TU LUZ ES MI SALVACIÓN
- A
quién temeré ahora, el Señor es mi refugio y fortaleza, a quien he de temer, él
es mi vida. Su luz ilumina mis días, me afianza y fortalece, esto da lugar a
sentir alegría y firmeza, doy gracias por sentir su presencia, ahora puedo
empezar a decir: ¡gracias Señor! por lo que fui, ahora no lo desprecio, lo
perdono, fue la base o principio de lo que ahora soy, aunque no justifico la
que fue mi conducta, la perdono y te doy gracias porque, tu luz me ha hecho ver
su negatividad y debilidad, al desprenderme de ella, la entiendo y le perdono y
es esta negatividad y debilidad la que engrandece la luz que ha hecho posible tramutar
mi negatividad en positividad y debilidad en fortaleza, por eso empiezo
diciendo “Tu eres mi luz y mi salvación”.
- No
permitas olvide lo ocurrido y que me duerma en los laureles porque, el enemigo
sigue estando fuera, ahora he de estar más vigilante que nunca porque, la lucha
perdura con la vida misma, los ataques a la desesperada son peores y por eso
nada es suficiente, pero sé que cuento con tu luz como ayuda.
- Métodos
nuevos en vida nueva, las vacilaciones y debilidades de todos los inicios no
han de ser motivos para no ir aprendiendo y mejorando, nuevas fuerzas me
acompañan, tampoco existe en mi la perfección, pero por ella vivo y lucho, paso
a paso y escalón tras escalón, el progreso ha de ser como y hasta que tú
quieras, con eso me conformo yo, todo lo quiero hacer es porque quiero y porque
te quiero, mi mejor arma para la lucha es el amor que te profeso, que nunca me
falte Señor.
- Sé
que aún llegaran días de oscuridades y tormentas, ahora y en esos momentos
confío en tu ayuda luminosa, haz de hacer oídos sordos a mis quejas si las
hubiese, pero que no me falte tu luz para que la oscuridad en mí no prospere,
sé que he de salir machacado pero, más alegre y fuerte serán mis canticos, dame
amor, fuerzas y ánimos porque, deseo llegar con mi libre albedrio hasta donde tú
quieras.
- Pero
ten presente Señor que no tengo ciencia ni experiencia, pero la espero de ti, pensé que de ti sabía mucho, también pensé que sabía lo suficiente e incluso en
ciertas ocasiones me sentía autosuficiente.
- Pero ahora sé que nada sabía ni
podía, sin embargo, ahora sé que puedo aspirar a mucho más pero, no me esconda
tu faz Señor, tu faz he de buscar, porque tú me lo dices y me llamas y, yo lo
quiero y deseo con toda mi alma, quiero ver tu faz Señor. Esperaré en ti Señor,
seré valiente, tendré ánimo… y en ti espero.
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