Hemos
de convertirnos en colaboradores
02-10-2014
Para mí estas notas que escribo no tiene
mas sentido que el de un simple barómetro que marca unos valores en una escala,
pasado algún tiempo puedo ver si avanzo, me estanco o retroceso en cuanto al objetivo
único y principal de progresar en mi caminar hacia el encuentro con migo mismo
y con el ser que llevo muy adentro.
Es cierto que a habido un progreso desde
el comienzo, me alegra y me da ánimo para seguir en el empeño, pero, no he de
conformarme ya que los frutos cosechados debían haber sido mucho mas en
cantidad y calidad, por otro lado he de ser honesto y sin avaricia, ya que,
como ahora casi siempre miro más la cantidad sin tener en cuenta el esfuerzo.
He de reflexionar si este proceder es
correcto ante los ojos de Dios, si continuo pensando así creo que yerro, no
todos para producir lo mismo necesitan el mismo esfuerzo.
Nuestras capacidades son distintas y
hemos de valorar por el esfuerzo realizado y no por la cantidad, ¡hay que
ver!.... Hasta en esto pecamos de injustos y de avaro, además de hacer hemos de
analizar nuestros actos eliminando sentimientos como la avaricia o la ambición.
Es hora de comenzar por animarnos mas en
hacer mayor esfuerzo, prestando mas atención al realizar bien las tareas mas
simples y cotidianas y olvidarnos un poco en poner todo nuestros esfuerzos en
las grandes proezas, las estructuras ya están casi concluidas quedando lo más
difícil, las terminaciones, los detalles, es lo que hace bello a una obra bien terminada.
Por eso se dice que la virtud esta en
hacer bien las cosas pequeñas porque, en las grandes lo que cuenta es la
heroicidad o la proeza y en esto la virtud brilla por su ausencia, en estas
grandes obras siempre hay miles de personas dispuestas ya que dan renombre.
Por eso creo que Dios premia a los que
dedican sus vidas rodeado de quehaceres de pequeñas metas, a estas hay que
adornarlas con la pulcritud y delicadeza que requieren las cosas bien hechas;
hemos de ser laboriosos y constantes como esas hormiguitas diminutas que no
paran pero elaboran sin cesar, su misión es importante pero no se nota y gran
parte de sus vidas la hacen ocultas a los ojos del hombre en las profundidades
de la tierra.
Tenemos mucho que aprender de este ser
tan diminuto, hemos de aprender a ser constantes y laboriosos, especialmente en
nuestros quehaceres cotidianos, sin grandes pretensiones, pero pensando que
nuestra labor es esencial ante los ojos de ese Dios que no se ve pero dentro de
nosotros está para participar con Él y en Él en su constante y eterna creación,
hemos de convertirnos en colaboradores de la acción del espíritu de Dios pues,
Él está en nosotros y por así decirlo “usa” nuestras cualidades y capacidades
para perfeccionar su creación.
El Señor quiere hacernos comprender que,
también hemos de cuidar nuestro medio ambiente ya que no estaremos haciendo
otra cosa que luchar para conservar nuestra propia permanencia en este planeta.
Ante nuestra insensatez, pienso que Dios
nos da un nuevo mandamiento: “Cuida y ama al medio que te di y permanecerás en
la tierra”. Cuidando y amando las obras de Dios, estaremos en sintonía del amor
en el amor de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario