domingo, 16 de junio de 2024

1ª PARTE Padres de la Iglesia

LOS PADRES DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN

PARTE I

    El escrito de mayo está dedicado a María madre del verbo encarnado, pero en este mes, estoy tratando de hacer algo diferente tras la lectura de un libro titulado “Caminar con los Padres de la Iglesia” de José Argüello, Equipo Teyocoyani. Libro que recomiendo su lectura.

    Basándome en la lectura de este libro, extraeré notas o resúmenes de aquellos datos que más me han impactados, como es un tema muy amplio, los desarrollaré en varios escritos lo más resumido posible para que, no se haga pesada su lectura.


¿Quiénes son los “Padres de la Iglesia?

En el siglo II explicaba San Ireneo de Lión: “Cuando alguien recibe la enseñanza de labios de otros, es llamado hijo de aquél que le instruye, y éste, a su vez, es llamado padre suyo”.

Se dice que, a partir del siglo cuarto el título de Padres o santos Padres, se reservó para ciertos maestros que no sólo habían enseñado fielmente el mensaje evangélico y apostólico, sino que vivieron santamente. 

San Pablo como ellos, también engendró pueblos enteros en Cristo: (1ª Cor. 4, 15). ”Ahora que estáis en Cristo tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús”.

Durante los siete primeros siglos de la era cristiana los Padres de la Iglesia; mayoritariamente fueron obispos, sacerdotes y monjes (aunque también hubo laicos importantes) que desarrollaron aspectos esenciales de la doctrina católica. “Son muchas voces que comunican lo que han visto y gustado en su contemplación; lo que han conocido por la vía del amor. 

Los Padres de la Iglesia “fueron, después de los apóstoles, como dijo justamente San Agustín, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, la cual pudo crecer por su acción vigilante e incansable. 

Son textos breves, cuando los leas te sugiero acompañarlos de la lectura bíblica que se seña para que, de esta forma medites siempre cada pasaje seleccionado en referencia a la misma Sagrada Escritura.

Al entrar en contacto directo con las palabras y enseñanzas de los Padres de la Iglesia, sentirás que te invade un aire fresco y experimentarás en tu corazón un ardiente deseo de seguir y amar a Jesucristo.

San Benito, maestro de la Europa cristiana, de quien tomó su nombre Benedicto XVI, exhortaba: Quien tenga prisa por avanzar en su vida cristiana tiene a su disposición las enseñanzas de los santos Padres de la Iglesia, que, si se ponen en práctica, nos llevan a la madurez en Jesucristo.

Los católicos debemos de “acudir con mayor frecuencia a estas riquezas espirituales de los Padres de Oriente, que levantan a todo el ser humano a la contemplación de lo divino”.

Escuchar de viva voz a un Juan Crisóstomo, Basilio de Cesárea, Gregorio de Nisa, Gregorio de Nacianzo, Cirilo de Jerusalén ... etc. cuando leas y medites sus enseñanzas sobre la vida cristiana y admires la valentía con que defendieron a los pobres y testimoniaron su fe.

En esta selección también se incluye a un destacado Padre oriental de lengua siria: San Efrén. 

    Los Padres de Occidente –aquellos que provenían de la otra mitad del Imperio romano, donde se hablaba el latín- te encontrarás aquí con figuras tan admirables como Agustín, Jerónimo, Cipriano, Ambrosio...

Llegarás a conocer también a los mártires Ignacio de Antioquía y Justino; el primero tuvo la dicha inestimable de asimilar su fe de los propios discípulos de los apóstoles.

La teología de los Padres brotaba no sólo del estudio profundo de la Escritura y de la práctica pastoral diaria, sino también del trato íntimo con Dios.

Sus denuncias de los grandes pecados de injusticia social únicamente pueden compararse a las de los profetas bíblicos. “Si fuera posible castigar con justicia a los ricos -afirmaba un San Juan Crisóstomo- las cárceles estarían llenas de ellos”. ….. Ejercieron igualmente la crítica interna hacia dentro de la misma Iglesia, como podrás ver en … acerca de los pastores.

San Agustín inculcaba a sus fieles, cuando por ejemplo les decía: “Hermanos: les exhortamos vivamente a que tengan amor, no sólo para con ustedes mismos sino también para los de fuera, ya se trate de los paganos, que todavía no creen en Cristo, ya de los que están separados de nosotros, que reconocen a Cristo como cabeza, igual que nosotros, pero están divididos de su cuerpo”.

Mirar a los Padres, mirando al futuro

     Pues como decía Jesús: “Todo letrado que entiende del reinado de Dios se parece a un padre de familia que saca de su baúl cosa nuevas y viejas” (Mt 13, 52).

    De forma que volver la mirada hacia los Padres de la Iglesia es como contemplar un futuro soñado para nuestra propia comunidad.

Ojalá que sus escritos nos den inspiración y fortaleza para enfrentar los retos que tenemos hoy pendientes como Iglesia universal. A nosotros corresponde enfrentar los desafíos propios de nuestro tiempo con el auxilio del Espíritu Santo. Uno de los signos de los tiempos actuales es la nueva conciencia acerca de la dignidad y los derechos de la mujer.

¿Por qué entonces únicamente Padres y no también Madres de la Iglesia?

    Por influencia de la cultura patriarcal, en los primeros siete siglos la teología estuvo exclusivamente en manos de varones y no podemos alterar los hechos históricos. Más tarde, sin embargo, en la Edad Media y el Renacimiento, el Espíritu Santo suscitó en la Iglesia mujeres de la talla de una Catalina de Siena o Teresa de Ávila, que muy bien podríamos poner a la par de los santos Padres; en realidad, han sido puestas junto a ellos, al ser declaradas doctoras universales. En nuestra propia época contamos con una Santa Edith Stein, mística, filósofa y mártir. Y en este nuestro siglo XXI la teología ha pasado ya definitivamente también a manos femeninas.

¡Nuestro agradecimiento a las Hermanitas de Jesús! Abrigamos la esperanza de que Caminar con los Padres de la Iglesia llegue a manos de dirigentes católicos de nuestro pueblo humilde y sencillo: aquellos hombres y mujeres a quienes rindió homenaje el propio Juan Pablo II, cuando destacó “la labor incansable de los Delegados de la Palabra y de los Catequistas, los cuales han mantenido viva la fe del pueblo”. Y añadió el Papa: “Es necesario acompañarlos y ofrecerles una formación teológica y pastoral permanente.” Esperamos que a ello contribuya esta obra.

José Argüello, Equipo Teyocoyani

    En fechas próximas iré subiendo la Partes hasta su totalidad de  Parte IV, etc.. con no más de cuatro páginas.

    ChatGPT Los Padres de la Iglesia son un grupo de escritores y teólogos cristianos de los primeros siglos del cristianismo, cuyo pensamiento y escritos ayudaron a establecer las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Estos individuos son venerados por sus contribuciones teológicas, doctrinales y pastorales, y se les considera fundamentales en la formación de la tradición cristiana. A continuación se presenta un resumen de algunos de los Padres de la Iglesia más importantes y aspectos destacados de sus biografías:


### 1. **San Agustín de Hipona (354-430)**

**Biografía:**

- Nacido en Tagaste, en el norte de África.

- Inicialmente influenciado por el maniqueísmo y el escepticismo, se convirtió al cristianismo bajo la influencia de San Ambrosio de Milán y su madre, Santa Mónica.

- Fue obispo de Hipona y escribió prolíficamente.

**Contribuciones:**

- Obras principales: "Confesiones" y "La Ciudad de Dios".

- Desarrollo de la teología del pecado original y la gracia divina.


### 2. **San Jerónimo (c. 347-420)**

**Biografía:**

- Nacido en Estridón, en la actual Croacia.

- Estudió en Roma y se dedicó a la vida monástica.

- Pasó gran parte de su vida en Belén.

**Contribuciones:**

- Traducción de la Biblia al latín (Vulgata).

- Comentarios bíblicos y cartas.


### 3. **San Ambrosio de Milán (c. 340-397)**

**Biografía:**

- Nacido en Tréveris, actual Alemania.

- Gobernador de Milán antes de ser nombrado obispo.

**Contribuciones:**

- Influencia en la conversión de San Agustín.

- Defensa de la Iglesia frente al poder imperial.

- Escritos sobre teología y ética cristiana.


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