Los ángeles con las siete postreras plagas
APOCALIPSIS, CAPÍTULO 15
15:1 Vi
en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete
plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
Lo que Juan
estaba viendo en el cielo es otra señal, grande y admirable. Antes de que Dios
derrame el esplendor de su juicio sobre este mundo incrédulo, Dios es alabado
en gran manera.
15:2 Vi
también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado
la victoria sobre la bestia y su imagen,
y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las
arpas de Dios.
El mar de
vidrio mezclado de fuego, significa una multitud (como un mar) cargada de pecados (fuego) que esperan ser
juzgada, y Juan añade: Y vi a los que habían alcanzado la victoria (a los vencedores, a los justos) sobre la
bestia (Satanás) y su imagen (los que le adoran), Juan continua: En
pie (los vencedores) sobre el mar de
vidrio, (sobre los impíos) con arpas
de Dios (alabando al Todopoderoso junto
al Cordero).
15:3 Y cantan el cántico
de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y
maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
Son los
vencedores los que cantan; son los mártires de la tribulación; son aquellos que
perdieron la vida durante la tribulación, porque se resistieron hasta la muerte
a adorar al anticristo y a su imagen y a recibir el 666, la marca y el número
del nombre del anticristo.
El anticristo
y su aparato represivo pensaban que habían derrotado a los seguidores de Cristo
cuando los mataron. Pero para Dios, los que murieron por seguir a Cristo son
vencedores. Se cumple la palabra de Dios cuando en Mateo 10:39 dice: “y el que pierde su vida por causa
de mí, la hallará” Mirad, además que Dios ha escogido a los que más han
sufrido para que formen este coro especial de alabanza, en momentos tan
cruciales. ¿No será porque el sufrimiento que soportaron en la tierra fue la
escuela para perfeccionar la alabanza?
15:4 ¿Quién
no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las
naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
Continúan el coro de los vencedores tocando las arpas y cantando alabanzas a Dios, Juan dice
que estos son los canticos de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero.
15:5 Después
de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del
tabernáculo del testimonio;
Juan ve y
anota: y he aquí que fue abierto en el cielo el Templo del Tabernáculo del
Testimonio. Esto es otra manera de decir, se abrió el cielo y se manifestó el
lugar Santísimo, el Templo del cielo, donde está el Glorioso Trono de Dios.
15:6 y
del templo salieron los
siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y
resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho
con cintos de oro.
Los siete
ángeles estaban vestidos de lino limpio y resplandeciente. Esto significa que
lo que van a hacer procede de justicia santidad y pureza. Además estaban
ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Esto denota la realeza, gloria y
esplendor de los ángeles que están por ejecutar la voluntad de Dios en juicio
sobre la tierra.
15:7 Y
uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro,
llenas de la ira de
Dios, que vive por los siglos de los siglos.
Uno de los
cuatro seres vivientes que están alrededor del trono de Dios se acerca a estos
siete ángeles y les da siete copas de oro. Estas copas eran similares a las que
se usaban en el templo para diversos rituales establecidos en la ley de Moisés.
En realidad son tazones de modo que su contenido pueda verterse
instantáneamente hasta la última gota.
15:8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su
poder; y nadie podía
entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los
siete ángeles.
Pero antes de derramar su ira en el mundo, Dios
en su gracia ofrece perdón a todo aquel que quiera ser perdonado. Llegado a
este punto, el humo que es el vapor del tormento de los que llevan el sello de
la bestia llenará el templo. Ya no hay vuelta atrás. Desde este momento,
absolutamente nadie podía interrumpir el curso de acción de lo que estaba por
suceder, por eso nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido
las siete plagas de los siete ángeles. Así de severo será Dios con el mundo al
final de la tribulación.
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