Cadáveres
insepultos y harapientos
04-10-2014
Son tantos y tan variados los
sentimientos que hoy me inundan que, me tienen algo distraído o despistado,
cada día que pasa presiento que mi sensibilidad aumenta y no se como elegir o
hacia donde dirigir mi transitar, por lo que tengo que pedir auxilio a mi Señor
para que en mi caminar solo respire los sentimientos que emanan de su amor.
El mundo es nuestra base de desarrollo
con unos ingredientes que nos atrapan, nos da leche y miel adulterada,
produciendo en nuestro interior unas corrientes o tendencias que nos hacen ser
ciegos dependientes de un pensar que nos arrastra hacia un mundo imaginario y
lleno de ilusiones que nos pierden, como si en este mundo fuésemos a vivir de
forma permanente, por eso nos da tanto miedo de pensar o hablar de la muerte.
Es una pena, pero así es, estamos
muertos en esta vida, sus razones tenia Jesucristo cuando dijo: Lc. 9:60 “DEJA QUE LOS MUERTOS
ENTIERREN A SUS MUERTOS; Y TÚ VE, Y ANUNCIA EL REINO DE DIOS”. No nos damos
cuenta hacia donde nos lleva esta sociedad materialista conducida o inducida
por el poder de potentados y banqueros junto a políticos corruptos como los
anteriores aludidos, todos están vacíos de principios viviendo de esta sociedad
que las han transformado en cadáveres insepultos
y harapientos.
Esta sociedad que solo nos conduce a una
muerte en vida, sin embargo, nosotros nos creemos seres libres sin serlo, solo
comemos del desecho de los poderosos forrados de euros o de cualquier otro tipo
de moneda, su erótica por el poder ha vaciado de principios al hombre de este
siglo, y en su caminar por un sueño ilusorio e imaginario, nos han llevado a
ser lo que somos: títeres que manejan según sus intereses u antojo, a veces esta
sociedad se queja pero solo tiene lo que de su dejadez ha heredado.
El poder de estos reyezuelos es tan
grande que el pueblo no tiene medios ni uniformidad de criterios para revelarse
sin ser conducidos al desastre y perdida de lo poco que le queda, a lo bestia
ni es posible y mucho menos aconsejable, no obstante, queda un rayo de luz para
alcanzar nuestra regeneración.
Nuestra regeneración nos viene del
Señor, Dios y Creador del universo, cuya luz de paz y amor nos regenerará y nos
hará cambiar de estar muertos en vida en vivir eternamente muriendo a nuestro
ego (mundo de falsas ilusiones), para que ese rayo de luz cambie nuestra muerte
en vida.
Esta es la única forma de vencer a estos
poderes facticos, primero la regeneración individual, de forma complementaria o
inducida vendrá la colectiva, solo así, con una sociedad regenerada los poderes
mas potentes se desintegran ante la honestidad y pureza, donde el mayor y único
poder es el amor de Dios que se manifiesta a través del ser humano cuando este
está en conexión permanente con la Fuente del Amor.
Es perfectamente posible conseguir este
fin si cada uno de nosotros nos proponemos como meta primero: pidiendo a Padre
que nos ayude a seguir nuestro camino respirando tan solo el sentimiento que
emana de Él. Esto significa que en todo momento nuestros deseos serán uno solo
antes Dios, y así también caminaremos orgullosos y con la cabeza muy alta de
ser y sentirnos hijos de nuestro Señor con la satisfacción de estar en el
empeño de hacer en todo momento su santa voluntad.
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