La Voz del Señor
13-12-2017
Han
transcurrido más de cinco meses desde que comenzó el adviento, fecha que para mí
da comienzo cada año un ciclo de espera, para, la conmemoración de la
preparación del advenimiento del Mesías. Nacimiento, después la cuaresma que
termina con la pasión, muerte y resurrección de Cristo, ….
En febrero me
propuse hacer un alto para “digerir y reafirmar” el anterior ciclo, este
repasar se convirtió en un trabajo que cada día se ralentizaba más; en marzo, la
situación se estancaba cada jornada más, en abril clamaba por un nuevo Pentecostés,
a pesar de todo, la situación cada día era más lasa, todo perdía fuerza.
En la mañana
del 12 de mayo tomé la determinación de emprender la marcha como en ciclos
anteriores, después de orar y antes de ponerme a escribir mi diario, recordé
que para entonarme un poco me venía muy bien meditar tras la lectura de un
salmo. Ya que en ocasiones similares me ha dado muy buenos resultado, pensé en
alguno que me animara, pero, cual. Traté de echar a suerte, escogiendo un
número, no tenía ruleta ni nada parecido.
No sé por qué
se me ocurrió sumar el día, mes y año (12+5+2017=2034/ por mi edad 73=27,89, así
que el numero entero más próximo es el 28. Por tanto, gran sorpresa y mayor alegría
al ver que este salmo su título es “La Voz del Señor”. Sé que para muchas
personas hacer esto es una tontería y su resultado una casualidad, pero para mí
no es una casualidad, es un rayo de luz que emana de corazón de Cristo, haciéndome
ver y escoger versos y palabras sueltas, en las cuales me he inspirado,
quedando tanto mi alma como mi corazón muy confortado, no creo exista mejor
elixir inspirador para dar ánimo y fortalecer todo mi ser como leer y meditar
con los salmos.
Además de
recordatorio para que pasado un tiempo pueda releer la historia de mi vida, quedando
de esta forma mejor grabado en mi mente y no se me olvide, también, necesitaba
un revulsivo para reemprender el camino tras las huellas de Nuestro Señor, ensalzando
y proclamando con Él y por Él a nuestro Padre Celestial con la ayuda de la
acción silenciosa del Espíritu Santo.
¡Señor y Dios mío! Desde el atrio Sagrado de Tu Templo
en mi interior, doblego mi voluntad, arrodillándome ante mi Señor. Por tu infinito
amor y misericordia soy tu hijo; aclamo, bendigo y glorifico el poder y la
gloria del Santo Nombre del que ES y que vive dentro de mí.
Tu voz del Señor, lanza llamas de fuego que purifican
y sacuden mi desierto glorificando al que habita en mí; Él, sentado como un rey,
bendice y da fuerzas a su pueblo que al unísono grita: ¡Gloria a ti Señor!
En lo más profundo de mi corazón, resuena su voz
sobre las aguas torrenciales de mis apetencias, la voz del Señor las descuaja y
desmorona, como terrón de tierra empapado por el agua de vida que mana de Sus
entrañas, haciéndome brincar como cabrito en la pradera.
Hoy es
el primer centenario de la aparición Mariana en Fátima, más la canonización de
Jacinta y Francisco, pastorcillos que serán elevado a los altares por el Papa
Francisco. Día hermoso y solemne para la Iglesia, ¡Señor! derrama tu gracia
para que la paz reine en toda la tierra, y que tu Espíritu Santo nos ilumine porque,
estamos ciegos y sordos. Abre nuestros oídos para oír tus palabras que dan vida,
da luz a nuestros ojos para que podamos ver la grandeza de tus obras. Y que Maria,
madre de Dios y madre nuestra interceda ante Dios por nosotros, junto con
Jacinta y Francisco: por Jesucristo nuestro Señor
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