domingo, 3 de noviembre de 2013

QUIEN SE TURBA Y SE ESPANTA ....



QUIEN SE TURBA Y SE ESPANTA....
03/11/2013

Hasta el conductor de mis pensamiento, hoy me tiene olvidado, mi  sensación es como de estar atrapado o a la deriva, tampoco sé si es noche o es día, como en otras ocasiones camino sin rumbo y a la deriva, por un momento no sé si es soberbia o envidia, amor o desamor, estar cuerdo o ser incapaz de asumir la realidad, lo cierto es que mi pensamiento hoy no tiene rumbo fijo, es ventisca variable, es un capítulo más que de vez en cuando se repite, habrá que hacer frente y como vulgarmente se dice he de agarrar al toro por los cuernos hasta vencer porque, derrotado no quiero ser.
¡Alto!. Esto es una muestra más de soberbia el no querer ser derrotado, he de aprender a aceptar con humildad lo que venga, ahora se puede ver que esta ensarta de pareceres y cambios es fruto de rebeldía y soberbia, he de repetirme el dicho: "menos lobos tío Mena".
¿Es posible que pase esto? porque ¿has sufrido una nueva derrota?, el orgullo herido  se revuelve, como serpiente que le han machacado la cabeza, su cuerpo da latigazos como queriendo atrapar la vida que se escapa.
Ahora que lo pienso bien, también mi ser se rebela contra un no querer aceptar una derrota, porque, las debilidades de la carne se hacen patentes, después de permitir ciertas ocasiones que se creen dominadas, al final la zorra se lleva la gallina y gana. Después viene el pataleo por dejar y creer que con solo tu presencia la zorra se largara, pero, como en otras ocasiones la zorra insiste va y viene mientras tú te relajas, pero ella sigue vigilante y cuando tu confías, ella coge la gallina y se larga.
Sobra confianza en sí mismo, pero falta firmeza y desconfianza ante la astucia de la zorra, después, viene la desilusión y como falta humildad, la tempestad se desata. A estas alturas parece mentira pero es así, ¡cuándo aceptaré la realidad!
Ahora más o menos y, visto lo que suele pasar en estas situaciones, habrá que ser menos confiado y estar permanentemente  vigilante aceptando con humildad lo que venga, y por todos los medios no dejar paso al orgullo ni a la soberbia.
Estas son lecciones que deberíamos tenerlas más que aprendidas, y no olvidar que somos los hombres los únicos animales que tropezamos una y mil veces en la misma piedra.
Ahora, después de un breve respiro y pensar o analizar las causas de lo ocurrido, la calma regresa y todo queda en calma, y ese pequeño sabor amargo que aún queda, habrá de borrarse con un buen acto de reconocimiento de falta de humildad, pedir fuerzas para no repetir y dar gracias a Dios porque cuando reconocemos lo que hacemos y lo que somos, estamos en el buen camino haciendo su santa voluntad, ahora, perdonarnos y perdonar con mucho amor y de buena voluntad.

En estos casos lo mejor es hacer caso al dicho de la madre Teresa: "Que nada te turbe, que nada te espante, solo Dios basta". Si nos paramos a pensar un poco, nos daremos cuenta que nuestro Señor no nos deja solo, y a nuestro alcance nos pones miles de herramientas para que podamos caminar ayudado y confiados, procurando que nada nos turbe o nos espante, si confiamos verdaderamente en Dios, es más que suficiente.

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