Hablemos de AMOR
25-05-2016
Mt.
22:37 “Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tus fuerzas”. Dios nos hizo a su imagen y semejanza, decimos que nuestro Creador es AMOR
porque, todas sus manifestaciones son obras o actos de amor. Hemos de tener en
cuenta que todos las grandes obras tanto materiales como espirituales son
frutos del “amor”. El universo es la obra y el espectáculo más maravilloso creado por amor de Dios; grandes obras de
artes creadas por el hombre por amor a su esposa edificando monumentos funerarios
o para dar grandeza a templos dedicados al culto divino como (Taj Mahal, Capilla
Sixtina, Pirámides, etc.). Grandes hombres y mujeres movidos por el Amor, han
llegado a un alto grado de transformar sus vidas por amor y entrega a Dios y a
sus semejantes, estos son los grandes santos y santas. Es sabido que para
realizar estas grandes, medianas o pequeñas obras es necesario un esfuerzo o
trabajo, y estos necesitan energías para llevarlos a su fin, esta energía es la
más abundante y potente que existe en todo el universo, se llama Amor. Este es
el mandamiento más importante, San Mateo 22:38 “Éste es el
grande y el primer mandamiento”. Mt.
22:39 “Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”.
En san Juan 13:34 (se nos dice:) “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros”. “Como
os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”. ¿Nos amamos como dice
Cristo?. Si nos amásemos como dice Jesús ¿cuántas dificultades nos
ahorraríamos?, es fácil perdonar y amar a nuestros hermanos de sangre o en la fe
del Señor Jesús, aunque a veces nuestro orgullo, soberbia o rencor nos hace
imposible llegar a un perdón o reconciliación total. ¿Qué hacer para poder amar
como nos pide Cristo? La cuestión es que Nuestro Señor Jesucristo quiere que
ese amor sea: “como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”.
Así debe de ser nuestro amor, amor de servicio y entrega sin esperar nada a
cambio. El apóstol continua diciendo: Jun.
13:35 en esto conocerán todos que sois
discípulos míos: “si os amáis los unos a los otros”.
Pero el amor de Dios no
queda ahí solo, el amor del Padre abarca muchísimo más, inunda todo cuanto ha
creado porque, todo cuanto existe vivible e invisible fue hecho por su amor,
siendo el hombre el ser más amado, si es que el amor se pudiese medir. Se puede
decir que el hombre es su debilidad, pues Dios nos creó semejante a él, por eso
somos su creación, y su producto, su hijo, su hija, su propósito y somos él
mismo, quiere que nos amenos para que no nos separemos de la parte que es él,
quiere que cuando nos sintamos perdidos le llamemos, él acudirá en nuestro
auxilio porque él esta y vive en nuestros corazones.
En el evangelio de san Mateo
5:39 y sig., continua diciendo: 5:39 Pero yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si
uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; (este y otros de los comentarios que
siguen a cada versículo pueden ser uno de los ejemplos similares que podemos
aplicar al texto bíblico: “si ayudas a algún vecino o alguien y este te
devuelve una mala acción o critica tu ayuda, no se la tome en cuenta, cuando te
vuelva a pedir ayuda hazlo y, no le eche en cara su desprecio anterior”).
Mt. 5:40 Y al que quiera llevarte a
juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. (“al
que te agravió perdónalo, y si te vuelve a agraviar, vuelve a perdonarlo cuanto
sea necesario”).
(“a
quien te pida un plato de comida, o un donativo, si puedes, dale el doble de lo
que te pidió, porque todo lo que des te será doblemente recompensado”). Mt. 5:41 A cualquiera que te
requiera para caminar una milla, acompáñale dos; Mt. 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues. (“al que te pida,
dale y si no tienes pides a Dios por él, no te niegues a ayudar al que por
necesidad te pida para devolvértelo cuando pueda, dáselo aunque sospeche que
nunca te lo devolverá, ayúdale en las medidas de tus posibilidades, ayuda a
todos aquellos que aun sabiendo que se lo van a gastar en alcohol o en otros
producto dañinos para su salud, dáselo, pues la mayoría son enfermos
irrecuperables y no tiene nada con que apagar el fuego de su mal, así, aunque
parezca perjudicial para su irrecuperable salud, dale por amor de Dios las monedas que te pide para que se compre ese vaso de
vino o esos cigarrillos o lo que ellos quieran para calmar el ansia de su sed”).
Mt. 5:43 Habéis oído que se dijo:
“Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Mt. 5:44 Pero yo os
digo: Amen a sus enemigos, bendigan aquellos que los maldicen, háganle bien a aquellos
que los aborrecen, y oren por aquellos que los ultrajan y los persiguen; (“ama a tu prójimo
sí, y, ama también a tu enemigo porque: El Espíritu de Dios habita en todos los
seres y mucho más en el ser humano, ten presente que tu enemigo es también tu
hermano, amalo como tú te amas pues, no te olvides que todos llevamos en
nuestro interior a nuestro mayor enemigo (nuestro ego) y de este no nos podemos
librar tan fácilmente”). Jesús nos pide que bendigamos a quienes nos aborrecen
y nos maldicen, nos calumnian, a los que nos muestran odio, ultraje,
persecución, etc. etc. Jesús entregó su vida en la cruz, amando y perdonando a
sus enemigos y verdugos, amémosle y oremos por todos ellos como hizo Cristo
pues”, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Jun.
15:13)”. Por el amor, dejamos de ser amigos para
formar parte de la gran familia cristiana y universal, ahora todos somos hermanos
en el espíritu, Dios mora en nuestro interior al igual que en el interior de
nuestros enemigos, amémosle como Él nos amó y nos ama, así todos seremos hermanos
en Jesucristo e hijos de un mismo Padre. Viviendo en Cristo y
con Cristo, recibimos por heredad el ser y poder ser llamados hijos de Dios y
herederos de su gloria. El ser hijos de Dios nos hace ser poseedores de su luz
y de participar en la construcción de su Ciudad Santa, la nueva Jerusalén. Perfeccionémonos
en el amor a nuestros prójimos y a nuestros enemigos, porque: Mt. 5:45 de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque
él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e
injustos.
Pongamos
especial interés en amar y perdonar con todas nuestras fuerzas a nuestros “enemigos”,
a los que nos calumnian, a los que nos odian y nos rechazan, a todos aquellos
que te pueden robar hasta tu propia vida pero nunca podrán hurtarte el amor en
Cristo que sientes hacia esos hermanos, ellos no entienden ni conocen la gracia
de sentir la presencia de Dios en sus mentes o en sus corazones, son
merecedores de nuestro perdón y misericordia como el Padre lo es con nosotros. Mt. 5:46 Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen lo
mismo también los cobradores de impuestos [ o ladrones]?
Con la alegría y el gozo de
sentirnos hijos de nuestro Padre Celestial, festejemos y saludémonos por los
encuentros con nuestros hermanos en Cristo aunque ellos nos rehúsen con toda
clase de improperios , para que nuestra paz interior no se vea alterada, ellos
padecen la ignorancia de la fe en Cristo por lo que no debemos de sentirnos
ofendidos, sin embargo, sin saberlo ellos se injurian así mismo. Hagámoslo así
para poder cumplir el precepto de amar como él nos ama, si así lo hacemos, es
porque sentimos y vivimos en Cristo. Mt. 5:47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No
hacen eso mismo los cobradores de impuestos [o ladrones]?
El Señor nos pide que seamos
perfecto como nuestro Padre lo es, pero, debemos saber que solo Dios en
perfecto, con imitarlo ya es suficiente, no sea que en la lucha por conseguirlo
nos sintamos fracasado y desistamos, eso nunca debe de sucedernos, a nuestro
Padre Celestial no le importan nuestras caídas o nuestros fracasos, lo que
cuenta para él es nuestra constancia en tratar de conseguirlo, por eso: Mt. 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto.
San Juan nos comenta que Jesús dijo
a sus discípulos que eran sus amigos y nunca más los trataría como siervos
porque, debían de hacer lo que él les mandase ya que, él les había enseñado la Palabra
de su Padre para que, conociendo a Jesús conozcan a su Padre, conociéndolo
mejor podamos amarles más y ser dignos de ser llamados hijos de Dios. Jun. 15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Jun. 15:15 Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor. Pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas
que oí de mi Padre.
La fe que hemos recibido es un don y un
regalo de nuestro Padre; hemos sido elegidos por él para que sigamos las
huellas de Jesucristo, el Señor quiere que demos frutos buenos y abundantes
pues, Cristo es la vid y nosotros los sarmientos para que, nuestros frutos sean
recolectados y fermentados en el lagar de nuestras vidas, ofreciendo a Dios una
copa repleta de un elixir de amor glorificante. Jun. 15:16 Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros, y os
he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y para que vuestro fruto permanezca;
a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé.
El Verbo se encarnó y vino a nosotros
por amor y nos mandó que nos amásemos los unos alos otros como él nos amó y
nos ama. Hemos de amarnos con un amor puro y santo como es su amor, no con amor
carnal que nos excita y nos apasiona haciéndonos perder la razón y el control, llevándonos
a un estado de frustración si no lo conseguimos cada vez que nuestros cuerpos
desea sexo al cual hoy se le suele designar como “hacemos el amor”, acto que va
camuflado con la palabra “Amor”, pero subyace
en sus entrañas un deseo incontrolado de lujuria pasional que corrompe y mata.
Sin embargo, el amor a Dios es un amor purísimo que nos inflama interiormente llenándonos
de un ardor intenso que nos hace sentirnos henchidos de amor y de paz, dando una
sensación de ingravidez, y no se desea nada más que, quedarse en ese estado de
beatitud, este estado desgraciadamente es muy desconocido incluso dentro de las
instituciones religiosas, por eso el practicante tiene que ser cauto ya que lo
normal es que se les trate de chiflado, embaucador y mil calificativos más que
le hacen ser entre otros incomprendidos, apartados, vituperados y perseguidos
por los llamados sabios de la sociedad libre y globalizada. Para no extenderme
más, ya que este tema es inagotable, termino con dos versículos más del
evangelio de san Juan como punto final. Jun. 15:17 Esto os mando: que os améis unos a otros. Jun. 15:18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a
vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario