Quiero encausar mis pasos a donde me lleve el viento,
y mover mi corazón como aspas de molinos movidas por el aire; eres sacerdote,
padre, amigo y mi mejor consejero, ya tus pasos son lentos, tu cuerpo se ha
vuelto pesado, casi sin equilibrio, a pesar de todo tu Luz cada día es más
intensa. Que espere un poco más la llamada de la madre tierra, aún te
necesitamos amigo Félix, porque siempre y más ahora, tu mente y tu espíritu
vuelan muy pero muy alto, hoy más que nunca necesitamos y valoramos tu
presencia. Como tu nombre es signo de felicidad, que te la de Dios con
abundancia aquí o allá.
Soneto a:
Monseñor Félix
Martínez Cabrera
Prelado Domestico de
Su Santidad
e
Hijo Predilecto de
Valdepeñas de Jaén.
Modesta y ordenada fue tu puericia,
comprimir tu vida en catorce versos
aunque lo sepas, es arduo el intento
e imposible por mucho que yo quiera.
Entre olivos, montañas, agua, y peñas
luna de plata, nieve en sus cabellos.
En su infancia profundas raíces echó.
Valdepeñero es, nieve, fuego y leña.
Mente despierta, sabio de alto vuelos,
alma de ojos lúcido y pasos lentos.
Por doquier reparte besos y sonrisas,
Tierno, humildes, de avispados gestos,
sabios consejos él siempre sabe dar.
Contador de historia, vidas y sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario