No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo
29-11-2014
Hoy es el día en el cual la liturgia nos
indica que ha finalizado su ciclo, porque, mañana es el primer domingo de
Adviento. En estos últimos años he procurado seguir los tiempos litúrgicos,
siendo estos ciclos unos de los más básicos e importantes porque, en este
tiempo estamos fortaleciendo o reforzando unos cimientos para que puedan
soportar la carga de un edificio que cada día es mas grande y voluminoso.
Desde hace días, estoy haciendo un
resumen de la etapa que hoy termino y puedo decir que el resumen está hecho
pero en realidad aquí no termina, durante estas cuatro semanas he de prepararme
para adaptar estas experiencias para mejorar y reforzar los cimientos del nuevo
tiempo, así trataré de mejorarlo basándome en los resultados buenos y malos
vividos, como ese dicho sobre el romero cuando te dan una ramita y dice:
”romerito santo que contigo en mi casa entre lo bueno y salga lo malo”.
Cuatro semanas tenemos para prepararnos
una hoja de ruta que nos haga llegar al final del nuevo período que mañana
comienza, dispuestos y preparados para hacer posible que cada día seamos más
eficaces en imitar o vivir a Cristo en nuestras propias carnes.
Hemos de reforzarnos en el Amor, Cristo
nos enseñó cuanto nos ama el Padre pues, Dios es Amor como toda su creación es
y fue un acto de infinito amor, en todas nuestras acciones y deseos el Amor ha
de ser la luz que conduzcan e ilumine nuestros pasos.
El que ama a Dios con todo su corazón,
con toda su alma y con toda su mente, no puede tener miedo a nadie ni a nada,
para amar a Dios hemos de desprendernos de todo porque, si amamos con toda
intensidad desde nuestra más absoluta desnudez tendremos como única propiedad
el amor a Dios. Propiedad que nadie no las puede arrebatar, podemos estar
tranquilos y seguros de que nada ni nadie nos puede quitar nada.
El que dice que ama a Dios y teme, es
porque su amor no es amor puro, tiene y ama las adherencias o apegos de nuestro
ego, este amor no es amor seguro y cierto, de aquí podemos adjudicarnos el
dicho
según
san Mateo 6: 24 “ no se puede servir a dos señores a la vez ....”,
cuando se ve peligrar una posesión terrena que a su vez es temporal, dejamos a
un lado ese “amor a Dios” que es una posesión eterna por adquirir o conservar
un “bien material”.
El que tiene como única posesión el amor
a Dios, sin poseer nada lo tiene todo, vive en el reino de los cielos y posee
la paz, (san Juan 14: 27 La paz os dejo, mi paz os
doy. No como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo.)
Ahora que cada
cual saque sus propias conclusiones, cuando en mis actos o acciones esta Cristo
presente, a nada ni a nadie e de temer.
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