El gran desconocido
26-06-2014
El tiempo pasa a través de mis “dedos” como el agua o la fina arena, nada es retenible, todo pasa y ¿Qué es lo que en nuestras manos queda?, nada ...., todo marchó como vino casi sin dejar huellas, este es el único soporte que me queda, es de aspecto invisible pero, es la esencia de los momentos vividos, es o son nuestras propias huellas.
Han pasado dos meses y casi sin dejar rastros, ¿es cierto o miento?, en el blog casi nada quedó plasmado pero, !como esta mi corazón¡, en cierto sentido miedo me da recordar lo vivido, ¿Quiero borrarlo de mis manos? ("mente"), por otro lado, el tiempo pasado ha sido rico en experiencias con momentos eternos de suplicios, pero: ¿Ha quedado algo entre mis dedos?. Creo que sí, trato de retener y plasmar lo que hubo de positivo.
Nubarrones de distintas índoles, que inundaron, y arrasaron todos los soportes que nos fabricamos para que nos sirvan de apoyos en nuestro caminar imaginario. Apoyos que quedaron fulminados por el ímpetu y la gran fuerza de acontecimientos que te embisten como toro bravo recién salido del chiquero.
Esta es una imaginaria imagen de lo que ha sido estos dos meses, espero que ahora me deje respirar tranquilo al menos por algún tiempo.
Con mucha frecuencia me he venido quejando de la gran insensibilidad con la que Dios me ha dotado desde hace bastante tiempo, al sentirme querido y amado pero...., sentido como desde lejos, el querer y amar a Dios pero teniendo como un velo en medio, siempre con sentimientos puros y sanos y hasta constantes pero tibios al darlos y recibirlos, es sentir y no sentir, es como desear y no querer, es como teniendo aire y no poder respirar libremente, es amargo y dulce a la vez, es un sin vivir la plenitud, es quedarse siempre a medias entre luces y sombras, es vivi sin poder vivir. Así podría seguir como he venido sintiéndome desde hace bastante tiempo, espero que esto cambie ahora que lo veo más claro y trato de aceptarlo.
Pero, los últimos acontecimientos han superado todos los sentimientos, gracias a la mediana insensibilidad en la que me he movido, esta me ha servido de amortiguador de los embistes recibidos por diferentes problemas familiares, (en ellos lo incluyo a todos). Tengo que hablar en estos términos algo ambiguos para no herir sensibilidades y para que nadie se sienta aludido.
Por diferentes causas aquí dejé ayer el escrito, hoy lo continuo influido por la celebración del día que todo lo anterior lo eclipsa, es agua que apaga hasta el rescoldo de fuegos que ahogaban, es mansedumbre, es amor, es todo corazón, es la encarnación del amor divino, es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Jesús, hoy al mostrarme Tú lo que en sí encierra cuando digo: “en Tí confío”. Es, lanzarme en Tí al vacío de mi “nada”, sabiendo que nada soy, pero, al desprenderme de mi “nada” alcanzo o sigo siendo todo y, este Todo da muerte a mi “nada”, despertando sabiendo y viviendo que siendo “nada”, (al lanzarme como un niño en los brazos de su madre), en tus manos soy y formo parte del Todo, (del Uno), lo atestiguan tus palabras según San Juan 14, 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?…. 14, 20 “Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros”.
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