Tú, me conoces
11-08-2016
Al menos sé que hay “alguien” de vital importancia para mí que, conoce mis pensamientos aún antes de que mi mente hayan comenzado a gestionarlos. Él sondea todas las cavernas de mi ser, conoce todas las oscuras oquedades, Él es la luz, y mis opacidades para Él son como días lúcidos.
Antes de que verbalice la primera sílaba, Señor, Tú ya sabe cuál será la última, por eso, muchas veces ni las musitan mis labios. Me siento como acogido y protegido entre las palmas de tus manos, haciéndome sentir protegido como un polluelo en la cama de su nido, Tu amor infinito conforta mis noches aciagas. No acierto a comprender lo sublime que es tu sabiduría.
¿Adonde me podré escabullir de tu mirada?,
¿O, podré irme lo bastante lejos para
que tu aliento no me alcance? Porque, si trepo hasta el cielo, Tú estás allí; si me lanzo al mundanal abismo,
también te encuentro allí. ¿Dónde podré
ir que tu mirada no me abrace?
Si pienso: si al menos me cubriesen las
tinieblas, para que, en entorno a mí la luz se torne en una oscura noche, de
nada vale porque, las tinieblas son lúcidas para Ti y las noches son claras como un luminoso día.
Tú me has
tejido en el seno materno creando mis entrañas, y conoce perfectamente cada uno
de mis huesos. Te doy gracias Señor, porque me has escogido prodigiosamente,
porque son admirables tus obras y desde el principio conoces los misterios de
mi alma.
Antes
que llegase el primero, mis días estaban calculados; tus ojos ven todas mis
acciones, todas están escritas en tu libro. En lo oculto, en lo profundo de la
tierra me ibas formando mientras, tú me iba entretejiendo. Llévame a
que me entienda a mí mismo como un todo, alma y cuerpo, sentidos y mente,
sabiduría y locura. Dame, Señor, la gracia suprema del conocimiento propio
frente a ti en el contexto de tu creación entera.
Dios
mío, la concurrencia de tus designios son incomparables, ¡qué inmenso es su
conjunto! Es imposible contarlos porque, son más que los granos de arena del
desierto, aún me quedas tú si los doy por terminados.
Sondéame
y conoce mi corazón, Señor, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, para que
no me desvíe, mira mi camino, ¡en el eterno camino guíame!.
NOTA:
DESPUÉS DE LEER EL SALMO 138, ME INDUJO A DARLE FORMA COMO DE ORACIÓN Y AGRADECIMIENTO A DIOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario