BENDITO Y ALABADO SEA TU SANTO NOMBRE
Te llamo Padre, por varias razones,
la primera porque lo eres, la segunda porque Te amo y la tercera porque no te
puedo llamar de otra manera, ¿cómo puedo nombrarte si tu Santo Nombre es
impronunciable?, que nombre puede definirte si eres indefinible, por eso digo
Bendito sea el que Es, y ¿Que es el que Es? ¡Todo!, pero…. ¿Qué más puedo decir?, simplemente ¡Bendito
sea el Santo Nombre de Dios!
¡Qué grande es tu nombre! Todas las
cosas están sometidas a su dominio, por eso la majestad de tu Nombre esta
exaltada sobre los cielos.
Cuando en las noches estrellada
contemplo el cielo veo una pequeñita parte de Tu obra, que nadie más que tú has
creado, ¿Qué somos los hombres? para que nos haya dado el don de poder bendecir
tu Santo Nombre, y ¿qué somos para que tú te acuerde de nosotros?
Le diste el mando sobre las obras de
tus manos, todo lo sometiste a sus pies. ¡Claro!, si todo lo hiciste pensando
en el Hijo del Hombre Jesús, más nos ha hecho a semejanza Suya porque Él es el
Verbo encarnado.
Nos ha permitido contemplar la
admirable obra realizada en Cristo para que, también nosotros alabemos y glorifiquemos
tu Gloria imitándolo, haciéndonos participe de tu reino para que se haga tu
voluntad así en la tierra como en el cielo. “Señor y Dios nuestro”, ¡que
admirable es tu Nombre en toda la tierra!
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