Hijos
del amor divino
22-12-2014
Ayer fue el cuarto domingo de adviento; quedé algo apenado por no haber podido asistir a misa y comulgar, no obstante
participe a través de la tv, pero por mi mente pasó una cierta sensación de
pena por no haber podido comulgar ya que lo esperaba, pero el párroco me
prometió que hoy vendría, así que esa es mi alegría hoy.
Porque, el Señor es mi pastor, el sabe
por donde y hacia donde me lleva, toda mis esperanzas las tengo puestas en El,
aunque todo se caiga, mi seguridad esta firme como una roca, El es mi escudo,
mi luz y mis esperanzas, aunque todo parezca que no hay salida, el es la
Puerta.
Todo esto lo digo para reforzar mi
entrega a Tu voluntad, se que mis imperfecciones son muchas y mi debilidad es
extrema pero, si no fuese por Ti adonde iría yo, por eso digo que Tu me guías y
me sostiene y, ademas Te digo, Señor, si no tiene bastante aún me quedan
resistencias para admitir de buen grado todo lo que quieras de mi, no te lo
digo por presuntuoso ni por soberbio, te lo digo porque confió en Ti, ya sabes,
mi disposición es porque se que tu eres mi sostén, por eso confió en Ti, se que
cuanto más me cargues, más te toca a Ti darme fuelle, para que queme mis impurezas
y debilidades que no son pocas.
Gracias Señor porque en el adviento
pasado me diste un gran regalo al ver y oír lo que no está escrito, con ello he
tenido tema para todo un año, en ocasiones he deseado poderlo repetir este año pero, al
final me has hecho ver que no es bueno para mi ego, por tanto, también te doy
las gracias. Este año bien me has regalado, yo te lo he aceptado de buen grado,
he perdido el poder seguir ayudando a los internos del Centro de Terapia de personas drogodependientes (cosa que me encantaba realizar), he tenido un cólico
nefrítico en el riñón derecho y la tromboflebitis en la pierna izquierda. Mas o
menos, todo esto ha ocurrido en unas cuatro semanas, si te parece poco yo no lo
se, pero si estoy satisfecho tanto en la cantidad como en la calidad, por tanto
Señor, el mérito no es mío sino de quien me sustenta.
Nuestra actitud ha de ser de acción de
gracias permanentemente por todo lo que nos das y por lo que nos quitas, para
que tu Espíritu permanezca en nosotros y nosotros en El durante todo este año
litúrgico que nos espera, así, iremos renovando año tras años nuestros deseos y
promesas hasta que la vida emprenda al no retorno, mientras tanto, celebremos
alegremente durante estos días la renovación del paso de la muerte a la vida;
ahora, con los villancicos glorifiquemos al Padre alabando al niño que desde el
árbol venció a la muerte para darnos la vida y poder ser llamados como El,
hijos del Amor Divino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario