domingo, 26 de junio de 2016

¿HACIA DÓNDE CAMINO?






¿Hacia dónde camino?
26-06-2016

¿Hacia dónde camino?, cuando quiero trazar una ruta sobre el papel, es como si la superficie suave y lisa se convirtiera en un inmenso pedregal. Ahora qué, ¿cómo trazar una senda entre inmensos peñascos?, cómo comienzo si para mí en esos momentos es como si no existiera horizonte al estar sumido en mi corporalidad, en tales circunstancias he de vaciar mi interior y al mismo tiempo dejar que se vaya rellenando de vacío (nada), es como si rellenamos un globo con gas helio, este se infla, se hace más ligero y comienza a elevarse. Ahora si puedo ver un amplio horizonte y trazar un camino que con certeza y seguridad me conducirá hacia la meta prevista.

Lo que me sucede es que para vislumbrar esa futura meta he de subir, me he de “salir del tiempo” (elevar) por un instante, durante unos segundos he tenido o vislumbrado unas percepciones que pertenecen al devenir, hasta aquí formidable, ¿ahora qué?, cómo expresar lo vivido, con qué lenguaje podré plasmar esas vivencias que quedaron incrustadas en los pliegues de mi ser. No hay mayor dolor interior que no poder extraer de sí algo que te quema y te consume, es a modo de un fuego sin llamas, es como ser oro licuado que se purifica en el crisol.

Esa imposibilidad de manifestar mis sentimientos, ese impedimento está causado por la inexistencia de signos o palabras adecuadas que puedan desvelar una realidad que me quema y me ahoga. Pero, si te aventuras a explicar esa necesidad intrínseca, te darás de bruces contra la muralla de la incomprensión, como mínimo unos te tacharán de enajenación mental y otros más integristas de hereje cuando menos.

Al final te das cuenta que has de mantener silencio y de tener que pagar una especie de peaje por haber adquirido unas parcelas de luz (conocimientos) extras. Ahora recuerdo que hace entre treinta o cuarenta años cayó en mis manos un libro relacionado con los caminos que nos pueden conducir a Dios, entre ellos por: la oración, por la devoción, por la caridad o entrega al servicio de los demás, pero había uno que era llegar a Dios por el conocimiento, no obstante tenía una advertencia que decía que era el más difícil de realizar porque tarde o temprano te vería atrapado tal como yo me encuentro en estos momentos.

La verdad es que una vez que se te ha dado cierto grado de conocimiento, la sensación de “angustia” que sientes por no poder expresar tu saber, es gratificada por el convencimiento de que has de seguir adelante (y según tu capacidad) por la adquisición de mayores parcelas. Llegado a este punto presiento que ya no hay marcha atrás. La transformación interna es brutal ya que se perciben percepciones e intuiciones internas que te hacen ver, intuir y comprender cosas que anteriormente no alcanzaba a comprender y mucho menos a asimilar.

Esto que escribo le pude parecer a alguien que lea estas líneas que, es una contradicción lo que he expresado ya que, se supone que el receptor de estos dones o gracias estará dando saltos de alegría, no, es todo lo contrario, para mí es como un sabor agridulce ya que en cierto modo eres más consciente que los demás de la realidad, de la inmensa ignorancia en la que el mundo vive, por eso quieres ayudar y no sabes cómo, he llegado a la conclusión que la mejor enseñanza que puedo dar es callando pero dando testimonio viviendo y amando como vivió y nos amó hasta la muerte nuestro Señor Jesús.

Estas visiones, percepciones, intuiciones, revelaciones o lo que les queramos llamas, te llenan de gozo y de alegría, hasta es posible que en ciertos momento pudiese verte tentado de sentirte “fuerte y grande” pero…. La realidad es muy angustiosa por los padecimiento que sientes al ver que podríamos ser muchísimo más felices y dichosos si entendiésemos la vida como lo que es, un milagro. Si nos amasemos los unos a los otros como Dios nos ama, todo sería mucho más sencillo y agradable. Si fuésemos consciente de que Cristo está en nosotros y nosotros en él, desaparecería nuestra desgracia por ignorancia ya que, él no se aparta de nosotros por mucho que le neguemos.

Usemos el Amor y conquistemos la tierra, Dios es Amor, el amor es la energía más potente e inagotable del universo, es infinita, es parte de la infinita esencia de Dios. Vivamos por el Amor, muramos por Amor para queseamos todos unos en el Amor. Por el amor todos somos hermanos e iguales ante el Creador, si viviésemos como tales cuantos conflictos y males desaparecerían de la faz de la tierra.

Soy consciente que a estos escritos que suelo hacer de vez en cuando le faltan un arreglo (mejorar su redacción), cosa que no hago porque son hechos tal como me salen, son a modo de recordatorios dedicado a refrescar mi memoria, y como guía para saber por dónde camino, por eso yo te invito querido lector que al menos al finalizar esta lectura te hagas pensar sobre la misma sugerencia que yo me hago, porque: Es bueno y saludable que de vez en cuando nos preguntemos: ¿Hacia dónde camino? con el fin de reorientarnos y ver si nuestro andar va por buen camino.



martes, 21 de junio de 2016

¿QUÉ ME FALTA?




¿Qué me falta?
21-06-2016

Todo y nada es igual, porque….:
Cuando estás “vacío” lo posees todo,
pero cuando te sientes “lleno” 
cómo lo has dado todo, 
no tienes nada, 
entonces eres nada.

Estos cambios o conceptos son
fluctuaciones emocionales de la mente humana. 
El amor divino es la energía creadora
que aglutina y lo mueve todo.

Nuestro ser es amor,
el amor es el ser del no ser,
es ser para darse,
y dejándose dar nos unimos al ser del que ES,
en este estado, lo somos todo en nuestra nada
y nuestra nada es el Ser del amor.

Cuando amamos no somos porque somos el amor,
y el amor no tiene nada para sí,
por eso digo que somos nada
por el amor aunque lo poseas todo.

¿Qué me falta?, Nada,
porque con el amor lo tengo todo.
Yo soy el amor encarnado pues, 
el amor vive en mí y yo en Él.


viernes, 10 de junio de 2016

CERCA DE DIOS




CERCA DE DIOS
10-06-2016

¡Señor!, quiero vivir junto a ti, pero pierdo a cada paso el sentido de tu presencia. Ese es mi dolor.
Me olvido de ti sin más, y puedo pasarme horas y horas como si tú no existieras. 
Los momentos de oración durante el día me recuerdan tu existencia, pero entre medias te pierdo y ando a la deriva todo el rato.
Quiero recobrar el contacto, quiero «hospedarme en tu tienda» y «habitar en tu monte santo».

¡Dime cómo puedo hacerlo!
¡Señor!, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?

El que procede Honradamente y práctica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor,
el que no se retracta de lo que juró aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.


El que obra así siempre, estará muy cerca de Dios.

jueves, 26 de mayo de 2016

HABLEMOS DE AMOR


Hablemos de AMOR
25-05-2016

Mt. 22:37 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tus fuerzas”. Dios nos hizo a su imagen y semejanza, decimos que nuestro Creador es AMOR porque, todas sus manifestaciones son obras o actos de amor. Hemos de tener en cuenta que todos las grandes obras tanto materiales como espirituales son frutos del “amor”. El universo es la obra y el espectáculo más maravilloso  creado por amor de Dios; grandes obras de artes creadas por el hombre por amor a su esposa edificando monumentos funerarios o para dar grandeza a templos dedicados al culto divino como (Taj Mahal, Capilla Sixtina, Pirámides, etc.). Grandes hombres y mujeres movidos por el Amor, han llegado a un alto grado de transformar sus vidas por amor y entrega a Dios y a sus semejantes, estos son los grandes santos y santas. Es sabido que para realizar estas grandes, medianas o pequeñas obras es necesario un esfuerzo o trabajo, y estos necesitan energías para llevarlos a su fin, esta energía es la más abundante y potente que existe en todo el universo, se llama Amor. Este es el mandamiento más importante, San Mateo 22:38 Éste es el grande y el primer mandamiento”. Mt. 22:39 Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

En san Juan 13:34 (se nos dice:) Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros”. “Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”. ¿Nos amamos como dice Cristo?. Si nos amásemos como dice Jesús ¿cuántas dificultades nos ahorraríamos?, es fácil perdonar y amar a nuestros hermanos de sangre o en la fe del Señor Jesús, aunque a veces nuestro orgullo, soberbia o rencor nos hace imposible llegar a un perdón o reconciliación total. ¿Qué hacer para poder amar como nos pide Cristo? La cuestión es que Nuestro Señor Jesucristo quiere que ese amor sea: “como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”. Así debe de ser nuestro amor, amor de servicio y entrega sin esperar nada a cambio. El apóstol continua diciendo: Jun. 13:35 en esto conocerán todos que sois discípulos míos: “si os amáis los unos a los otros”.

Pero el amor de Dios no queda ahí solo, el amor del Padre abarca muchísimo más, inunda todo cuanto ha creado porque, todo cuanto existe vivible e invisible fue hecho por su amor, siendo el hombre el ser más amado, si es que el amor se pudiese medir. Se puede decir que el hombre es su debilidad, pues Dios nos creó semejante a él, por eso somos su creación, y su producto, su hijo, su hija, su propósito y somos él mismo, quiere que nos amenos para que no nos separemos de la parte que es él, quiere que cuando nos sintamos perdidos le llamemos, él acudirá en nuestro auxilio porque él esta y vive en nuestros corazones.

En el evangelio de san Mateo 5:39 y sig., continua diciendo: 5:39 Pero yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; (este y otros de los comentarios que siguen a cada versículo pueden ser uno de los ejemplos similares que podemos aplicar al texto bíblico: “si ayudas a algún vecino o alguien y este te devuelve una mala acción o critica tu ayuda, no se la tome en cuenta, cuando te vuelva a pedir ayuda hazlo y, no le eche en cara su desprecio anterior”).

Mt. 5:40 Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. (“al que te agravió perdónalo, y si te vuelve a agraviar, vuelve a perdonarlo cuanto sea necesario”).

(“a quien te pida un plato de comida, o un donativo, si puedes, dale el doble de lo que te pidió, porque todo lo que des te será doblemente recompensado”). Mt. 5:41 A cualquiera que te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; Mt. 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues. (“al que te pida, dale y si no tienes pides a Dios por él, no te niegues a ayudar al que por necesidad te pida para devolvértelo cuando pueda, dáselo aunque sospeche que nunca te lo devolverá, ayúdale en las medidas de tus posibilidades, ayuda a todos aquellos que aun sabiendo que se lo van a gastar en alcohol o en otros producto dañinos para su salud, dáselo, pues la mayoría son enfermos irrecuperables y no tiene nada con que apagar el fuego de su mal, así, aunque parezca perjudicial para su irrecuperable salud, dale por amor de Dios las monedas que te pide para que se compre ese vaso de vino o esos cigarrillos o lo que ellos quieran para calmar el ansia de su sed”).  

Mt. 5:43 Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Mt. 5:44 Pero yo os digo: Amen a sus enemigos, bendigan aquellos que los maldicen, háganle bien a aquellos que los aborrecen, y oren por aquellos que los ultrajan y los persiguen; (“ama a tu prójimo sí, y, ama también a tu enemigo porque: El Espíritu de Dios habita en todos los seres y mucho más en el ser humano, ten presente que tu enemigo es también tu hermano, amalo como tú te amas pues, no te olvides que todos llevamos en nuestro interior a nuestro mayor enemigo (nuestro ego) y de este no nos podemos librar tan fácilmente”). Jesús nos pide que bendigamos a quienes nos aborrecen y nos maldicen, nos calumnian, a los que nos muestran odio, ultraje, persecución, etc. etc. Jesús entregó su vida en la cruz, amando y perdonando a sus enemigos y verdugos, amémosle y oremos por todos ellos como hizo Cristo pues”, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Jun. 15:13)”. Por el amor, dejamos de ser amigos para formar parte de la gran familia cristiana y universal, ahora todos somos hermanos en el espíritu, Dios mora en nuestro interior al igual que en el interior de nuestros enemigos, amémosle como Él nos amó y nos ama, así todos seremos hermanos en Jesucristo e hijos de un mismo Padre. Viviendo en Cristo y con Cristo, recibimos por heredad el ser y poder ser llamados hijos de Dios y herederos de su gloria. El ser hijos de Dios nos hace ser poseedores de su luz y de participar en la construcción de su Ciudad Santa, la nueva Jerusalén. Perfeccionémonos en el amor a nuestros prójimos y a nuestros enemigos, porque: Mt. 5:45 de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.

Pongamos especial interés en amar y perdonar con todas nuestras fuerzas a nuestros “enemigos”, a los que nos calumnian, a los que nos odian y nos rechazan, a todos aquellos que te pueden robar hasta tu propia vida pero nunca podrán hurtarte el amor en Cristo que sientes hacia esos hermanos, ellos no entienden ni conocen la gracia de sentir la presencia de Dios en sus mentes o en sus corazones, son merecedores de nuestro perdón y misericordia como el Padre lo es con nosotros. Mt. 5:46 Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen lo mismo también los cobradores de impuestos [ o ladrones]?

            Con la alegría y el gozo de sentirnos hijos de nuestro Padre Celestial, festejemos y saludémonos por los encuentros con nuestros hermanos en Cristo aunque ellos nos rehúsen con toda clase de improperios , para que nuestra paz interior no se vea alterada, ellos padecen la ignorancia de la fe en Cristo por lo que no debemos de sentirnos ofendidos, sin embargo, sin saberlo ellos se injurian así mismo. Hagámoslo así para poder cumplir el precepto de amar como él nos ama, si así lo hacemos, es porque sentimos y vivimos en Cristo. Mt. 5:47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso mismo los cobradores de impuestos [o ladrones]?

            El Señor nos pide que seamos perfecto como nuestro Padre lo es, pero, debemos saber que solo Dios en perfecto, con imitarlo ya es suficiente, no sea que en la lucha por conseguirlo nos sintamos fracasado y desistamos, eso nunca debe de sucedernos, a nuestro Padre Celestial no le importan nuestras caídas o nuestros fracasos, lo que cuenta para él es nuestra constancia en tratar de conseguirlo, por eso: Mt. 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.


San Juan nos comenta que Jesús dijo a sus discípulos que eran sus amigos y nunca más los trataría como siervos porque, debían de hacer lo que él les mandase ya que, él les había enseñado la Palabra de su Padre para que, conociendo a Jesús conozcan a su Padre, conociéndolo mejor podamos amarles más y ser dignos de ser llamados hijos de Dios. Jun. 15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Jun. 15:15 Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre.
                 
La fe que hemos recibido es un don y un regalo de nuestro Padre; hemos sido elegidos por él para que sigamos las huellas de Jesucristo, el Señor quiere que demos frutos buenos y abundantes pues, Cristo es la vid y nosotros los sarmientos para que, nuestros frutos sean recolectados y fermentados en el lagar de nuestras vidas, ofreciendo a Dios una copa repleta de un elixir de amor glorificante. Jun. 15:16 Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y para que vuestro fruto permanezca; a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé. 

El Verbo se encarnó y vino a nosotros por amor y nos mandó que nos amásemos los unos alos otros como él nos amó y nos ama. Hemos de amarnos con un amor puro y santo como es su amor, no con amor carnal que nos excita y nos apasiona haciéndonos perder la razón y el control, llevándonos a un estado de frustración si no lo conseguimos cada vez que nuestros cuerpos desea sexo al cual hoy se le suele designar como “hacemos el amor”, acto que va camuflado  con la palabra “Amor”, pero subyace en sus entrañas un deseo incontrolado de lujuria pasional que corrompe y mata. Sin embargo, el amor a Dios es un amor purísimo que nos inflama interiormente llenándonos de un ardor intenso que nos hace sentirnos henchidos de amor y de paz, dando una sensación de ingravidez, y no se desea nada más que, quedarse en ese estado de beatitud, este estado desgraciadamente es muy desconocido incluso dentro de las instituciones religiosas, por eso el practicante tiene que ser cauto ya que lo normal es que se les trate de chiflado, embaucador y mil calificativos más que le hacen ser entre otros incomprendidos, apartados, vituperados y perseguidos por los llamados sabios de la sociedad libre y globalizada. Para no extenderme más, ya que este tema es inagotable, termino con dos versículos más del evangelio de san Juan como punto final. Jun. 15:17 Esto os mando: que os améis unos a otros. Jun. 15:18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.