domingo, 31 de agosto de 2014

AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON.......

Amarás al Señor tu Dios con ………
30-08-2014

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Y, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Jesús nos dijo: “Yo soy el camino , la verdad y la vida,” ó, “Quien bebe de mi agua no tendrá sed jamás”.

“Hijo, no tienen vino”, ¿Mujer, que más nos da a ti y amí?, mi hora aún no ha llegado, pero María dijo a los sirvientes en la boda de Canaán, “haced lo que mi hijo os diga”.

Estas citas evangélicas son un hermoso ramillete de flores bellas que, como las rosas no carecen se espinas (dificultades para poder vivirlas).

Cristo es el camino que nos conduce al Padre, al beber de Jesús el agua que da la vida (la Palabra, el Verbo), Cristo nos hace mas fácil y viable el caminar hacia el Padre.

Cristo vino como luz para alumbrar nuestras tinieblas, sus palabras son el camino que nos conduce a la vida, es el agua que calma la sed del espíritu, es……

Todo lo hizo por amor y, nos indicó que hemos de amar a Dios (al Padre) con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas, Cristo es el impulso o la fuerza que nos catapulta hacia el Padre.

Cristo es la personificación del Verbo, es Dios y hombre, él nos amó y nos ama como Dios y Padre, es a la vez padre e hijo, él nos enseña a amar y nos invita a que hagamos la voluntad del que ES, pero, al mismo tiempo nos hace ver que su inmensidad es infinita y que su aspecto es indefinible, que no tiene forma ni existe imagen que le pueda representar sin mermar o ridiculizar su SER; y, este amor hacia él, lo hemos de manifestar amándolo en espíritu y en verdad.

Su espíritu es puro amor y, este amor es como el fuego, llama viva que consume y purifica.

También podemos decir que Maria es la madre del hombre que siendo Dios no se manifestó como tal, Jesús vivió como hombre para redimirnos, siendo su madre corredentora, pues, ella nos encamina hacia su hijo como cuando dijo en la boda de Canaán “haced lo que él os diga”.

Es posible que alguna vez me digan que, debo de mirar más y leer más el evangelio y vivir a Cristo ya que parece, que me olvido de Él y solo me dirijo al Padre.

A estos yo respondería que a Cristo lo llevo dentro ya que, solo trato de hacer lo que Él nos dice “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y al prójimo como a ti mismo”, yo no puedo estancarme en cultos a imágenes de Cristos y Vírgenes, Él vino para conducirnos al Padre y esto es lo que trato de hacer yo.

A Cristo lo vivo en la Trinidad por la acción del Espíritu Santo que es la acción sin palabras del Padre, trato de verlo y vivirlo como la unidad en la diversidad, como dice Jesús en otro pasaje del evangelio “ el que me ve a mí, ve al Padre pues el Padre está en Mi y yo en Él, y yo estoy en vosotros, ¿Qué necesidad tengo yo de vivir estancado en solo la pasión, muerte y resurrección de Cristo?, pues Él resucito y nos invita a morir a nosotros mismos y, a resucitar aquí y ahora a una nueva vida en la cual ya no vivamos en nosotros, sino que es Cristo resucitado quien  viva en nosotros.

Hemos de olvidarnos de nuestra muerte carnal, ella vendrá y la tierra a la tierra irá. La muerte que nos interesa es la de nuestro “ego” para que no vivamos en nuestros cuerpos; esta es la segunda venida de Cristo que nos transforma en Él y así hacemos realidad lo de “venga a nosotros tu reino”.


Cumplida la voluntad del Padre nos dirá “venid benditos y vivid por siempre en la unidad y en la plenitud del Reino Celestial”.


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