moléculas, átomos, electrones, protones, etc.
hasta llegar a esa parte recientemente descubierta (Bosón de Higgs ó partícula de
Dios) que parece ser algo mucho más sutil que transciende la simple
materia vista así en bruto. En todo está presente el Espíritu del Creador
aunque esa presencia o rayo de luz no es Dios en sí pero, si forma parte de esa
diversidad que representa o manifiesta a la Totalidad.
Grandeza de Dios
Da
vértigo la idea de creer entender cuales pudieran ser las infinitas dimensiones
de la grandeza, conocimiento, poder, etc., etc. ….. Él, y solo Él ES, nadie más
puede entender por nuestra limitada capacidad la grandeza y el poder de Dios.
Solo Él por su gracia, puede hacer ver o comprender a quien Él quiera darle ver
o intuir parte de su gloria; no existen
palabras para manifestar lo in-manifestado, solo el alma en su estado natural o
espiritual puede ver, oír y percibir lo que el ojo, el oído o la mente humana
no puede o no tiene capacidades para experimentar esas visiones, esas voces o
esas percepciones que le son innatas a los sentidos del espíritu o del Conocimiento.
Ser uno en Él
Nuestros
cuerpos son templos vivos del Espíritu Santo, Él es esa chispa o soplo que da
vida al cuerpo, en estos templos están presentes esas “partes o porciones” de
Dios, del cual no nos podemos evadir porque, …. vivimos dentro de Él, y Él está
dentro de nosotros mas …. Él es el aliento que da la vida a nuestros cuerpos. Nuestro
fin es regresar a Él una vez hayamos desencarnado, así …. formaremos parte de la Totalidad sin dejar de ser
parte en la diversidad.
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