jueves, 26 de febrero de 2015

CONVERSION


Conversión
25-02-2015

En estos días, todas las lecturas de la liturgia rondan en torno a la “conversión”, para que sea real y efectiva hemos de subirnos en los carro del ayuno, del arrepentimiento y de la penitencia.

Jesús nos pide continuamente la conversión, desde mi punto de vista no ha de ser entendida como antaño se hacia, todo ha cambiado mucho y seguirá cambiando, nosotros hemos de adaptarnos conforme a los nuevos tiempos.

Nuestra “conversión” debe de comenzar por escuchar y prestar atención a la Palabra de Dios, el oír no es suficiente, “escuchar” es empaparte bien de lo que estas oyendo, es mirar atentamente a los ojos de quien reclama tu atención, es, sentir palpitar tu corazón, es dar vida dentro de ti a esas palabras que te emocionan y te llenan de energías para que queden grabadas en tu mente, es como la semilla que al sembrarla cae en tierra labrada.

Conversión es, aferrarnos a la nueva vida que nos inyecta la Palabra de Dios, viviéndola con y desde el amor, es dejarnos llenar de Cristo mediante la acción silenciosa del Espíritu Santo para que unidos al Hijo glorifiquemos al Padre Eterno. Es, abrazarnos con amor  nuestra cruz de cada día y seguir los pasos del Maestro.

Conversión es, amar a Dios sobre todas las cosas y amándolo también en todos cuanto ha creado pues, en ellas se reflejan su poder, saber y su gloria, porque Él llena e impregna todo cuanto existe.

Para que la nueva vida que nos transmite la Palabra de Dios tenga cabida y arraigo en nuestra vida, hemos de poner “filtros” a nuestros cinco sentidos. La vida que adquirimos por la Palabra afecta primordialmente a nuestra vida espiritual, esta nueva vida enraizada a su vez realiza cambios muy positivos en el quehacer de cada día.

Conforme el espíritu de Dios toma cuerpo en nuestra alma, esta fuerza transformadora hace cambios, nos llenamos de Dios y, nuestro ego queda aparentemente expulsado o relegado sin opción alguna; ojo a esta apariencia del ego, no quiero decir que haya desaparecido por completo, siempre quedan restos o raíces a los cuales no se les deben de dejar olvidados.

Nuestros sentidos son las puertas por donde penetran todo alimento que nutre nuestro ser, hemos de saber que todo alimento no es apto para un buen desarrollo tanto material como espiritual. Para evitar intoxicaciones hemos de utilizar los filtros adecuados.

El método mas efectivo y usado desde tiempo inmemorial es el “filtro del ayuno o abstinencia”, es aconsejable usarlo de forma equilibrada y justa, si es en exceso puede perjudica al cuerpo al cual tenemos el deber de cuidar; la acción de ayunar debe de llevar implícito el propósito del arrepentimiento o rectificación.

Hay que “ayunar” para desintoxicarnos de todas los excesos que cometemos cada día, no solo en el comer y beber, existen otras muchas intoxicaciones como algunos de estos ejemplos que afectan a:
Vista y oído – Hemos de seguir restringiendo todo lo referente a cuanto se ve y se oye en la vida diaria que afecta a la moral cristiana o que pertenezca a la ley natural, aparte de lo tradicional se ha de prestar una atención especial a todo tipo de medios audiovisuales incluida la Tv y la radio, más las consolas y todo tipo de maquinitas de juegos que crean adición incluidos los móviles, todos los existentes en el mercado para adultos y niños, no todo lo que se ve y se oye por estos medios es sano para la salud mental y espiritual. Por eso hay que aplicar el filtro de la abstención en relación al tiempo de su uso y de su contenido.

Esto no es un tratado de conducta ni una regla de moralidad, esto es una breve mirada sobre lo que nos acecha hoy día y las dificultades para no caer en las redes que apresan y ahogan a la humanidad; para poder recuperar nuestra libertad en el más amplio sentido de la palabra y ser uno mismo, tenemos que desintoxicarnos de todo aquello que nos esclaviza.

Comenzaremos por enumerar algunos de los beneficios que recibiremos por practicar selectivamente el ayuno o la abstinencia de los sentidos:
Primero, nos liberará del estado de embriaguez al cual nos tienen sometidos los poderes y los deseos mundanos.
Segundo, nos clarificará la mente y así podremos pensar y actuar con plena libertad.
Tercero, seremos hombres libres y en aptitud plena de acoger la semilla sembrada en tierra preparada para la simienza de la Palabra de Dios.
Cuarto, ser llamados hijos del Altísimo1, por razón de nuestros esfuerzos y apoyado por la gracia de Dios.

1 Juan 1,12-13 
12 Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, nota  
13 los cuales nacieron no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de varón, sino de Dios


nota [Cuando recibimos la Luz y la Palabra en nuestros corazones  como Jesús hablándole y revelándole las cosas de Dios, nosotros lo habremos recibido y nos habremos identificados como Jesús."]


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