martes, 25 de junio de 2024

SAN ISIDORO, Obispo

25-06-2024

PADRES DE LA IGLESIA

SAN ISIDORO, OBISPO


  • Cómo leer y estudiar las Escrituras
  • De los Libros de las Sentencias de San Isidoro, obispo
  • Lectura bíblica: Pro-1, 20 – 2, 5


San Isidoro (560-636)

Nació en España y llegó a ser Arzobispo de Sevilla; fue una de las figuras más destacadas de su época y autor de muchísimos libros. Convocó y presidió varios concilios provinciales, de los que surgieron sabias orientaciones para la vida de la Iglesia.

        Comentario

Esta densa página nos ofrece todo un sabio método de lectura bíblica: en primer lugar, aplicarnos a conocer y entender los textos sagrados; luego, meditarlos desde el corazón, buscando captar con todo nuestro ser su mensaje, y, por último, poner por obra sus enseñanzas. ¿De qué nos serviría leer y estudiar la Biblia, si no la ponemos en práctica? Tan sólo practicándola, podemos finalmente entenderla; necesitamos también “orarla”, pues sin el auxilio de Dios, su palabra permanece estéril.

La oración nos purifica, la lectura (de la Escritura) nos instruye; ambas cosas son buenas, si podemos practicarlas; si no podemos, hay que preferir la oración a la lectura.

El que quiera estar siempre unido a Dios debe orar y leer (la Escritura) con frecuencia. En efecto, cuando oramos, hablamos nosotros a Dios; cuando leemos, es Dios quien nos habla a nosotros.

De la lectura y la meditación deriva todo provecho. Con la lectura aprendemos aquello que ignoramos, con la meditación lo conservamos.

Una doble utilidad nos proporciona la lectura de la Sagrada Escritura: instruye nuestra mente y, además, nos aparta de las vanidades del mundo y nos conduce al amor de Dios.

Un doble objetivo hay que buscar en la lectura: en primer lugar, cómo hay que entender la Sagrada Escritura; en segundo lugar, cómo hay que predicarla a los demás con provecho y dignidad. Por esto, lo primero ha de ser el interés por entender lo que uno lee, para así estar en condiciones de comunicar lo que ha aprendido.

El lector prudente estará dispuesto a cumplir lo que lee, más que a saberlo, porque es menor la responsabilidad del que ignora a dónde se ha de dirigir, que la del que, sabiéndolo, no lo hace. Así como, al leer, nos esforzamos en saber, así también debemos poner por obra las cosas buenas que hemos aprendido leyendo.

Nadie puede conocer el sentido de la Sagrada Escritura si no se familiariza con ella, tal como está escrito: Conquístala, y te hará noble; abrázala, y te hará rico.

Cuanto más constante sea el trato con la palabra divina, más abundante será la comprensión de la misma; como la tierra, que, cuanto más se cultiva, tanto más fruto produce. Algunos tienen dotes naturales de inteligencia, pero descuidan la lectura sagrada; y así, por no dedicarse, se pierden todo lo que hubieran aprendido si se hubiesen dedicado a la lectura. Otros, en cambio, tienen el deseo de saber, pero se ven obligados a luchar con sus pocas luces naturales; éstos, con todo, por su constancia en la lectura, llegan a saber lo que aquellos otros, por su flojera, no conocen.

Así como el que tiene una inteligencia retardada recibe el premio de su buena intención y de su esfuerzo, así también el que desprecia los dones de inteligencia que Dios le ha otorgado se hace reo de culpa, por no apreciar debidamente el don de Dios y haberlo dejado inactivo por flojera.

La doctrina, sin la ayuda de la gracia, aunque resuene en los oídos, nunca penetra el corazón; hace ruido por fuera, pero en nada aprovecha interiormente. 

       En cambio, cuando la gracia de Dios toca interiormente el alma y le abre la inteligencia, entonces es cuando la palabra de Dios pasa desde los oídos a lo más íntimo del corazón.


SAN ISIDORO OBISPO, biografía

     San Isidoro de Sevilla fue un destacado erudito, teólogo y obispo de la Iglesia Católica en la España visigoda del siglo VII. Aquí tienes una breve biografía de este santo:

        Vida Temprana y Educación

        San Isidoro nació alrededor del año 560 en Cartagena (actualmente Cartagena, España), en una familia noble y cristiana. Fue educado junto con sus hermanos en un ambiente culturalmente rico y recibió una educación completa en las artes liberales, la teología y las Sagradas Escrituras.

        Carrera y Obra

        Isidoro se destacó por su profundo conocimiento y por su obra literaria. Fue uno de los principales promotores de la cultura clásica y cristiana en la península ibérica durante la Edad Media. Escribió extensamente sobre una variedad de temas, incluyendo historia, teología, geografía, gramática y ciencias naturales.

        Episcopado

      En el año 600, Isidoro fue nombrado obispo de Sevilla, una posición desde la cual desempeñó un papel crucial en la reforma de la Iglesia en España. Promovió la disciplina eclesiástica, la educación de los clérigos y la evangelización entre los visigodos y los judíos.

        Obras más Importantes

        Entre sus obras más destacadas se encuentran:

"Etymologiae": Una enciclopedia que recoge el conocimiento de su tiempo, abordando desde la gramática y la retórica hasta la teología y la historia.

"Historia de los Godos": Un trabajo histórico que narra la historia de los pueblos germánicos y la historia de España.

Obras teológicas y pastorales: Isidoro escribió numerosas obras teológicas y pastorales que abordaban temas como la fe cristiana, la moralidad y la vida espiritual.

        Legado y Canonización

       San Isidoro de Sevilla es venerado como santo en la Iglesia Católica. Es conocido como el "último de los Padres Latinos" y fue declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Benedicto XIV en 1722. Su fiesta se celebra el 4 de abril.

        Influencia

        La influencia de San Isidoro en la cultura y la educación de la Edad Media fue inmensa. Sus escritos fueron ampliamente utilizados en los centros educativos de Europa durante siglos, y contribuyeron significativamente al renacimiento carolingio y al desarrollo de la cultura cristiana en la península ibérica.

        En resumen, San Isidoro de Sevilla fue un erudito excepcional, obispo y santo cuya obra y enseñanzas dejaron una marca indeleble en la historia de la Iglesia y la cultura europea medieval.


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