lunes, 22 de mayo de 2017

LANZARSE AL ABISMO DE DIOS

Hacerse como niño


Lanzarse al Abismo de Dios
22-05-2017

Quiero y deseo reemprender mi actitud para seguir plasmando con más frecuencia en este diario todas mis vivencias, más, todo cuanto hago o pienso, he de recordar que la única herramienta utilizada hasta la fecha es, relajación, invocación de ayuda al Espíritu Santo, dejar la mente en blanco hasta que aparezca claramente una frase, acto seguido deletrearla en la pantalla mediante las pulsaciones correspondientes sobre el teclado.

Desde aquí, dejo que fluyan las palabras o sílabas, e ir escribiendo sin prestar atención o preocupación por lo que va a salir, pero, para que sea legible, después viene lo de corregir las pulsaciones incorrectas, puntos y comas, etc. Este es el corazón y el método a seguir y que he utilizado hasta ahora. A todo lo que sale se le podría decir que en su mayoría es producto de la musa o inspiración. 

Vengo observando desde hace algún tiempo que, todo mejoraría con una metodología planificada desde el comienzo del adviento, siguiendo la cuaresma hasta el final del tiempo ordinario de la liturgia. Tiempo de preparación y meditación sobre la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús, planes y más planes diseñados y conducidos por mí, tremenda equivocación si continúo así. He llegado a la conclusión de que una vez alcanzado cierto grado espiritual, los métodos del inicio, se deben abandonar para que no nos encapsulen. La mecánica en la vida espiritual, (para mí), conlleva al revestimiento como de un jubón o camisa de fuerza, que nos conducen a la inmovilidad de sentimientos y acciones.

El único aparejo que nos debe acondicionar es, el amor y la libertad de acción en el seguimiento de Jesucristo, para que nos dejemos llevar al Padre mediante la libre acción inducida por su Espíritu Santo, al cual, hay que dejarle hacer para que, afloren sus acciones a través de nuestros actos.

Todo radica en ser capaces de vencer los miedos al despojarnos completamente de todos nuestros egos o “yoes”, lanzándonos al abismo (de Dios), del no ser para ser. Lanzarse al abismo de Cristo es, desnudarse de sí mismo ante Dios y ante esta sociedad, lanzarse al abismo de Dios es superar el miedo al rechazo, el miedo a lo imprevisible, el miedo e incomprensión a los miedos del no ser, del no tener, el miedo a ser rechazado, etc.

Todos estos miedos forman como una gran muralla en apariencia infranqueable, para poder superar estos miedos, es imprescindible vencerlos lanzándonos al vacío de lo desconocido, hemos de lanzarnos a las manos de Dios, confiado como un niño cuando se lanza a los brazos de su padre, sin miedos ni perjuicios.

Lanzarse al vacío o abismo es, como despeñarse sin saber que hay o qué te espera. Es dejar de ser para Ser, es morir a ti mismo para que Cristo viva y actué a través de ti.




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