lunes, 5 de octubre de 2015

CONTRA TI SOLO PEQUÉ



Contra ti solo pequé
05-10-2015

A pesar de saber que nuestros pecados son perdonados por la justificación por la fe en Jesucristo, yo me confieso ante Ti. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre, por ello nos redimiste con tu sangre, y a pesar de todo Señor, siempre tengo presente: contra Ti, contra Ti solo pequé, por ello me siento sucio e indigno ante tu presencia.

Últimamente, cuando acudo al confesionario, me siento extraño, no puedo contar todo lo que siento porque, al parecer los confesores no me entienden, sospecho que no sé expresarme o no captan mis sentimientos por ti, por su premura al querer despacharme rápidamente quedo algo turbado, ahora de tarde en tarde, suelo confesar, no para recibir su absolución, sino atendiendo al consejo de Cristo a aquellos que él los curaba, les decía: ve al templo y preséntate al sacerdote (como en acción de gracias) y dile lo ocurrido.

Soy consciente desde aquella noche de tu perdón y de lo que me dijiste: “presentía el Amor hacia los hombre y como si este Amor perdonaba y amaba al hombre y solo deseaba que se levante y camine, y la insistencia de la voz: camina (hacia el amor, Dios) no te importe cuantas veces cae, levántate y camina, anda, anda no te pares por nada”, … “recuerdo aquella voz dulce e insistente a la vez que repetía: no te importen tus caídas, levántate rápidamente y sigue, sigue caminando sin descanso hacia tu Dios”. Por tu bondad y misericordia haz que me sienta limpio de todos mis errores, para que se inunde de alegría mi corazón y mi rostro, al sentirme purificado.

Esto es lo que siento cuando todo se vuelve oscuridad, por eso te busco y me lamento, Te digo todo esto porque sé que: Te gusta un corazón sincero, por eso te pido que me cale hasta mis huesos el acto de amor de tu Encarnación y Redención, para ello, rocíame con el agua de vida que emana de ti, lávame y quedaré más blanco que la nieve. Renuévame por dentro, oh Dios, crea en mí un corazón puro, devuélveme la alegría de tu salvación más, afiánzame con espíritu generoso.


Yo soy el barro y tú el alfarero, en tus manos estoy, si es necesario créame de nuevo, no desde la nada, sino desde mí mismo, regálame tú espíritu y muéstrame tú rostro Señor, no aparte tu rostro de mi. Señor y Dios mío, reconstruye mis murallas, las murallas de tu reino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario