- Noche trepidante
- 25-01-2014
Ven, acude Señor a mi ruego,
ilumina mi mente para poder percibir tu poder y grandeza, solo tú puedes
ayudarme a ver y plasmas la realidad de tu presencia, de cuanto pueda decir yó
no tiene valor, solo tú puedes iluminar mi mente para poder unirme a ti en espíritu.
Necesito poder comprender y vivir
tu presencia en mi, sentirme tu y yo al mismo tiempo, con un solo pensamiento,
donde mi voluntad no tenga influencia sobre una realidad tangente y clara,
donde sin dejar de ser yo seas tú, donde tu actúa a través de mi, donde yo no pueda decir nada porque, todo lo
dice y hace tu, sentir tu acción emergente y liberalizadora, donde mi cuerpo
sea arrastrado a seguir tus deseos de hacer y cumplir tu evangelio, tener nueva
visión de un mensaje evangélico nuevo y renovador, adaptado a los términos de
nuestro tiempo, tu eres como el agua pura y fresca recién salida de las
entrañas de la tierra.
Necesito, poder sentir las vibraciones
que desprende al estar en tu presencia, el inmenso poder de tu energía creadora
y corporal sea sentido y participado por mi nimiedad que se transforma y me
hace sentir como si yo fuese una esfera ligera como el pensamiento, con un
pensamiento único y múltiple, donde la individualidad se torna en unidad y la unidad
en individualidad, donde tú, yo y todo cuanto existe es como eres energía-pensamiento,
donde la paz se vive y se masca, donde todo es transparente y lúcido, donde
reina la armonía, donde no ah lugar para el dolor ni la angustia, todo es como
debe ser, nada ni nadie se altera, donde no necesita saber ni beber porque la
gran fuente alberga todo, todo lo ilumina y llena.
Así te veo y te siento en breves
momentos, pero te agradezco esos regalos que no merezco, espero conformarme y
no desear más de los necesarios, aunque de ellos no me quieras salir.
También necesito que estos
momentos queden más fuertemente grabado en mi mente, dada la fragilidad de mi
memoria rápidamente casi se esfuma, es como un cohete de feria, sube explosiona
y rápidamente se apaga, solo queda la oscuridad de la noche, llegado el día el
resplandor del sol difumina toda imagen de una “noche trepidante”, por eso necesito plasmarla para que no caiga en
el semi-olvido, pero lo que más deseo es poder tener en todo momento una viva e
intensa presencia de esa realidad que es: yo existo y vivo dentro de Dios y,
quiero dejar de ser yo para que no seamos dos albedrío sino uno, el de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario