miércoles, 8 de julio de 2015

Capítulo 15 Los ángeles con las siete postreras plagas

Los ángeles con las siete postreras plagas

 APOCALIPSIS, CAPÍTULO 15

15:1 Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
Lo que Juan estaba viendo en el cielo es otra señal, grande y admirable. Antes de que Dios derrame el esplendor de su juicio sobre este mundo incrédulo, Dios es alabado en gran manera.
15:2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
El mar de vidrio mezclado de fuego, significa una multitud (como un mar) cargada de pecados (fuego)  que esperan ser juzgada, y Juan añade: Y vi a los que habían alcanzado la victoria (a los vencedores, a los justos) sobre la bestia (Satanás) y su imagen (los que le adoran), Juan continua: En pie (los vencedores) sobre el mar de vidrio, (sobre los impíos) con arpas de Dios (alabando al Todopoderoso junto al Cordero).
15:3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
Son los vencedores los que cantan; son los mártires de la tribulación; son aquellos que perdieron la vida durante la tribulación, porque se resistieron hasta la muerte a adorar al anticristo y a su imagen y a recibir el 666, la marca y el número del nombre del anticristo.
El anticristo y su aparato represivo pensaban que habían derrotado a los seguidores de Cristo cuando los mataron. Pero para Dios, los que murieron por seguir a Cristo son vencedores. Se cumple la palabra de Dios cuando en Mateo 10:39 dice: “y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” Mirad, además que Dios ha escogido a los que más han sufrido para que formen este coro especial de alabanza, en momentos tan cruciales. ¿No será porque el sufrimiento que soportaron en la tierra fue la escuela para perfeccionar la alabanza?
15:4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

Continúan el coro de los vencedores tocando las arpas y cantando alabanzas a Dios, Juan dice que estos son los canticos de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero.

15:5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;
Juan ve y anota: y he aquí que fue abierto en el cielo el Templo del Tabernáculo del Testimonio. Esto es otra manera de decir, se abrió el cielo y se manifestó el lugar Santísimo, el Templo del cielo, donde está el Glorioso Trono de Dios.
15:6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
Los siete ángeles estaban vestidos de lino limpio y resplandeciente. Esto significa que lo que van a hacer procede de justicia santidad y pureza. Además estaban ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Esto denota la realeza, gloria y esplendor de los ángeles que están por ejecutar la voluntad de Dios en juicio sobre la tierra.
15:7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
Uno de los cuatro seres vivientes que están alrededor del trono de Dios se acerca a estos siete ángeles y les da siete copas de oro. Estas copas eran similares a las que se usaban en el templo para diversos rituales establecidos en la ley de Moisés. En realidad son tazones de modo que su contenido pueda verterse instantáneamente hasta la última gota.
15:8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

Pero antes de derramar su ira en el mundo, Dios en su gracia ofrece perdón a todo aquel que quiera ser perdonado. Llegado a este punto, el humo que es el vapor del tormento de los que llevan el sello de la bestia llenará el templo. Ya no hay vuelta atrás. Desde este momento, absolutamente nadie podía interrumpir el curso de acción de lo que estaba por suceder, por eso nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles. Así de severo será Dios con el mundo al final de la tribulación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario