miércoles, 2 de octubre de 2013

QUIEN SOY YO


QUIEN SOY YO
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     Paseando subí a la Solana para contemplar la hermosura del paisaje en un día claro de primavera, todo era radiante, flores silvestres y plantas aromáticas de lo más variado encontraba por doquier, la naturaleza estaba vestida con sus mejores galas mostrando la grandeza de su CREADOR.
     Una brisa suave y fresca impregnada de mil aromas purificaba mi sangre cada vez que inspiraba, hasta llenar por completo mis pulmones, quedando como extasiado de alegría y   satisfacción, por un momento mi mente quedo limpia de pensamientos, nada podía pensar por el placer que me invadía ante tan majestuosa situación, mi corazón latía a un ritmo desacostumbrado y mi alma se expandió por todo el horizonte.
     Poco a poco me iba inundando un presentimiento de majestuosidad ante tanta belleza y las impresionantes moles de la "Pandera", "Ventisquero", "el cerro de los Pollos, etc... me instaban a meditar sobre la perfección y armonía de todo mi entorno, de pronto como un trueno resonaron en mi mente estas interrogantes, ¿Yo que pinto aquí?, ¿Quién soy?, ¿Soy consciente de mi realidad?, ¿Hasta cuándo vas a estar sumido en este letargo de tu indiferencia?.
     Y las altas cumbres con voz fraternal me dijeron ¡Mi hermano, mi compañero, mi amigo... permanece con nosotros, desde aquí, desde esta paz veras lo infinitamente Grande y lo infinitamente pequeño y te darás cuenta que tú eres la senda que une ambas Cosas, tú eres como nosotros un gigante de la creación, sé inamovible en tú fe, miras nuestra firmeza y robustez, es la imagen del Pensamiento Divino materializado, imítanos y glorificarás a lo infinitamente Pequeño y  lo infinitamente Grande.
     Eleva tu ánimo y pon tu mente aquí en la altura y domínala, no andes como un gusano porque, ¿Que eres allá abajo? Miré a lo hondo del valle y vi al pueblo como un pañuelo tendido sobre un verde prado y exclamé ¡Donde está mi casa!, como ave de presa rastreé el pequeño espacio y al fin divisé un minúsculo punto azul, era la uralita que cubre la azotea del bloque donde vivimos ocho familias y nuevamente exclamé, ¡Que pequeño es!, dada la distancia si hubiera habido alguien no era posible verlo; el pueblo no cubría más espacio que la silueta de la luna reflejada en el océano y con más de seis mil almas dentro.
     ¿No somos desde esta distancia como gusanos dentro de un cadáver?, solo se apreciaba de vez en cuando un leve ruido o murmullo ocasionado por algún vehículo pesado y nada más.
    De que nos valen los egoísmos y las luchas intestinas, pero ¿qué somos?, y las altas cumbres me dijeron ¿Merece la pena de vivir la vida como se vive en el fondo del valle?, donde reina entre otros el egoísmo, el atropello, la opresión, la envidia, la murmuración, el engaño, el pillaje y la adulación de la falsa amistad, donde el aire que se respira está viciado, ese es el "paraíso de los cuerdos". Vente con nosotros a la mansión de los "locos visionarios", de los que construyen castillos en el aire, de los que cantan al amor de las cosas creadas por el Rey de las cumbres, cantamos al aire, a la luz y al universo, desde el átomo más pequeño a las galaxias más remotas, donde el amor funde al creado con su CREADOR, pues una misma ambas cosas son.
     Vente con nosotros esto no se puede comprender desde allí, no es posible, sube, sube hermano mayor de la creación.
     Las lágrimas rodaron por mis mejillas, mi cuerpo todo el tembló, con el rostro en tierra abracé la montaña, con los brazos extendidos, queriéndola abarcar, le dije ¡ Tú eres mi madre tierra, mi luz y mi sustento, tú eres mi hermana y compañera, gracias porque no solo alimentas mi cuerpo, mi alma agradece también el sustento !.
     Las cumbres me dijeron: Levántate y miras a tú alrededor, veras otras cumbres que son como nosotras y si subes más veras que todas nos hacemos una y si sigues subiendo todo se funde en el TODO, recuerda, así somos, como materia nada, como espíritu, uno en DIOS.
           


               VALDEPEÑAS 17‑4‑84 

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