Como una pipirrana
05-12-2015
La pipirrana, ¿qué es?, ¿para que sirve?, ¿cómo se
hace?, Es una ensalada o comida fría hecha con productos naturales de la
huerta; sirve para refrescarse y alimentarse en días calurosos de los veranos
jiennenses o como cena ligera acompañada de pan hecho de migajones empapado en
el jugoso caldo; para ello necesitaremos los siguientes ingredientes:
5 tomates muy maduros, 1 pimientos verde, 1 cebolleta fresca, 2 huevos duros, 2
lata de atún (opcional), 1 o 2 dientes de ajos, unos granos de comino, sal, vinagre de vino, aceite de
oliva virgen extra.
En
un mortero se machaca el comino, el ajo con un poco de sal, se le agrega aceite de oliva abundante
y vinagre, se vuelca a un bol y se agrega el tomate picado sin pepitas ni piel
en pequeños daditos de menos de un centímetro, el pimiento picadito bien
pequeño, la cebolleta picadita en trocitos muy finos, los dos huevos duros muy
picado también y se le añade el atún en aceite de oliva pero si es en aceite
vegetal se hecha sin este (opcional).
Se
remueve todo muy bien y el jugo que queda si esta fuerte por la vinagreta, se le
añade un poco de agua hasta que quede con el sabor en el punto deseado.
Esta es una de las
formas de hacer una pipirrana, se le puede añadir cuanta verdura guste incluido
pepino y otros. Ensalada o plato frio muy nutritivo y saludable.
Hoy
ha salido a colación lo de la pipirrana por ser un “revoltijo” de producto sanos y agradable que alimenta y apacienta
el estomago. Así está mi mente hoy llena de diversas ideas, todas agradables
que he de ir adecuando y sazonando para dar a mi espíritu esa salsa o pipirrana
de sentimientos, acciones y deseos, coctel agradable para animar a espíritus sedientos
de amor, misericordia, entregados sin parquedad al Amado.
Revoltijo
o pipirrana de amores a todo cuanto nos rodean, juntos adquieren un sabor y
aroma digno Querubines, amor al espíritu de Dios en todas las cosas que nos
eleva al más sublime de los amores, Dios en esencia, presencia y en unión
espiritual con la identidad de nuestro ser.
Para
poder sentir dicha presencia en todos y cada uno de los actos cotidianos del día
a día, convirtiendo en oración cada segundo y cada respiración, así hay que
prepararse para recibir jubiloso a Cristo en nuestro corazón de la forma más
consciente posible y durante el mayor tiempo posible, el resto lo cubrirá la
misericordia infinita de Nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario