domingo, 4 de octubre de 2015

OCTUBRE 2015






OCTUBRE
04-10-2015

Dios defensor mío, escúchame cuando te invoco; ten piedad de mí y escucha mi oración. ¿Hasta cuándo ultrajaré tu amor, amando la falsedad y buscando el engaño? No permitas que me olvide que hiciste milagros en mi favor, y siempre que te invoqué escuchaste a mi corazón.

Tiemblo cuando, mi debilidad me somete al engaño, pero confiado en ti Señor, te ofrezco desde lo más profundo de mi corazón sacrificios compensatorios, porque en el silencio de mi lecho reflexiono en tu misericordia e infinito Amor.

¿Cómo alcanzaré la dicha, si la luz de tu rostro no alumbra mi corazón? ¿Quién me la hará ver?. Sólo tu Señor pone en mi corazón más alegría que si nadase en riquezas. Tú eres mi salud y mi vida, me haces vivir tranquilo, en paz me acuesto y enseguida a piernas sueltas duermo.

Señor, quiero hospedarme en tu tienda para que Tú habites en mi morada, proceder honradamente y practicar la justicia, no calumniar con mi boca, tener intenciones leales, no hacer mal al prójimo, ni difamar a amigos ni enemigos, ser considerable y misericordioso hasta con los impíos; honrar a los que te aman Señor, y a los que cumplen sus promesa aún en daño propio como, a los que prestan sin usura o a aquellos que no aceptan sobornos.

Así quiero comenzar este otoño, desprendiéndome de mis hojas muertas, reafirmarme en el deseo de seguir tras tus huellas cargando como el Nazareno la cruz de cada día, amando sin medida, con el pensamiento fijo sabiendo que atravesando el túnel ya no hay cortes, la luz será clarísima, inmensa y eterna. Se acabaran los días y las noches, los dolores y las penas, no habrá juicio como los hay en la tierra, el Amor y la transparencia de todos nuestros actos y obras nos darán la recompensa que merezcamos, esto es solo el inicio de una nueva e inimaginable existencia que nuestro Padre Amoroso nos tiene reservado.

Existen muchos caminos para llegar al Padre, el más rápido y seguro es seguir a Cristo, en el Evangelio de San Mateo 10.37-39: dice el Señor: 37El que quiere a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí;  38y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. 39 El que encuentre su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi, la encontrará”.

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