El Reino de Dios
27-11-2016
Hoy es primer domingo de adviento, como en años anteriores se cierra
el ciclo y hay que analizar los fallos y progreso que posiblemente los hubo,
también toca planificar el nuevo tiempo adaptando los propósitos para que, renazca
en nuestro interior el Cristo íntimo más lleno de luz, y siendo más consciente
que el Espíritu Santo ilumina cada uno de nuestros actos y pensamientos.
En este nuevo ciclo que comienza con el
adviento, hagamos realidad el deseo de Jesucristo: Mateo 6:33 “33Buscad
sobretodo el reino de Dios y su justicia (rectitud), y
todo esto se os dará por añadidura”.
[Notas:
Se supone que buscar la justicia de Dios y su reino debe ser la prioridad más
importante de la vida, más que nuestros
esfuerzos para proveernos de comida,
bebida y vestimenta. Rom.
14:17-18. “17Porque el reino de Dios
no es comida y bebida, sino justicia, paz y alegría en el Espíritu
Santo; 18el que sirve en esto a Cristo es grato a Dios y acepto
a los hombres”.
Para hacer esto, en muchos
versículos, Cristo nos dijo: "Venid a mi”; (venid, no prioritariamente a los oficios y servicios religiosos que
se practican en los templos o en vías públicas, aunque digan que Él está allí, o en leer y estudiar las
Escrituras porque: Jesús en Juan 5:39-40 nos dice: “39Estudiais las Escrituras pensando encontrar en ellas vida
eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, 40¡y no queréis
venir a mí para tener vida!”.
Debemos ir directamente a Él; él nos dijo cómo buscarle, la cuestión más importante es
sentarse a sus pies y escuchar las palabras que él nos habla, Lucas 10:39-42. 39Esta tenía una
hermana llamada María, que, sentada
junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio andaba muy afanada en los muchos servicios…. 41….Marta,
Marta, andas inquieta y preocupada en muchas cosas; 42solo una es
necesaria. Maria, pues, ha escogido la parte
mejor, y no le serás quitada”.
Hemos de sentarnos, esperar contemplado humildemente en silencio,
escuchar en nuestro interior, y velar mientras meditamos en el Nombre de
Jesús; si nosotros en nuestro interior le oímos a Él y luego con toda
satisfacción aceptamos su voluntad, estaremos siguiendo a Cristo y,
participando en la construcción del
reino de Dios.
De la Palabra del Señor
en el interior podemos deducir que: "Podemos vivir en el cielo y aún
caminar en la tierra. Buscad primero el reino de Dios, “y todo esto
se os dará por añadidura”, siempre y cuando nos mantengamos en el camino.")
También el apóstol nos
recuerda aquellas palabra o sentencia de Jesús: Lucas 18:17 “17En verdad os digo, el que no reciba el reino de Dios como un niño, no
entrará en él”. El ser humilde, con la bondad y naturalidad de un niño nos hace poder
alcanzarlo, el ser como niño no quiere decir que seamos unos pánfilos, torpes o
necios.
Para ampliar nuestra
objetividad sobre el Reino de Dios, añado varias citas más de los evangelios,
Lucas 9:60 “60Le contestó: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú, ¡vete a
anuncia el reino de Dios!”
Mateo 12:28 “28Pero si yo
expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios”.
Lucas 9:2 “2Luego los
envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos”.
Lucas 10:9 9Curad a los
enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”.
A pesar de lo muchos
escritos sobre el Reino de Dios, los autores de algunos escritos sobre este
tema, parecen estar algo perdidos, el Reino es similar a la Iglesia en tanto
que, una parte es visible y la otra pertenece a lo invisible o espiritual. Creo
que debe de existir entre una y otra una correlación o acciones de vidas en
comunión; el éxito del inicio de la cristiandad, se debió a la vida en comunión
entre los cristiano con el Espíritu Santo; miremos a nuestro alrededor y
fijemos cual es en términos objetivos la fidelidad a Cristo de gran parte desde
los prelados a los feligreses de la Iglesia, seamos honesto pues, la ausencia del
espíritu evangélico hoy, deja muchísimo que desear.]
Tomemos cartas en el
asunto, cada cual en su lugar y luchemos por restaurar el Reino de Dios,
pongamos cada uno sus granitos de arena y, alcanzaremos la purificación
institucional, empezando por purificar nuestras propias vidas. Para ello veamos
que nos dice san Lucas 17:21 21ni dirán: “¡Está aquí!” o “¡Está allí!” Porque, mirad, el reino de
Dios está
(dentro y alrededor) en medio de
vosotros”. (El reino de Dios es una dimensión paralela que ocupa el mismo
espacio físico en el que vivimos. Para entrar en el reino de Dios dentro y
alrededor de nosotros, es ser trasladados a una dimensión espiritual de
conciencia y visión, en unión con Cristo y/o con Dios, pero mientras caminamos sobre la tierra, esta unión
no podemos conseguirla por nuestros esfuerzos personales, es un regalo o don
que solo se puede conseguir por medio de la luz de Dios.
Busquemos dentro de nosotros
mismo mediante la meditación y contemplación de la palabra de Cristo, para que
en nosotros renazca desde lo más íntimo el Espíritu Divino, Él nos enseñará a vivir
y caminar como lo hizo cuando estuvo entre nosotros como hombre sobre la tierra.
Y poder decir como San Pablo: Gálatas 2:20 “20 Con Cristo he sido juntamente crucificado;
y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.3 Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la
fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Carguemos con nuestra cruz que es la aceptación de la voluntad de Dios,
vivamos en el amor con la esperanza crucificada que es vivir en la cruz, para
que, en ella mueran nuestros errores y podamos resucitar con Cristo, pues a
semejanza de Él vivamos para alcanzar el Reino de Dios.
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