Proyecto
de salvación
8-12-2017
Aíslame Señor de todo pensamiento y deseo que
no provenga de Ti, por eso hoy, especialmente y de forma extraordinaria convoco
al conductor de mis pensamientos para ir a Ti acompañado de María, la llena de
gracias. No suelo hablar o referirme a ella, no es que no la ame. Tengo la sensación de que ella es la figura
que está detrás del espejo, es ella la que difumina la imagen de sí misma, para
que, yo solo Te vea a ti Señor.
Imagen del "proyecto de
salvación", imagen que necesito para tratar de seguirte, Señor, siempre
que te veo de cualquier forma está presente su fragancia, ella es el perfume de
Tu presencia, está en el ambiente, por eso, talvez no la nombre con frecuencia ya
que, al hablar de Ti, de alguna manera ella es parte de Tu presencia. Hoy, el
día que la Iglesia la festeja, yo me sumo a ella, porque es Tu Madre corporal o terrenal.
(Nota: Tenemos tres hijas y un varón (la
primogénita) su nombre es María Inmaculada, a la que solemos llamar familiarmente
"Inma").
Hoy vuelvo a Ti acompañado de
ella, porque: Tú, ella y yo, formamos una de las células base de Tu "proyecto
de salvación universal", para la realización de tal proyecto hace falta
que se sumen todos aquellos que profesamos la fe en Cristo.
Sin ella, nada hubiese sido
posible, con su "hágase en mí tu voluntad", la divinidad tomó cuerpo,
el "Si" de María es el perfume o fragancia que se transpira ante la
presencia de Jesucristo, por eso digo que su imagen reflejada en el espejo del
"proyecto de salvación" es sustancialmente imprescindible.
Para mí personalmente, tengo
tres momentos casi inadvertido que han dejado y está dejando sus huellas:
1º.- (Tenía entre 3-4 años),
entre sueño hubo una aparición de una señora vestida de blanco muy reluciente, el
impacto fue muy fuerte porque, solo me miraba y sonreía, fue en el pequeño cañaveral
que existía entre la acequia donde se unía a la tajea que conducía el agua al sifón
que está en el pechete del antiguo camino de la sierra Gibralgalia que pasaba
por el Parador del conde, antes de cruzar el río Guadalhorce (Pizarra, Málaga).
2º.- Cuando tenía unos 7-8
años, entrando en la sacristía de la parroquia para revestirme de monaguillo, a
la derecha y en un banco, estaba sobre el mismo la imagen de la patrona (Virgen
de la Fuensanta), esta quedaba casi a mi altura, elevando un poco mis ojos le
mire a la cara y me pareció ver que me miraba porque, su cara parecía el de una
persona normal y sus ojos se movían. No comenté nada al párroco, en cuanto llegué
a mi casa se lo comenté a mi madre, su consejo fue: "no digas nada a nadie
que no te van a creer y te puede hacer daño la gente", no hubo más
comentario hasta el día de hoy. Estos dos recuerdos están muy vivos en mi
mente, sin embargo, a exención de estos dos vivos recuerdo, los pocos que
existen no se puede decir que son recuerdos, son imágenes como difuminadas entre
niebla.
3º.- Al principio de este
escrito, expongo de forma general lo que quiero decir en este tercer punto, no
obstante, lo personalizaré algo más: Mi
necesidad interna de búsqueda nunca fue lineal, ha habido altos y bajos como
suele ser la vida, Dios fue quien me ha escogido, sus llamadas sí fueron
constante, la atención que yo presté fue variable, los quehaceres y
circunstancias de la vida junto al estado de ánimo, crearon momentos de
plenitud y de desánimos.
En ciertos momentos, rehuía
de la meditación porque me avergonzaba de mí, esto suponía bajadas y
estancamientos hasta aquel día que, visionando mis caídas, la gran voz resonó fuerte
e insistentemente en mi interior, voz que decía: "no te importe las caídas,
levántate, levántate y camina hacia Dios, camina, no te pares …". Voz
clara, fuerte e insistente, esto junto con otros acontecimientos me hicieron
cambiar, a partir de aquel día, tengo más constancia en mantener en mi mente su
presencia (aún es insuficiente).
A partir de esa fecha, sin mentar a María, la
tengo muy presente, ella está como escondida, su fragancia la percibo al
meditar en Jesús, como cuando medito y procuro estar ante la presencia de
Cristo, ella está allí, al igual, se percibe la presencia del Padre Amante e Omnipresente,
como también se hace perceptible la acción del Espíritu divino o acción del
Espíritu Santo.
Cristo es el verbo o la
manifestación y encarnación de la palabra del Padre, palabra que es el
"proyecto de salvación universal" que emana del Padre a través de la acción
creadora del Espíritu de Dios, fue posible gracias al "sí" de María.
Con esto, quiero hacer mención a la importancia de la Encarnación de la Palabra
o Verbo, porque, sin la colaboración de la Virgen María, no hubiese sido
posible que se realizara el proyecto de salvación universal previsto desde el
principio por el Padre.
Hoy en mi meditación y en mi
vida diaria María es, como si se apartara para quedar en un segundo plano
porque, es el Verbo el regalo que nos envía el Padre, para que, le sigamos e
imitemos.
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