Contrarrestar los extremos
16-09-2014
Parece que el verano no quiere dar paso
al otoño, se resiste, en estos últimos años parece que entre el invierno y el
verano se están “jalando” tanto a la primavera como al otoño, pasamos del frío
al calor y del calor al frio; parece que también nosotros pasamos de la alegría
a la tristeza, vamos de extremos a extremos como si no hubiese términos
intermedios que es donde está la virtud.
En lo espiritual nos pasa algo parecido,
pasamos de una euforia colectiva en celebraciones que mas que religiosas o
piadosas parecen un festival donde cabe todo o por el contrario pasamos al
olvido mas absoluto.
Mi caso no se diferencia en cantidad y
calidad con el resto de la sociedad, cuesta decirlo porque, mientras más se
conoce o creemos conocer a Dios, mas nos damos cuenta de lo lejos que estamos
de Él, de nuestra pequeñez, de la necesidad de su ayuda porque sin ella no
hacemos nada, nos damos cuenta de la necesidad de entrega dejándonos llevar, de
confiar y de conocer su voluntad, de amarle en todo momento y a través de toda
su creación, lo peor de todo es ver cuan alejados estamos del desapego, del
desvestirnos de nuestros apegos o ego y mucho más alejado de revestirnos con el
espíritu de Cristo, para dar testimonio de Él y así glorificar al Padre con
Cristo y en Cristo como correspondencia a su infinito amor.
Es difícil mantenerse en el término
medio sin dejarse llevar por la euforia o la desilusión, cuando eres consciente
de esta realidad, te das cuenta que has de refrenar las alegrías de momentos
llenos de luz y de deseos, estos son inestables como casi todos por eso hay que
mantenerse estables para no perder la estabilidad que es el arma que te hace
crecer.
Yo diría que es mucho más difícil mantenerte
dentro de esa estabilidad cuando, crees que hasta Dios te ha olvidado y que
todo es oscuridad, cuando no ve salida, cuando piensas que eres un ser amorfo,
cuando siente que a tu actitud la razón no la acompaña, cuando te siente
alejado e incomprendido hasta de tus seres mas queridos e incluso cuando a
algún sacerdote le comenta lo que siente, ve que cambia su aspecto y aunque verbalmente
no te lo dicen, percibe unas prisas por irse o tratan de cambiar de
conversación, entonces siente un cierto rechazo o presiente que en su interior
están diciendo: este tío está loco o chalado.
En los momentos álgidos de euforia o
alegría hemos de echar mano de recuerdos de momentos oscuros o negativos para
contrarrestar a la euforia del momento y, así pasar rápidamente a un estado neutral
o de calma, así como en los momentos de hundimiento y oscuridad hemos de traer
a la memoria a recuerdo de euforia para contrarrestar la negatividad.
Lo positivo de la euforia junto a lo
negativo de momentos depresivos nos dará como resultado la tan deseada calma a
la que hemos de procurar cuidar ya que en su bonanza se nos dan las mejores
circunstancias para que podamos crecer y desarrollarnos.
Seguramente para los eruditos estos
temas son “pecata minuta” de principiantes, pero para mi son grandes avances ya
que todo lo conseguido hasta ahora es mucho y grande al se autodidacta forzado
al caminar en solitario por no poder o tener otra opción de aprendizaje. Todo
lo que yo digo o aprendo no es descubrimiento alguno ya que, todo esta
descubierto y desde hace muchos años, pero para mi son grandes logros o descubrimientos.
Solamente hasta este momento quien mejor
me comprende y en ocasiones me aconseja o corrige es mi gran amigo Félix con su
proceder de hombre sabio y humilde que rehuye de aparentar sus doctorados en el saber y, entre sus rangos eclesiásticos el de (Prelado Domestico de Su Santidad) que con su saber hacer y estar derrocha humildad, y por todos sus poros
resuma sabiduría casi sin hablar o hacer cosa alguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario