miércoles, 13 de abril de 2016

EVOLUCIÓN






Todo evoluciona
13-04-2016

Quiero dejar para mis recuerdos constancia de que no estoy tan inactivo como parecen demostrar la escasa cantidad de escritos y la frecuencia de los mismo, en estos meses son muy pocos en relación con otros; es verdad, que nada esta inmóvil, ni las formas son constantes, todo cambia y evoluciona como la misma creación, todo esta en continua ebullición. Ahora trato de dar vida a las enseñanzas recibidas, todo es una acción constante y callada para poder vivir y saborear los pequeños momentos, dando importancia a aquellas acciones que antes pasaban sin dejar rastro ya que ni sombras producían, ahora las pequeñeces se transforman en grandes proezas.

La oración deja de ser estática y se convierte es dinámica. Ahora casi desaparece el tiempo acotado a orar de forma metódica y sistemática, para dar paso a otra forma de orar durante las veinticuatro horas, tomando consciencia de vivir en una oración continua, es…. procurar que la lámpara permanezca encendida en todo momento y lugar, “hora et labora”.

Así, puedes dejar de hacer tus cosas y no estar constantemente pendiente del reloj pensando: “ahora me toca hacer esto, o tengo que hacer lo otro, etc.”, deja de cronometrar el tiempo para darte a los demás, date a Dios viviendo el eterno presente, date a los demás siendo consciente de que Dios está en ellos, no mires el crono porque…. “relativamente” en el también está Dios.

Vive conscientemente el momento, haz una vida normal, no busque gestas históricas ni el hacerte notar, difumínate en todo y empápate de todo, porque en todo lo creado está la sabiduría y el Espíritu de Dios, pero no te engañes, todo lo creado no es Dios, él lo transciende todo pero…. viendo su espíritu, la sabiduría y el orden que existe en todo el macrocosmos como en el microcosmos, nos estamos haciendo consciente que somos uno en Él.

¿Por qué, somos consciente de la existencia de ese Ser que ha creado todo cuanto existe ya sea visible o invisible? En este mundo donde reina la materia y el orden preestablecido por su creador, solo existe un ser que tiene la capacidad de reconocer esta diferencia con los demás seres, este ser es el hombre. Todos los seres creado están sujetos a esas leyes de la naturaleza como diría un científico, esas leyes son la manifestación de la presencia de su creador, solo el hombre está capacitado para reconocer su estatus, cualidad que el creador añadió a ese o esos homínidos una vez alcanzada la evolución necesaria para depositar en el o en ellos el libre albedrío (memoria, entendimiento o discernimiento para ser consciente de que existen diversas opciones y la voluntad de decidir, por eso el homínido pasó a ser humanoide y por el libre albedrío el creador lo hizo semejante a Él.


miércoles, 30 de marzo de 2016

TIEMPOS DE TURBULENCIAS Y SOSIEGOS



Tiempos de turbulencias y sosiegos
30-03-2016

No podía imaginar que pasaran casi cinco meses tan descolocado, esperaba como años atrás una vida muy interiorizada y con afluencia de escritos, ¡no, …. todo se fue al garete!, nada ordenado, todo ha salido según se iban presentando los acontecimientos, eso sí, con una presencia bastante continuada en mi mente y en mi corazón de un Dios que me hace temblar por su penetración en todo cuanto existe, un Dios (a la vez) volátil, etéreo y al mismo tiempo tan presente en lo material como en lo espiritual. Es un Dios que irradia su Luz en mi oscuridad, armonía y sosiego en mi desorden, tranquilidad en mi descontrol, amor en mi dolor, aceptación y entrega en el desgarro de mi no-ser.

Tratar de imitar a Cristo en lo más cotidiano
Estos meses están siendo el crisol que depura las adherencias, estoy aprendiendo a vivir la letra del evangelio, olvidando todo lo que huele a mi, oliendo de vez en cuando los gestos y palabras del cristo anónimo y necesitado de atención y ayuda, orando cuando trabajo o camino e incluso recostado en la hamaca, escuchando sus quejas, etc., esto es, tratar de vivir e imitar al que dio su vida por los hombres y mujeres de este mundo.

Miedo a la renuncia al no-ser (mis yoes o apetencias y deseos humanos)
Creo que aún me queda un gran paso por dar como perder el “miedo” al vacío del abismo divino; para ello he de acabar de aceptar sin recelos la renuncia absoluta al no-ser, porque, cada día soy más consciente que para abandonar mi no-ser, he de reconocer al Ser que todo lo impregna, poder ver su espíritu en todo lo creado, incluso en la materia, así podré verle en mí como otra de sus obras, la más maravillosa de la creación, el ser semejante a su creador.

Orden y sabiduría en la materia
La materia es el barro con el cual Dios modeló al ser humano tras millones de siglos de evolución del homínido. Ese barro o materia también fue creada por la acción silenciosa del Espíritu de Dios. Su espíritu se manifiesta por el orden y la sabiduría que encierran las moléculas, átomos, electrones, protones, etc. hasta llegar a esa parte recientemente descubierta (Bosón de Higgs ó partícula de Dios) que parece ser algo mucho más sutil que transciende la simple materia vista así en bruto. En todo está presente el Espíritu del Creador aunque esa presencia o rayo de luz no es Dios en sí pero, si forma parte de esa diversidad que representa o manifiesta a la Totalidad.

Grandeza de Dios
Da vértigo la idea de creer entender cuales pudieran ser las infinitas dimensiones de la grandeza, conocimiento, poder, etc., etc. ….. Él, y solo Él ES, nadie más puede entender por nuestra limitada capacidad la grandeza y el poder de Dios. Solo Él por su gracia, puede hacer ver o comprender a quien Él quiera darle ver o intuir parte de su gloria; no existen palabras para manifestar lo in-manifestado, solo el alma en su estado natural o espiritual puede ver, oír y percibir lo que el ojo, el oído o la mente humana no puede o no tiene capacidades para experimentar esas visiones, esas voces o esas percepciones que le son innatas a los sentidos del espíritu o del Conocimiento.

Ser uno en Él
Nuestros cuerpos son templos vivos del Espíritu Santo, Él es esa chispa o soplo que da vida al cuerpo, en estos templos están presentes esas “partes o porciones” de Dios, del cual no nos podemos evadir porque, …. vivimos dentro de Él, y Él está dentro de nosotros mas …. Él es el aliento que da la vida a nuestros cuerpos. Nuestro fin es regresar a Él una vez hayamos desencarnado, así …. formaremos parte de la Totalidad sin dejar de ser parte en la diversidad.



sábado, 12 de marzo de 2016

SEGUIR A CRISTO

Seguir a Cristo
12-03-2016

Son diferentes los modos y formas de seguir a Cristo, como son diferentes los modos y formas de ser llamados para dar testimonio del Hijo del Hombre, Jesús nos llama o nos invita a seguirle escuchando su palabra, a guardar en nuestros corazones la semilla de vida, a dar vida a su mensaje salvífico, etc. pero la forma más eficaz es seguirle, pisando como él, pisadas que dejan huellas de amor fraterno con olores de humildad, misericordia y entrega. Cristo ha de ser el centro de nuestras vida.

La consecuencia de que Cristo es el centro de la vida cristiana, es que el Cristiano tiene que seguir sus huellas y el camino trazado por Él. Este es uno de los elementos integrales de la moral cristiana, ya que en este seguimiento tiene que copiar los comportamiento de Jesús y seguir su huellas. Seguir a Jesús es oír su palabra y el mensaje del Reino. Entrar en el reino es servir y ser servidores (Mc. 10, 45; Lc. 22, 27; Jo. 13, 4 ss).

Por eso el acontecimiento más grande del cristiano es encontrarse con Cristo y desde ese momento acudir a su llamada y seguirle. Seguirle es responder sí a Dios como Cristo (Rom. 5, 10). Escucharlo (Mt. 17, 5, 19; Mc. 9, 7; Lc.9, 35). Dejarse reconciliar en el amor (2 Cor. 5, 18 ss.) Cristo sigue vivo en la iglesia, y nos sigue llamando. Pablo se encontró con Cristo en el camino de Damasco y cambió radicalmente su vida (1 Cor. 9,1; 15, 1;Ga1.1, 11-17). Lo siguió, renunciando a su pasado (Gal. 1, 17 ss.). Seguir a Jesús y ser su, discípulo es lo mismo que seguir sus huellas y marchar en pos de Él. Jesús hace siempre el camino delante de nosotros (Mt. 19.1-2); 20, 17-18; 21, 1; 26, 32; 28, 7). Para Lucas Jesús es el camino, la verdad y la vida (Lc.5, 11; 7,9; 11,23). Se sigue a Jesús, porque se cree firmemente en Él, como un absoluto. El llamamiento de Cristo es tan radical, que se antepone a la familia, a las riquezas, y a la misma vida (Mt. 21, 22; Lc.9, 61; Mt.19, 21; Lc. 14, 23).

Jesús es el Dios único y verdadero, el Hijo de Dios, el enviado del Padre, que nos llama para darnos su gracia y unirnos a la comunidad de los creyentes. La moral cristiana no es una simple ideología, sino una vivencia, que sumerge al creyente en las mismas entrañas de Cristo y que se aprende en el contacto personal con Él en la oración (Jo.1, 39). Jesús vive, Jesús nos mira y nosotros lo miramos. Teresa de Jesús decía: De ver a Cristo me quedó imprimida su grandísima hermosura y la tengo hoy en día" (Vida, 37, 4). Pablo habla de la identificación del Cristiano con Cristo: "Hijos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, haced que Cristo se forme en vosotros" (Ga1.4, 19)

Seguir a Jesús es oír su Palabra. Seguirle es servir y llenar el mundo de alegría y de paz. (Mc. 10, 45; Lc. 22, 27; Jo. 13, 4 ss). Seguirle es entrar en su compañía, oír su palabra y adherirse a ella, con toda el alma y todo el corazón y sin reservas (Mt. 8, 38). No solo Dios busca al hombre. Es el hombre el que debe buscar a Cristo, como el hijo pródigo a su padre para echarse en sus manos (Lc. 15, 11-32). El hombre actual, ante su vida vacía, tiene necesidad de Cristo, para que de sentido a su vida. El buen pastor busca a la oveja perdida y vive entre ellas (Lc. 15, 3). Cristo acoge a los pobres y a los pecadores y come con ellos (Lc. 15, 1-2). Jesús es el buen samaritano, que tiene abiertos los brazos a los pobres, a los perseguidos, a los que llevan heridas en su carne (Lc.10, 30-37). Cristo es un reguero de amor, de misericordia, de compasión con los hombres.

Este encuentro con Cristo, lo explica san Agustín en uno de los textos más bellos de los escritores cristianos. En él explica su itinerario hacia Cristo: "Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva y tú estabas dentro de mi y yo fuera. Y así por fuera te buscaba; y, por mi forma de ser, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en Ti, no existirían. Me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspire, y ahora te anhelo; te gusté a ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste y deseé con ansia la paz que procede de ti. Cuando yo me acerqué a ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mi y mi vida será realmente nueva, llena toda de ti. Tú, al llenarme de ti, me elevas más, y al no llenarme de ti, soy para ti una carga. Están en lucha mis alegrías, dignas de ser lloradas con mi tristeza, dignas de ser aplaudidas y no sé de qué parte está la victoria, ¡Ay, Señor, de mi! ¡Ten misericordia de mí! Están también en lucha mis tristezas malas con mis gozos buenos: no se a quien se ha de inclinar el triunfo, ¡Ay de mi, Señor. ¡Ten misericordia de mi. Yo no oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo soy enfermo. Tú eres misericordioso y yo estoy necesitado. ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo un servicio militar? ¿Quien gusta las molestias y trabajos? Tu mandas aguantarlos, no amarlos. Nadie ama lo que aguanta, aunque ame aguantarlo. Porque, aunque goce en aguantarlo, más quisiera, sin embargo, que no hubiese nada que aguantar. Pero toda mi esperanza descansa solo en tu misericordia. ¡Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras!