Lléname de tu Luz
14-01-2018
¿Qué hago Señor?, mi mente está como secuestrada por
ruidos externos, sé que estas aquí, pero te siento lejano, presiento que me
hablas, es como ver moverse tus labios con una sonrisa en tu semblante y no oír
tus palabras, despeja esa especie de niebla mental que me paraliza y dificulta
poder verte y oírte con claridad, alivia este agotamiento y cansancio. “Lléname de tu luz”, la necesito para
hacer tu voluntad con amor e ilusión. Quiero y amo a la esposa que me diste, la
acepté a sabiendas de su enfermedad y discapacidad.
Lo sé pero, no losé, .... lo hago pero, no lo hago,
.... últimamente, muchas de sus acciones están fuera de sí misma, son tan
constantes que, casi siempre actúo de manera brusca, solo así es posible que
haga algún caso. Ejemplo: Quiere medicarse por sí misma pero, con frecuencia
altera, cambia o deja la toma de medicamentos, en consecuencia lo hago yo y no
quiere, dice que se encuentra bien y que no tengo por qué hacerlo o, se quita
las gafa que le suministra oxigeno mientras duerme por las noches, trato de
ponérsela y dice una salta de incoherencias, entonces, solo hace caso si le
reprendo con cierta acritud, alguna que otra vez ella protesta por mi aspereza
en estos casos.
Sé que está mal mis asperezas o destemplanzas, pero no
hay otra forma de actuar que sea efectiva. Te suplico Señor que me arme de la
pasividad necesaria para no hacerle daño o sufrimiento, Tú me has dado esta
cruz que he de llevar con una alegre pasividad, como sé que no tengo madera de
santidad, revísteme con una coraza que me de ánimo y luz para no errar en mis
actos o acciones, dando amor tantas veces cuantos abruptos reciba.
La verdad es que pesa más el tiempo que las acciones, creo
que la repetición casi diaria es la causa de este peso que aumenta día tras
día. Escribo esto como terapia de desahogo, no pienso tirar la toalla como se
suele decir, Señor tú lo sabes mejor que yo, sé que aún me quedan muchas
aristas por lijar.
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