CERCA DE DIOS
10-06-2016
¡Señor!, quiero
vivir junto a ti, pero pierdo a cada paso el sentido de tu presencia. Ese es mi
dolor.
Me olvido de ti
sin más, y puedo pasarme horas y horas como si tú no existieras.
Los momentos
de oración durante el día me recuerdan tu existencia, pero entre medias te
pierdo y ando a la deriva todo el rato.
Quiero recobrar
el contacto, quiero «hospedarme en tu tienda» y «habitar en tu monte santo».
¡Dime cómo puedo
hacerlo!
¡Señor!, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda y habitar en tu monte santo?
El que procede Honradamente y práctica la
justicia,
el que tiene intenciones leales y no
calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo ni difama
al vecino,
el que considera despreciable al impío y
honra a los que temen al Señor,
el que no se retracta de lo que juró aún en
daño propio,
el que no presta dinero a usura ni acepta
soborno contra el inocente.
El que obra así siempre, estará
muy cerca de Dios.
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