CRISTO ES NUESTRA FUERZA
18 Marzo 2018
Difícil e incierto es
poner en marcha el silencio necesario, para que, aflore tu voluntad en mi, los
ruidos interno son como niebla espesa que ahogan mi voz. Necesito respirar “tus
palabras de vida eterna” para que, florezcan días con amaneceres lúcidos y
atmósfera respirable.
Cada día pasa con más
rapidez y, los pasos con el tiempo se vuelven lentos y pesados, la marcha
aunque sea casi agónica no puede inmovilizar ese caminar, tienes que respira
hondo sin pensar en las dificultades de cada día, confía, no olvides que tu
eres el camino y el caminante, tu vida depende de no ser vencido por la pesada
carga, levanta tus ojos, mira al universo que te rodea, es eterno e infinito
más, tu creador te puso en el para que seas testigo de su creación, incluido el
de tu propio existir.
Parece como si todo se
cae pero, no es así, todo pasa y todo se renueva, así ha sido desde el
principio, pero el Ser, tu ser es uno en la diversidad, más, es eterno ya que,
el “soplo de vida” que convierte al homínido en ser humano está dentro de ti, haz
por conocerlo pues, él es quien te dará la luz y las energías necesarias para
que en ti se produzca esa especie de “bin-bang” personal que dará a luz la
nueva creación, el hombre nuevo o universal, el alfa y omega, el hombre que
eclosiona desde dentro hacia afuera dando luz a su oscuridad.
Por la negación a sí
mismo, el nuevo hombre es o será testigo fiel del nuevo reino que nos trajo
Cristo, reino de Amor, reino de Comunión,
reino de Luz, .... reino del “Hombre Universal
Alfa y Omega” a semejanza de Cristo.
Eclosionemos desde
nuestro interior, irradiemos la luz de Cristo, que ni más ni menos es esa
chispa que todo ser humano portamos en nuestro interior, partícula divina que
procede del Padre, por la cual nos hace semejante a Él. En ella se concentra
toda las energías necesarias para poder realizar ese bin-bang, y evolucionar
interiormente para que Cristo se manifiesta a través de nuestro ser.
Por la certeza que
despierta dentro de nosotros esta realidad, tenemos que irradiar: Amor, Paz y Alegría
hacia todos nuestros semejantes. Es una fuerza energética que si no se comparte
desde lo más profundo de nuestro ser hacia afuera, es una energía inicua.
Vallamos tomando
conciencia de esa fuente interior para que, el inagotable manantial aflore por
sí y tome vida, ayudemos y no tratemos de manipularla, dejemos a Dios que haga
de Dios y aceptemos y cumplamos por siempre su santa voluntad. Así daremos paso
al hombre universal o cósmico, libre de cadenas y ataduras.
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